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En pocas palabras, parece que el ciclo de impagos comienza a levantar la cabeza. La positiva evolución de 2014 y 2015 ha comenzado a torcerse, viendo los datos del último trimestre, que marcan ya un cambio de tendencia claro.
Los efectos de la burbuja inmobiliaria resuenan en nuestros días. La ola de quiebras y desahucios que produjo el pinchazo dejó a muchas familias en el más absoluto y lamentable desamparo. La crisis no era crisis (alguno habló de mera desaceleración) hasta que llegó con toda su crudeza. En el caso de este post, afortunadamente, y aunque sea con un retraso de diez años, los compradores consiguieron recuperar el dinero que invirtieron en una vivienda que nunca recibieron. Lástima que no todos puedan decir lo mismo.
En los últimos años, la mediación ha cobrado una importancia creciente como instrumento complementario de la Administración de Justicia. Según el último CIS (diciembre 2015), un ochenta por ciento de los encuestados manifestó estar de acuerdo o muy de acuerdo con la idea de que “las decisiones de los tribunales son tan lentas, que vale más evitar meterse en pleitos legales”. Y un cincuenta y seis por ciento dijo que a los jueces les faltan medios (personal, instalaciones, etcétera) para desarrollar su labor.
En pocas palabras, parece que el ciclo de impagos comienza a levantar la cabeza. La positiva evolución de 2014 y 2015 ha comenzado a torcerse, viendo los datos del último trimestre, que marcan ya un cambio de tendencia claro.
Los efectos de la burbuja inmobiliaria resuenan en nuestros días. La ola de quiebras y desahucios que produjo el pinchazo dejó a muchas familias en el más absoluto y lamentable desamparo. La crisis no era crisis (alguno habló de mera desaceleración) hasta que llegó con toda su crudeza. En el caso de este post, afortunadamente, y aunque sea con un retraso de diez años, los compradores consiguieron recuperar el dinero que invirtieron en una vivienda que nunca recibieron. Lástima que no todos puedan decir lo mismo.
En los últimos años, la mediación ha cobrado una importancia creciente como instrumento complementario de la Administración de Justicia. Según el último CIS (diciembre 2015), un ochenta por ciento de los encuestados manifestó estar de acuerdo o muy de acuerdo con la idea de que “las decisiones de los tribunales son tan lentas, que vale más evitar meterse en pleitos legales”. Y un cincuenta y seis por ciento dijo que a los jueces les faltan medios (personal, instalaciones, etcétera) para desarrollar su labor.