Es una opinión que debe discutirse políticamente, pero debería añadir lo que piensa de dedicar dinero público a la copa América, F1, moto GP...
Que lo diga todo en la misma frase.
Es un tema tabú. Busco en google y solo encuentro referencias a impedir el suicidio. El ensayo del artículo no lo encuentro en ningúno de mis piratas habituales.
Por si no se puede acceder, lo copio
¿Encuentras un trabajo que ames y no trabajas jamás?
¡Ojalá fuera verdad! Detrás del amor al trabajo hay una estafa.
¿Cómo nos han vendido que trabajar es realizarse?
A los niños les preguntamos qué quieren ser de mayores, y no nos referimos a si quieren ser buenas personas sino qué trabajo quieren hacer; y esa presión se va haciendo más intensa a medida que crecemos.
¿El trabajo en sí mismo debe proporcionarnos plenitud, placer y sentido?
Yo empecé a reflexionar sobre esto cuando conseguí el trabajo de mis sueños: ser periodista, después de años de trabajar de camarera, dependienta y profesora. Por fin podía ejercer el periodismo, ¡ahora sería feliz!
¿Y?
Pues no, estoy agotada y sigo sin un duro. Como periodista especializada en el mundo laboral empecé a hablar con muchísima gente que tenían una historia parecida a la mía: “Conseguí el trabajo de mis sueños y todo sigue siendo una mierda”.
¿Es lo que hay?
Sí, trabajar a destajo y “si no te gusta tengo a 200 personas en la puerta que matarían por tu trabajo”. Esa expectativa es una forma de presión, y no algo que nos nazca de forma orgánica.
¿Quién nos ha contado este cuento?
En los años 80 del siglo pasado se empezó a escribir sobre la adicción al trabajo como una enfermedad, de manera que no hace tanto tiempo que pensábamos que trabajar tantísimas horas era un problema.
¿Qué pasó?
El mito del artista devoto y hambriento ha pasado a los becarios no remunerados, a los escritores, a los músicos, los académicos precarizados, los programadores informáticos e incluso a los atletas profesionales.
Esa idea de que lo hacemos porque nos encanta.
Sí, y nos creemos especiales. Lo que ha pasado es que los tipos de trabajos en los que no había ninguna expectativa de que nos gustaran, como trabajar en una fábrica, formaban una parte mucho mayor de la economía.
La revolución industrial nos llevó a las fábricas para ganarnos la vida.
Casi sin relación con este envio, me gustaría justificar el suicidio:
Si la vida es absurda, no lleva a ningún objetivo ni finalidad real, si da mas sufrimiento que placer, si no hay nadie que dependa de que sigas vivo, es aceptable y lógico optar por el suicidio.
(Yo no pienso en suicidarme, ahora)
Los nichos reutilizan mejor el espacio.