"Siempre hemos utilizado el agua de pozo para regar el jardín y para llenar la piscina, el estanque y para la lavadora. Todo empezó hace un año, cuando noté que la ropa que sacaba limpia olía mal, a gasolina. Luego se nos murieron algunos peces del estanque. Los que sobrevivieron salían de agua, como si se escapasen. No lo habíamos visto nunca. Era muy extraño". Son palabras de Joan Carreras y de su mujer Montserrat Grau, vecinos de Santa Perpètua de Mogoda (Vallès Occidental).
Comentarios
"el alcance y magnitud de la afección de las aguas subterráneas han superado con creces la estimación inicial de BP"
lo que de toda la vida se ha dicho "escurrir el bulto", vamos.