#54 Evidentemente no me refiero a este caso, simplemente compruebo tu nivel de hipocresía. Pues anda que no ha habido eventos reventados por la extrema izquierda y encima los vitoreáis.
#42 Y por las selfies y por el Instagram y el Tik Tok, y por los programas de televisión. Por las visitas a las calitas de moda, por el crucero pagado por otros.
#16 Los hijos de puta violentos en las universidades que no dejan dar charlas que sí estaban aprovadas y organizadas en la universidad, o los hijos de puta que iban a reventr mínitines en su barrio o en su pueblo porque "vienen a provocar", son exactamente igyal que los hijos de puta que dicen "es que ella iba provocando con esa minifalda". Seres hijos de puta los que lo hacen y los que lo justifican. Ésta es la moral de cierta gente que se cree superior moralmente.
#8 Pues aunque lo digas con retranca sarcástica en un intento de joder, lo que dices es 100% cierto. Los que se arruinaron estaban con posiciones largas a futuro, no con spot.
#148 Para que la leas por primera vez en tu vida y no hagas más el ridículo:
Menos conocida es la paradoja de tolerancia: La tolerancia ilimitada debe conducir a la desaparición de la tolerancia. Si extendemos la tolerancia ilimitada aun a aquellos que son intolerantes; si no nos hallamos preparados para defender una sociedad tolerante contra las tropelías de los intolerantes, el resultado será la destrucción de los tolerantes y, junto como ellos, de la tolerancia. Con este planteamiento no queremos significar, por ejemplo, que siempre debamos impedir la expresión de concepciones filosóficas intolerantes; mientras podamos contrarrestarlas mediante argumentos racionales y mantenerlas en jaque ante la opinión pública, su prohibición sería, por cierto, poco prudente. Pero debemos reclamar el derecho de prohibirlas, si es necesario por la fuerza, pues bien puede suceder que no estén destinadas a imponérsenos en el plano de los argumentos racionales, sino que, por el contrario, comiencen por acusar a todo razonamiento; así, pueden prohibir a sus adeptos, por ejemplo, que prestan oídos a los razonamientos racionales, acusándolos de engañosos, y que les enseñan a responder a los argumentos mediante el uso de los puños o las armas. Deberemos reclamar entonces, en nombre de la tolerancia, el derecho a no tolerar a los intolerantes. Deberemos exigir que todo movimiento que predique la intolerancia quede al margen de la ley y que se considere criminal cualquier incitación a la intolerancia y a la persecución, de la misma manera que en el caso de la incitación al homicidio, al secuestro o al tráfico de esclavos.
Tenemos por tanto que reclamar, en el nombre de tolerancia, el derecho a no tolerar la intolerancia.
Karl Popper[2]