Pues...
Salgo de casa y a los veinte metros me cruzo con un chaval que trasportaba una lavadora en una carretilla. Estaba sudando la gota gorda.
Me he quedado pensando en lo que eso debía pesar y que tal vez fuera a mi finca. He pensado que igual le venía bien que le abriese la puerta, y se ahorraba el dejarla en el suelo y remontar.
Así que he decidido hacer la buena acción. Pero como pienso lento, pues ya le había sobre pasado.
Total, que me doy la vuelta, me acerco y le digo "Perdona..."
No me ha dado tiempo a más. El tío ha soltado un "AH!!!"
Del susto ha metido la rueda en una tapa con desnivel y casi se va al suelo.
Me he querido morir. Pero también me he acordado del chiste del taxista que antes trasportaba féretros y me ha salido una puta carcajada. Me he querido morir más.
En fin, que no iba a mi finca. Cuando me he ido estaba tratando de desatascar la lavadora del cepo fortuito.
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En 2008, recién acabada mi preparación como publicista y tras una entrevista de trabajo, recibí una llamada de SCPF (probablemente y por aquel entonces, una de las mejores por no decir la mejor agencia de España). La conversación con el director creativo fue maravillosa:expectativas profesionales, posibilidad de currar con Segarra, llevar la cuenta Vodafone...hasta que al final pregunté por el sueldo. Sin un ápice de vergüenza el jefazo me respondió que 280 euros/mes. Naturalmente, y dado que aún no me había mudado a Madrid, tuve que rechazar la oferta. Antes de colgar el teléfono, el director creativo se encargó de repetirme por activa y por pasiva que estaba perdiendo una de las oportunidades más grandes que iba a tener jamás. No le faltaba razón, al menos en lo profesional.
A lo que voy con todo esto es que detrás de lo de Jordi Cruz o Ángel León hay algo mucho más gordo que la precariedad de un puñado de aprendices de chef sin orgullo ni conciencia social. Cuando te ofrecen currar gratis en un gran restaurante o un sueldo de 280 euros en una gran agencia, indirectamente se te está mandando un mensaje claro y cristalino: que sólo los niños de papá pueden acceder a profesiones de este tipo y de ese estatus. Personas que pueden permitirse el no cobrar durante bastante tiempo para aprender y crecer en un entorno (supuestamente) de alto nivel profesional.
El Tribunal Supremo declara la ilegalidad de prácticas como la de Jordi Cruz y Ángel León en base a algo que me parece muy interesante: la defensa del ascensor social (la posibilidad de que gente que proviene de entornos económicos precarios, logre mejorar su posición social) y creo que ese ascensor social es esencial en toda sociedad que se considere libre, democrática e igualitaria.
El neoliberalismo quiere acabar con eso, ya que supone un ataque al objetivo esencial de esta doctrina económica: que los que siempre han estado arriba, sigan arriba y lo que siempre han estado abajo, caigan aún más bajo.