Yo vivo en Sevilla y trabajo en Sevilla Este. Y estoy hasta las narices de tanta promoción internacional de Sevilla. Siguen con el mantra de que todos estos eventos redundarán en beficios para la ciudad pero deben entender la ciudad por los hoteleros y hosteleros porque a mí no me beneficia. Pero es que genera empleo blablabla... empleo de pésima calidad, sin estabilidad, sin jornadas completas ni continuas, con apenas salario mínimo y con un montón de dinero negro circulando siempre al bolsillo de los mismos.
Estoy hasta las narices de ver mi ciudad convertida en un parque temático, el casco histórico intránsitable, la plaza de España destrozada con los conciertos (que por cierto ni siquiera pagan impuestos por ocupación de vía pública porque se declaran de interés cultural o algo así), turismo de despedidas de solter@s a mansalva y un largo y triste etcétera. Y mis impuestos resuta que van para hacer tranvías que paren en la puerta del corte inglés y buses ultrarrápidos que van de la estación de Santa Justa a Fibes. Como siempre, para el turismo y para las grandes superficies.
Y mientras tanto eliminando carriles bici y dejando de la mano de dios los barrios periféricos. En una de las ciudades más calurosas de España cada vez tenemos menos árboles porque se los cargan con las obras o simplemente los dejan morir y ni si quiera se dignan a poner toldos en los puentes o una red medio decente de fuentes públicas, no vaya a ser que no entres al burger king a comprarte una botellita de agua por 2,50 €
Sé que seguimos la estela de otras ciudades y lugares que el turismo ha destrozado hasta el punto de que apenas hay vecinos, todos son airbnbs y starbucks. Pero coño, Sevilla es mi ciudad y me duele. Y me jode que el alcalde refleje tanta insensibilidad. Ya sabemos del pie que cojea pero por lo menos que disimule un poco.
Pues a mi me parece magnífico que siga existiendo el Menú del Día. En muchos casos son la fórmula más sana para comer fuera y en lugar de enchufarte una hamburguesa, patatas fritas, refresco y helado por 12 euros, por 9 te zampas un primero ligerito, un segundo algo más contundente, bebida, postre y en muchos sitios hasta el café o té.
También hay sitios y sitios. Por donde vivo hay una señora que tiene más años que un bosque que lleva abriendo día si y día también un bar diminuto, y todos los días hace una olla de algo: cocido, puchero, papas guisadas, papas con chocos, papas con carne, pisto, guisantes con jamón, albóndigas, arroz...... Te tienes que dar bofetadas con el de al lado para entrar. También tiene frituras y otros platos, pero la gente se echa al menú de 7 euros y comes como un rey. De momento está resistiendo el COVID porque pone raciones para llevar y para quienes no dominamos el arte de la comida casera, es una bendición.
PD: Si sois/estáis en Sevilla, es el "Kiko de la Chari". Fácil de encontrar.
Estoy hasta las narices de ver mi ciudad convertida en un parque temático, el casco histórico intránsitable, la plaza de España destrozada con los conciertos (que por cierto ni siquiera pagan impuestos por ocupación de vía pública porque se declaran de interés cultural o algo así), turismo de despedidas de solter@s a mansalva y un largo y triste etcétera. Y mis impuestos resuta que van para hacer tranvías que paren en la puerta del corte inglés y buses ultrarrápidos que van de la estación de Santa Justa a Fibes. Como siempre, para el turismo y para las grandes superficies.
Y mientras tanto eliminando carriles bici y dejando de la mano de dios los barrios periféricos. En una de las ciudades más calurosas de España cada vez tenemos menos árboles porque se los cargan con las obras o simplemente los dejan morir y ni si quiera se dignan a poner toldos en los puentes o una red medio decente de fuentes públicas, no vaya a ser que no entres al burger king a comprarte una botellita de agua por 2,50 €
Sé que seguimos la estela de otras ciudades y lugares que el turismo ha destrozado hasta el punto de que apenas hay vecinos, todos son airbnbs y starbucks. Pero coño, Sevilla es mi ciudad y me duele. Y me jode que el alcalde refleje tanta insensibilidad. Ya sabemos del pie que cojea pero por lo menos que disimule un poco.