El caso Arcuri sigue demostrando el doble rasero de la justicia española: mientras la madre lloriquea en los medios, los tribunales italianos confirman que el niño quiere vivir con su padre. Qué casualidad que la progresía española se rasgue las vestiduras por este caso, ignorando que los jueces europeos llevan años dando la razón al padre. Pero claro, cuando la ideología choca con los hechos, los hechos sobran. España, el país donde la justicia se convierte en arma arrojadiza según convenga al relato. Vergüenza de manipulación mediática.
Nadie habla de que parte de la culpa las tienen las inversiones en criptomonedas y los productos basura financieros. Si se invirtiese más en bienes de producción tangibles y en emprendimiento con carácter social e innovación, no estaríamos como estamos. Pero aquí cada perro (nunca mejor dicho) se lame su cipote.