Que los corruptos, o corrompidos si se prefiere el término, sean los que aprueben nuevos reglamentos anti corrupción es muy poco serio. Si se quiere atajar este tema lo tienen que hacer otras personas.
#7 seguramente estos días tendrá tiempo para pensar. Como él está en la cárcel, mientras otros disfrutan de su libertad e incluso de sus sueldazos como diputados.
#5 Eso funcionaría así si el sistema estuviera en equilibrio. Pero tiene un déficit de unos 1000 millones € semanales. En el pago de ese déficit los régimenes forales aportan 0 €.
Primero, el cupo vasco y la aportación navarra deben incluir el porcentaje del presupuesto de la Seguridad Social que se financia con impuestos o deuda pública (que, al final, son impuestos futuros). Cuando se diseñaron estos regímenes fiscales durante la Transición, las cotizaciones sociales bastaban para cubrir los gastos del sistema, pero hoy ya no es así. En 2024, el Estado transfirió 54.005 millones de euros a la Seguridad Social (cifras provisionales), un dinero que sale de los impuestos de todos los españoles que no tributan a las haciendas forales. Mientras tanto, los contribuyentes vascos y navarros no aportan ni un solo euro a ese esfuerzo. Este privilegio territorial no solo es injusto, sino que genera incentivos perversos. Actualmente, los diputados del País Vasco y Navarra pueden votar subidas de pensiones que benefician a sus propios pensionistas sin que sus territorios contribuyan a financiarlas, ya que el sistema está en déficit incluso antes de esas subidas. Para corregir esta anomalía, habría que calcular con precisión qué parte del déficit corresponde a competencias no transferidas (ya que el País Vasco gestiona algunas prestaciones sociales que otras regiones no), pero en términos generales, el País Vasco debería empezar a pagar unos 3.000 millones de euros y Navarra unos 900 millones.
Que las empresas españolas sean tan pequeñas comparadas a otros países desarrollados es un gran problema. Son menos productivas, resistentes e innovadoras. Crean menos empleo y de peor calidad. Uno de los problemas para crecer es la "maldición del empleado 50" que dispara la carga burocrática. Es una política acertada para favorecer el crecimiento.