#1 #2 #3 Vamos a hacer una puntualización muy grande. Porque cuando se habla de contaminación y la gente lo reduce a un contaminante o a la emisiones de gases de efecto invernadero, directamente me muerdo las uñas. Ya que una cosa son las emisiones de CO2 que su efecto es sobre el cambio climático y otras cosas son la contaminación por residios, aguas residuales, contaminación atmosférica etc...
¿Por que lo digo? Porque Bangladesh y otros muchos países del mundo, tienen un problema muy gordo de residuos y otros problemas... En cambio no emiten apenas CO2 per capita, pero son países en los que la contaminación es brutal y no todo es debido a occidente.
Tanto es así, que la gran mayoría de los residuos plásticos que acaban en el mar son vertidos por ríos, y 9 de ellos en asia y 1 en Latinoamérica.
Gran parte de esos residuos son vertidos por fábricas, pero muchos otros son debidos a que directamente no existe gestión de residuos. Ya sea porque los gestores no los gestionan o porque los ciudadanos directamente los vierten como si fueran aguas residuales de "agua va" del siglo XVIII al existir una mezcla de pobreza y desconocimiento de la necesidad de su gestión.
Lo digo, para no sobre simplificar más el discurso o llegar a la conclusión de pobrecitos que no tienen la culpa de nada y es toda la culpa de occidente. Cuando, existen países pobres que gestionan mejor los residuos o lo intentan porque la población está concienciada o arta de tanta mierda. Y otros que tienen un pensamiento como en la Inglaterra victoriana.
Pues de forma anecdótica debo señalar que yo soy feminista desde mi juventud gracias a ella. El gimnasio en el que hacía judo cerró, y nos fuimos los que teníamos un poco de nivel una temporada al gimnasio en el que entrenaba nuestro profe, repleto de cinturones negros. En aquella época yo era cinturón marrón con 17 años de absoluta estupidez, y pesaba un poco más de 72 kilos (mi teoría era que es mejor ser el gordo de los pequeños que el pequeño de los gordos y estaba en -73 y me funcionaba en competición). Me pusieron a hacer combate con una pava a la que sacaba 20 centímetros de altura y mis buenos 15 o más kilos. En mi estupidez pensé que de qué me iba a meter aquella chavala, con mi altura, peso y tenencia de un par de cojones. Con toda mi estupidez (no sabía quién era) y un exceso de confianza totalmente inmerecido, me levantó a la primera por encima de ella y me fracturé la muñeca y me hice una fisura en la clavícula. Desde ahí no me he atrevido a pensar que sólo por tener dos cojones más que otra persona iba a ser mejor de lo que era en realidad