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¿No parece un poco tendencioso el titular/artículo? Ahora va a resultar que el hasta mismísimo Big-Bang fue la primera 'Gay Parade'. Venga, vamos...

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G.K. Chesterton: famosísimo periodista, novelista, poeta y crítico literario (1874-1935) es una figura única y genial en la literatura inglesa y uno de los autores modernos más frecuentemente citados. Autor de las novelas del Padre Brown, Ortodoxia (escrito muchos años antes de convertirse), etc. De él dijo su gran amigo Bernard Shaw: "un genio colosal", y el Times Literary S. "Ha llegado la hora, medio siglo después de su muerte, para hacer una limpieza chestertoniana. Su perspicacia crítica era muy aguda, su campo de acción universal, su vigor invencible. El premio nobel T.S. Eliott quedó maravillado con su libro sobre Dickens. Su obra sobre Tomás de Aquino fue lo mejor que se ha escrito sobre el tema. Su periodismo ejerció una atracción magnética mucho más poderosa que lo que de cualquier columnista o presentador de televisión podría esperarse hoy día.

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#2 El breve artículo no es una 'argumentación' que trate de demostrar algo. Simplemente da cuenta de una curiosa, pero real, anécdota, narra algo que ha sucedido. Ahora, si Vd. ve argumentación con tintes demostrativos en el artículo, quizá se pueda estar refiriendo (si no es así corríjame, por favor) al hecho de que dicho artículo intenta convencer de que algunos de los tres que estaban navegando por una página porno y ha acabado fortuitamente en este blog católico pudiera haberse visto 'removido' moralmente (no hablo de 'conversión'), tal posibilidad no es descartable al cien por cien; bueno, aunque en un principio el objetivo del artículo no es dar a entender que todo el que lee un blog católico se convierte, la admisión de tal 'casualidad' no es desdeñable. ¿Cuánta gente no se ha convertido a Dios por un simple hecho aparentemente fortuito y, al parecer, sin importancia? Salvando las distancias, pienso en la conversión de Ignacio de Loyola sólo por leer vidas de santos en un momento de convalecencia en el que no disponía de otro tipo de libros (las monjas que le cuidaban no tenían libros de caballería, que eran los que él deseaba leer con avidez); o la conversión ya famosa de un Paul Claudel o de un Giovanni Papini... o la conversión de aquel a quien todos tenían por loco sólo por oír una homilía de san Juan de Ávila. Hemos de admitir, al menos como posibilidad real, que nunca sabemos cuándo Dios nos va a tocar el corazón endurecido. Concédame, como poco, que eso podría ser así.
Simplemente se trata, en este blog, de continuar la tarea evangelizadora de la Iglesia. Ante la objeción de ciertas corrientes de pensamiento que consideran que evangelizar es “imponer” y por tanto “una violación de la libertad religiosa”, el Papa Benedicto XVI, el pasado lunes 4 de octubre, respondió con una cita de la Evangelii nuntiandi de Pablo VI, recordando qué entiende la Iglesia por evangelización:

“Proponer a la conciencia la verdad evangélica y la salvación ofrecida por Jesucristo, con plena claridad y con absoluto respeto hacia las opciones libres que luego pueda hacer —sin coacciones, solicitaciones menos rectas o estímulos indebidos— , lejos de ser un atentado contra la libertad religiosa, es un homenaje a esta libertad, a la cual se ofrece la elección de un camino que incluso los no creyentes juzgan noble y exaltante”.

Además, recalcó, los no creyentes tienen “derecho” de recibir “a través de los cristianos el anuncio de la Buena Nueva de la salvación”.

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La anécdota es completamente cierta y está constatada. Gracias al contador de visitas instalado en el blog en cuestión, pude ver cómo habían llegado desde dos sitios porno a mi blog de Teología católica. Supongo que la sorpresa de los otros tuvo que ser mayúscula.

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Bueno, bueno. Yo, como apenas duermo desde hace un tiempo, tengo siempre una botella de agua junto a la cabecera (1.5 litros). Y llego a beberla entera... No sé si bebo porque no duermo o no duermo porque bebo.

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Para que luego los proabortistas, promoviendo el crimen nefando, digan que no pasa nada durante ese tiempo, tan vital para el niño como para la madre.