Ah, que eran judíos. De ahí tanta explicación y justificación de la compañía. Con cualquier otro grupo de niñatos malnacidos lo hubieran hecho debidamente sin tanto miramiento explicativo.
Pero con cierta estúpida ideología postmoderna imperante, cualquier cosa que dignifique la vida es un privilegio. Hasta la educación he oído tildarla de "privilegio". Y el problema es que, al otorgarle a ciertas cosas ese halo de una determinada exclusividad injusta, se desvía la atención, alejando a esas cosas de su naturaleza de derecho irrenunciable y exigible. Adormeciendo en la población la sensación de tener la legitimidad para luchar por ellas.
#4 Menos lobos. Lo de "He llegado al límite de la contradicción entre el personaje y la persona" lo escribió él de su propio puño y letra para justificar su dimisión. Él sabrá de lo que habla.