En tiempos en que Chaves vivía, tiempos de mochila y aventuras.
Decidí cruzar parte de Venezuela en bus, desde Colombia hasta Brasil.
Muchos controles de policía, a cualquier hora y en cualquier momento. El paisaje hermoso. Las personas desconfiadas con el extranjero.
Al salir de Venezuela en un control policial de Santa Elena, cerca de la frontera, tres o cuatro policías venezolanos buscaron cómo sacarme plata. Que supongo que es lo que le pasaría al protagonista de la noticia. Te meten en una sala donde hay un escritorio e Inspeccionaron una mochila ya sucia y de bastante mala pinta. Las pertenencias, pobres y ajadas, una cámara de fotos electrónica, ya humilde para la época. Y revisaron él cuaderno de viaje minuciosamente. Paridas de juventud.
Mi preocupación era que el bus que me llevaba a Boavista se pudiera ir. Y no quería quedarme tirado en mitad de la nada. Bendita ingenuidad. Aún recuerdo que me preguntaron por dinero y señalé una vieja tarjeta de débito. Y los pocos billetes venezolanos Que aún conservaré en algún lugar.
Los cambistas de las fronteras me recordaban a esos niños de patios de colegio que en la mano llevaban un mazo gigantesco de cromos en busca de los últimos que les permitieran acabar su colección. Así era el fajo de billetes de esta gente.
Los policías de la frontera eran el estereotipo de polis gruesos con bigote. Bendita ingenuidad y estulticia la mía. No llevaba nada de lo que preocuparme pero podían haberme montado una gorda con tal de sacarme dinero. Estaba solo y sin testigos.
Después de 20 minutos de “interrogatorio “ un hombre me acerco en un coche a donde estaba el bus. No recuerdo si había pasado ya la frontera. Porque no recuerdo siquiera que nadie pusiera un sello de entrada en Brasil hasta que de Boavista bajara a Manaos. Aunque eso ya ni lo recuerdo y debiera buscar otro pasaporte perdido a saber dónde.
Al entrar en Brasil, me entristeció ver como naves industriales de empresas occidentales. Estaba entrando en el Amazonas.
Si se entiende en términos nacionales que un menor, siguiendo el interés superior del mismo con quien mejor va a estar es con su familia. En el caso de los menores marroquíes parece que ese interés superior del menor cambia por otra ley que dice que al cruzar la frontera el menor ya va a estar mejor institucionalizado.
En tiempos pasados en que no existía tecnología para conocer y llevar de manera ágil y segura a una persona a un lugar era defendible esa postura. ¿Hoy?
#2 No creo que la migración sea un problema. Pero hay que bajar al barro y argumentar de otra manera.
Hay una serie de delitos de hurto y robo con violencia que en determinados lugares dudo que hayan bajado.
Hay en la calle una ocupación de un espacio. Que genera cierta extrañeza aunque sea por los vecinos autóctonos.
Crear políticas que sirvan para integrar y no excluir o crear guettos es política social, educativa, económica y sanitaria.
Y en cierta medida hay que pensar cuantas personas de origen extranjero puedes acoger. Sin perder la peculiaridad intrínseca de ser tú mismo o de vivir como tú lo deseabas. Porque aunque suene triste y duro si hay un límite.
#4 Porque Marruecos te sirve de barrera/policia externo para la migración subsahariana.
Es como un erasmus. Con una contrapartida oculta (te envían a los últimos emigrantes, que suelen ser los que menos recursos tienen).
Y el problema con estos menores es que uno de diez si lo es, el resto es otra aceptación de ese acuerdo oculto. La mayoría de pasaportes, partidas de nacimiento africanas valen lo mismo que los títulos que yo me pueda sacar con mi impresora. ¿Por qué se acepta este juego?
No hay método científico/médico que te diga con un rango de más menos 1 año la edad biológica de un ser vivo. Ni radiografía, ni desarrollo de órganos sexuales. Así que todo es posible.
#28 Y de esos tenemos a muchos de los que realmente mandan. Sean por estar podridos de dinero o sean porque están en política amasando su pequeños imperios en empresas paralelas.
¿Hasta cuándo vamos a creernos el dinero y bienes que dicen tener los políticos? O tan mal gestores son de sus ingresos o nos toman por gilipollas.
Pregunto cómo los tratamos. Los encerramos juntos en la cárcel, los tiramos al mar, o comprendemos que hay algo en ese grupo de personas que no funciona bien. Los que usan la violencia será porque algo en esas mentes funciona de manera paleolítica.
#28 Los putos nazis tienen un problema de salud mental.
Bien por un desarrollo en que hubiese un problema o bien por componentes neuronales desajustados. Y ahí puedes encontrarte desde el tonto hasta el psicópata.
Y si, necesitan ayuda. O los tiramos al mar. Pero tienen un problema. Y nos lo hacen tener a todos y de alguna manera hay que atajarlo.
#11 Y esos tontos muy bien de salud mental no deben estar.
Bien por falta de intelecto, o bien por excesiva maldad. Pero esto sería la explicación de un comportamiento puntual. La falta de salud mental es un indicativo de todo un proceso.
Acá el PP fue un compendio de fascistas y eso llamado en Europa democristianos.
Los del partido vomitivo son tan tontos e inútiles que teniendo todo el viento a favor (dinero, poder, y rechazo a lo clásico) no sé yo si tocarán poder real.
Europa se va a la mierda. Los enemigos de Europa han ganado. Otra derrota más.
¿Se necesitan leyes para defender a las víctimas de estos idiotas?
La respuesta sensata es no.
Los violentos son subseres que ejercen violencia porque no tienen la capacidad de entender el mundo y a los otros…
Necesitan atención psicológica y programas de atención educativa-psicosocial. Y con suerte estarán curados… o no.
#13 La sociedad es machista, es una de esas desigualdades que existen y contra la que hay que luchar.
Definir violencia machista es la perfecta distracción para acabar con esa desigualdad. Es inventarse un enemigo imaginario. Lo puedes vencer cuando quieras y perder cuando quieras. Pero evita solucionar algo como la DESIGUALDAD, real, tangible y más áspero de afrontar.
Desigual es que tu madre por ser mujer te mande a retirar la mesa y no a tu hermano. Desigual es que por ser hombre accedes a un trabajo y no tú como mujer. Desigual es que la mujer con poder va a ser doblemente expuesta que un hombre.