Hace 12 años | Por --80001-- a e-ciencia.com
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Una noche del verano de 1492, de camino al ‘Nuevo Mundo’, Cristóbal Colón fue testigo de una erupción en el archipiélago canario, cuya identificación, cinco siglos después, sigue intrigando a la comunidad científica. Mientras navegaban entre La Gomera y Gran Canaria, el almirante y su tripulación divisaron en la isla de Tenerife «tanto fuego del pico de la sierra que (…) es una de las altas que se saben del mundo, que fue causa de gran maravilla», según dejó escrito en sus Diarios de a bordo.