Hola! Ya tenemos el siguiente Pregúntame en marcha, este es otro de los que nos habíais pedido: Soy Javier Velasco, presidente de la Asociación Derecho a Morir Dignamente. Pregúntame
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@Senaibur De hecho ha sido @ElPerroSeLlamabaMisTetas quien nos ha indicado la fecha de la parada
@patchgirl os lo contamos sobre todo para que no infartéis
Hola! Tenemos nuevo Pregúntame: Soy Erik Harley, creador del 'pormishuevismo'. Pregúntame
@patchgirl Ya hemos arreglado esto, imagino que tardará unas horas o días en volver a la normalidad, pero por si alguien pasa por este mensaje para contaros en qué ha quedado la cosa.
@flekyboy @carademalo se lo comento akutto para su lista de tareas
@thorin @carademalo Hola, vamos revisando conforme nos llegan, sí Para mí todas las que incluyen un asesinato o cadáveres se retiran por abuso, pero claro, tengo que verlas antes (por lo tanto, os agradecería que no subáis fotos y vídeos de asesinatos y cadáveres, por mi salud mental)
Hay dos canciones, una de 1972 y otra de 2004, que, a pesar de estar separadas por treinta de años de historia, hablan exactamente de la misma persona. Una es de Joan Manuel Serrat y describe a una chica educada por una nurse vesánica, típicamente británica que anda los domingos en la hípica y a las dos en José Luis. La otra es de Francisco Nixon y pinta el retrato de una moza que va a clases de sevillanas y se mueve por la ciudad en coches de tres millones. Una se titula “Muchacha típica”, otra “Adoro a las pijas de mi ciudad”.
¿Alguna vez has probado a quitarle a un niño pequeño una pala que ha conseguido en el parque y con la que está jugando? Lo normal es que se niegue en redondo y amague con una pataleta. El recurso más utilizado entonces es intentar cambiárselo por algo. La respuesta normalmente será negativa, a no ser que reciba un sustituto que valore muy por encima de la que ahora es su pala.
¡Ya tenemos fecha! Lunes, 3 de septiembre, coincidiendo con el inicio de la nueva temporada del @ArchivoRTVE, veremos las pruebas de vestuario de Chelo Vivares y Alfonso Vallejo para encarnar a Espinete y Don Pimpón en ‘Barrio Sésamo’ (1983).
Pina Conrotto tiene 75 años y ha sido acusada de secuestro por el fontanero que acudió a su casa el pasado jueves para hacerle una instalación en la caldera. Según el testimonio de la anciana, que ha concedido una entrevista a La Repubblica, ambos mantuvieron una discusión a cuenta de la factura que este no quería hacerle y esta acabó por irse dando un portazo y dejándole encerrado dentro.
Sergio Rodrigo Andrade buscaba mediante Google Maps un molino antiguo para fotografiar en los alrededores de su pueblo cuando descubrió una líneas extrañas en un campo de labranza. Se puso en contacto con el Museo de Burgos para comunicar el descubrimiento. La villa estaba catalogada por el hallazgo en la zona de restos de la época pero no se había localizado su emplazamiento.
Humorísticamente, más de uno lo ha llamado héroe. Incluso han dicho que es un ejemplo para el resto de la humanidad. Que lo que logró fue hermoso, aunque durase poco. ¿Cuál fue su gran hazaña? Desactivar la cuenta de Twitter del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en su último día de trabajo.
Entre los siglos XVI y XVII surgieron en Europa coleccionistas que almacenaban en sus gabinetes todo tipo de cachivaches que iban desde relojes, obras de arte, plantas exóticas llegadas desde todos los rincones del mundo, algún cuerno de unicornio, animales disecados, sangre de dragón o instrumentos con más o menos complejidad. Se trataba, por supuesto, de colecciones privadas pertenecientes a alguien rico: un burgués, un aristócrata o un rey, que trataba su colección como un museo y la exponía a todos los visitantes de su casa.En Inglaterra, Alemania o España se solían llamar "cuartos de maravillas", “gabinetes de curiosidades” o “gabinete de arte y maravillas” o “sala de rarezas” y solo eran accesibles a aquellos designados por el dueño de la colección. El gabinete era un fiel reflejo del estatus de su dueño y por lo tanto estaba cuidado hasta el último detalle para poner en relieve la importancia del anfitrión.En los gabinetes de la nobleza y de la aristocracia, el orden del gabinete iba encaminado a sorprender al visitante a través de artículos exóticos. Por el contrario, en los gabinetes de los burgueses el interés que aglutinaba la colección solía ser científico o humanista y tenían un catálogo más modesto pero más cohesionado que en los gabinetes "de alta alcurnia".Los objetos que se exponían en los gabinetes se organizaban en dos grandes categorías: los Naturalia, objetos provenientes de la naturaleza como animales, plantas o minerales y los Artificialia, los artículos fabricados por el hombre. En el contexto del Renacimiento, los coleccionistas estaban muy interesados por estudiar el mundo que les rodeaba y por clasificar minerales, animales y plantas. Por supuesto, en los gabinetes había también un hueco para las alteraciones naturales como ovejas de dos cabezas (reales o falsas), cuernos raros y algún que otro fósil.En plena época de los descubrimientos, poseer objetos que hubieran llegado desde África o América aumentaba el caché de los gabinetes y pronto se organizó una red de gabinetes que intercambiaba información acerca de la taxonomía de los animales, minerales y plantas que iban llegando de las nuevas tierras exploradas.Los cuartos de maravillas tuvieron gran importancia en el avance científico, ya que permitían examinar muchos especímenes sin moverse del sitio, lo que era especialmente práctico para comparar seres vivos. Son muy famosas las colecciones de fósiles de esta época, que se comparaban a lo largo de toda Europa entre coleccionistas de curiosidades.Los ArtificialiaEl Renacimiento es uno de los momentos históricos en el que se vuelven los ojos a la Antigüedad clásica y los gabinetes no quedaron ajenos a esta corriente. Numerosos artículos procedentes de la antigua Grecia y Roma comenzaron a fluir al mercado y acabaron en gabinetes de toda Europa, pero también se intensificó Usos de las momias a lo largo de la historia" class="content-link" style="color: rgb(227, 86, 20)" data-toggle="popover" data-popover-type="link" data-popover-url="/tooltip/link/usos-momias-largo-historia">Usos de las momias a lo largo de la historia. De este modo comenzó a practicarse la arqueología, aunque fuera al principio como algo rudimentario más encaminado a lucrarse que a conocer el pasado.Los objetos "artificiales" que formaban parte de los gabinetes iban desde las obras de arte en cualquier soporte a objetos cotidianos de culturas lejanas, sin olvidar artefactos e instrumentos científicos que venían a completar la colección. Además solía haber un rincón para exponer autómatas o máquinas con mayor o menor complejidad que atrapaban la atención de los visitantes.Entrar en un gabinete de curiosidades era adentrarse en un mundo con una nueva estética, donde todo su contenido era susceptible de ser una curiosidad, desde los artículos a los muebles donde se mostraban. Estos muebles estaban llenos de cajones y de compartimentos secretos que ampliaban la superficie disponible para exhibir sus piezas.La transformación de los gabinetes en museosA finales del siglo XVIII con la llegada de la Ilustración, estos gabinetes comenzaron a abrirse al público en general con el objetivo de instruir a la sociedad. Los gabinetes fueron adquiridos en muchos casos por instituciones públicas y constituyeron el germen de los actuales museos. En España tenemos el caso del Real Gabinete de Historia Natural creado a instancias de Pedro Franco Dávila durante el reinado de Carlos III y que constituyó el germen de varios museos, desde el Museo del Prado, el Museo Nacional de Ciencias Naturales, el Museo Arqueológico Nacional y el Museo de América. Las colecciones de Franco Dávila incluían desde cuadros a cristalería, pasando por algunos ejemplares de animales disecados.Al igual que sucedió con el Real Gabinete de Historia Natual, los gabinetes europeos fueron desapareciendo desde finales del siglo XVIII y a lo largo del siglo siguiente. Sus colecciones pasaron a engrosar los museos de Ciencias Naturales o de Arte, y las piezas de menor valor quedaron como curiosidades de los particulares. Si os intriga saber qué aspecto tenían estos cuartos, además de visitar los links que he enlazado os animo a que le echéis un ojo a la reproducción del gabinete de curiosidades que hay en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid porque está fenomenal.
Antes, la libra estaba dividida en monedas que seguro te suenan al menos de los cuentos: chelines y peniques. Una libra estaba compuesta por 12 chelines, y cada chelín estaba compuesto de 20 peniques. Es decir, que una libra eran 240 peniques.
Abrir una lata de conservas para comer o para cenar (o para desayunar, si os va eso) se ha convertido en un gesto cotidiano, aunque, como supondréis, las latas no llevan mucho tiempo con nosotros. El germen de invención se la debemos al francés Nicolas Appert, que fue un maestro cocinero y confitero que trabajó en las cocinas de la princesa de Forbach.Si nos ponemos estrictos, la verdad es que Appert no fue el inventor de la lata de conservas, aunque sus trabajos acabaron en poco tiempo derivando en estos artilugios. El método de Appert, que data de 1795, consistía en colocar los alimentos en un tarro o en una botella de cristal cerrado herméticamente con un tapón de corcho sellado con cera o atado con un alambre (como los vinos o los espumosos actuales) y hervirlos para conseguir que se hiciera el vacío en su interior a la par que mataba a los microorganismos que pudieran quedar en su interior. Al abrir el frasco, incluso después de varios meses, la comida conservaba su sabor y sus propiedades, por lo que fue una revolución.Poder conservar comida lista para ser consumida durante largos periodos de tiempo facilitó la tarea a navegantes y a soldados, que no se veían en la necesidad de recabar víveres frescos continuamente. Antes del descubrimiento de Appert, estas personas recurrían a salazón, o a bizcochos que se iban poniendo rancios o pudriéndose conforme avanzaba la travesía, por lo que los frascos fueron abrazados por viajeros de todo tipo con alegría.Napoleón, que llevaba un tiempo detrás de una solución para dar de comer a sus tropas que se hallaban enfrascadas en plena campaña de conquista, premió la invención de Appert con 12.000 francos. Con el dinero del premio, el cocinero abrió una fábrica en París para suministrar a la marina francesa y además publicó su método en un libro para que todo el mundo conociera su método.El libro se tituló “El arte de conservar durante varios años todas las sustancias animales y vegetales” y nunca llegó a patentar su idea. Appert creía que su invento debía mejorar la vida de todas las personas y puso ese interés por encima de sus beneficios económicos.Del bote a la lataEl sistema de Appert fue perfeccionado en 1811 por su compatriota, Philippe Girard, que estaba en Londres con la intención de lucrarse con la conservación de alimentos. Este hombre aportó una innovación y en vez de meter la comida en tarros de cristal la metió en recipientes de hojalata, que pesaba menos (no mucho, al principio, porque aún era un método tosco) y era más resistente a los golpes. Su invención fue presentada ante la Royal Society de Londres por un empresario inglés, Peter Durand, que hizo las demostraciones pertinentes ante los científicos.La patente que obtuvo Girard se vendió al empresario Bryan Donkin, que abrió la primera fábrica de latas de conserva de la historia. Para dar a conocer su producto, distribuyó muestras entre la alta sociedad británica y la misma reina lo probó a través del duque de York y quedó muy contenta con el invento.Las demostraciones se sucedían y Joseph Banks, otro famoso del momento, hizo la prueba del contenido de una lata que tenía dos años ante la Royal Society declarando que los alimentos estaban “en perfecto estado de conservación”. Con ello consiguió convertir a Donkin en el suministrador de alimentos enlatados de la marina británica.No hay lata sin su abrelatasEn las instrucciones de las primeras latas constaba que para abrirlas se recomendaba usar escoplo y martillo, lo que suponía un gran esfuerzo por parte de los consumidores. Tenemos que esperar hasta 1850 para la aparición de latas más ligeras para que comenzaran a inventar maneras más sencillas de abrirlas.En 1870 el estadounidense William Lyman inventa el abrelatas definitivo con una rueda cortante y con ello la popularización de las comidas en conserva fue imparable.Por cierto, Appert no se quedó quieto después de su invento para conservar alimentos y a él le debemos también un método para fabricar leche concentrada. Por desgracia, murió arruinado después de que la invasión Prusiana destruyera su fábrica.Si queréis leer más sobre esta historia, os recomiendo Mundolata, Ya está el listo que todo lo sabe, Enciclopedia Británica y Una bióloga en la cocina. La foto de Nicolas Appert que inicia el artículo es de la Wikipedia como siempre.
Creo que cuando leí Robinson Crusoe debía tener unos doce años. En aquella época leía todo lo que caía en mis manos y las peripecias del náufrago más famoso de la literatura me cautivaron. Más allá de si su mensaje era paternalista con los habitantes de la isla o de si era un libro encaminado a ensalzar al imperio británico, disfruté de sus aventuras como solo una niña de doce años sabe hacer. El caso es que leyendo por Internet me he encontrado con la historia de Alexander Selkirk, un corsario al que abandonaron en una isla deshabitada del Pacífico al que encontraron otros corsarios cuatro años después y que fue la que inspiró a Daniel Defoe. Y como tengo un ratito, os cuento lo que he aprendido buceando por Internet.Selkirk nació en 1676 en Escocia y en 1703 se embarca en la nave Cinque Ports que buscaba saquear los barcos españoles con ayuda de otro barco, el St George, ambos capitaneados por William Dampier. Dampier había conseguido una patente de corso con la que se dedicaba a asaltar barcos españoles y franceses, que se hallaban inmersos en la Guerra de Sucesión con los franceses y no tenían tiempo para entretenerse con otras cosas. Las naves de Dampier no tuvieron una travesía fácil y cruzaron con dificultades el Cabo de Hornos, y llegaron a sitiar la ciudad de Santa María en Panamá. Su objetivo era apresar al Galeón de Manila, que un par de veces al año recorría la ruta entre Acapulco y Manila con la recaudación de impuestos del comercio español en el mar de China y mientras se entretenían con lo que encontraban. No era una empresa fácil y se sucedían los enfrentamientos entre marineros y oficiales debido a las enfermedades que fueron encadenando y a la mala alimentación.En el archipiélago de Juan FernándezAmbos barcos se separaron tras un ataque fallido a dos mercantes, y el de Selkirk se dirigió al archipiélago de Juan Fernández. Atracaron en la isla de Más a Tierra (actualmente en Chile) donde se aprovisionaron con agua y comida fresca. Nuestro héroe se encaró con el capitán Stradling porque consideraba que había que reparar el barco, además de proveerse de víveres. En la refriega, Selkirk dijo que prefería quedarse ahí a volver a subirse a la nave en tan malas condiciones.El capitán le tomó la palabra y le dejó allí con un hacha, un cuchillo, un mosquete, una libra de pólvora, una cazuela, una Biblia, algo de ropa y algunos instrumentos de navegación. El escocés suplicó perdón para que le dejaran volver al barco, cosa que no se produjo (por suerte para él porque el Cinque Ports naufragó un mes después en lo que hoy es Colombia y los supervivientes fueron apresados y encarcelados por los españoles).Según su propio relato, los primeros ocho meses fueron los peores para Selkirk. El marinero permaneció junto a la playa mientras oteaba el horizonte en busca de señales de barcos. En este tiempo se alimentó de moluscos, crustáceos y tortugas marinas hasta que fue desalojado de la orilla del mar por los leones marinos, que estaban en época de apareamiento y eran especialmente feroces.La vida tierra adentroCaminar tierra adentro mejoró sus condiciones de vida, ya que se encontró con que en la isla había cabras, que habían introducido los españoles. Estos animales eran fáciles de cazar y le sirvieron para hacer caldos, que condimentaba con col salvaje y nabos.Otra de las novedades que introdujo fue la construcción de dos cabañas, una de las cuales usaba para cocinar y la otra para dormir. Usó madera del árbol de la pimienta para guarecerse, aunque en estos momentos las ratas hicieron aparición en su vida y le mordían los pies por las noches.Para solucionar el problema de los roedores, domesticó a algunos de los gatos que había sueltos por la isla, y cuando se le acabó la pólvora comenzó a cazar cabras a la carrera con su cuchillo. Además, usó las pieles de las cabras para hacerse ropa ya que la que tenía cuando llegó a la isla no tardó mucho en hacerse jirones.En los cuatro años que pasó en la isla, Selkirk vio dos barcos fondeados en la bahía donde le habían abandonado, pero temía presentarse ante los marineros españoles, que no dudarían en apresarlo dado su pasado pirata. De hecho, uno de esos barcos le encontró y después de perseguirlo por la isla, le volvieron a abandonar por no poder atraparlo (ya que se había subido a un árbol).Al contrario que Robinson Crusoe, el escocés no encontró compañía en los años en los que habitó la isla, y en su relato cuenta que se pasaba largas horas en silencio y que se leía la Biblia en voz alta para distraerse. No obstante, cuando el corsario Woodes Rogers llega a la isla, se encuentra con un hombre semisalvaje, cubierto de pieles de cabra y que apenas habla.El rescate de SelkirkEl capitán se quedó impresionado por el vigor del escocés que les ayudó a cazar cabras, por lo que la tripulación pudo recuperarse del escorbuto que venían padeciendo y por su paz de espíritu. Debido a ello, Rogers decidió hacerle su segundo oficial y juntos se dedicaron a la piratería.Múltiples secuelas acompañaron a Selkirk después de la aventura en la Isla de Más a Tierra, como que tardó unos meses en probar el licor, o en ponerse unos zapatos, aunque no le impidieron seguir ejerciendo como corsario. En México capturaron el galeón Nuestra Señora de la Encarnación y Desengaño, con lo que consiguieron un gran botín, con el que poco después volvieron a Inglaterra en 1711.En ese año se publicó el primer libro que habla de las peripecias de Selkirk, en el libro A Voyage to the South Sea, escrito por Edward Cook, uno de los oficiales del barco de Rogers. También se publicó un artículo en el periódico The Englishman. El que le dio el espaldarazo final a la fama fue el libro de Rogers llamado A Cruising Voyage Round the World y que probablemente fue el que inspiró a Defoe en 1712.Pese a su fama pasajera, el escocés no llegó a adaptarse del todo a la civilización y a menudo se veía envuelto en peleas. A ello se le sumó que no fue capaz de cobrar su parte del botín del capitán Rogers, por lo que regresó a Escocia.En 1717 volvemos a tener noticias suyas cuando se alista en la Royal Navy y fallece tres años después a bordo del HMS Weymouth, un barco antipiratería que navegaba por las costas de Ghana. Dos mujeres que juraban ser sus esposas se disputaban su herencia más tarde, aunque después se probó que las había engañado a ambas.Aunque es cierto que Daniel Defoe se inspiró en Selkirk para contar las aventuras de Robinson Crusoe, es verdad que a sus peripecias unió los relatos de otros náufragos famosos de la época, como Robert Knox que pasó 20 años en Sri Lanka o Herny Pitman que huyó de una colonia penal caribeña. No obstante, en la primera edición de Robinson Crusoe, se representaba al marinero con los rasgos del escocés y cubierto de pieles de cabra, un atuendo que es más adecuado en las latitudes donde se perdió el escocés que en la isla caribeña donde arriba su sosias literario.El círculo se cierra cuando en el año 2005 la expedición del japonés Daisuke Takahasi encontrara unos instrumentos náuticos que databan del siglo XVIII en la isla donde había permanecido el pirata escocés. Tenemos bastante certeza que estos objetos pertenecieran a Selkirk porque se correspondían con los que se había dicho en la historia que poseía durante su estancia en la isla.En honor a estos hechos, la isla de Más a Tierra fue rebautizada como Robinson Crusoe por el gobierno Chileno y la isla de Más Afuera, del mismo archipiélago, se llamó isla de Alejandro Selkirk, pese a que el marino nunca la pisó.Si os interesa el tema, os recomiendo también la lectura de Apuntes de historia, La Aldea Irreductible y The Telegraph, además de los enlaces que os he dejado.
Los gitanos llegaron a la Península Ibérica hacia el siglo XV procedentes de la India, y desde el principio destacaron por sus costumbres y su lengua diferente. Los Reyes Católicos ya rechazaban sus comportamientos y desde 1499 existen leyes en contra de su estilo de vida, para ver si ello les alentaba a tener un domicilio fijo y un oficio.La pragmática de 1499 indicaba que “Mandamos a los egipcianos que andan vagando por nuestros reinos y señoríos... que vivan por oficios conocidos... o tomen vivienda de señores a quien sirvan... Si fueren hallados o tomados, sin oficio, sin señores, juntos... que den a cada uno cien azotes por la primera vez y los destierren perpetuamente de estos reinos, y por la segunda vez que les corten las orejas, y estén en la cadena y los tomen a desterrar como dicho es…”.Como veis, los castigos de aquellas leyes iban desde el destierro a la esclavitud y todos los reyes posteriores a Isabel y Fernando siguieron incidiendo en distinguir a los “buenos”gitanos integrados en la sociedad de los “malos”, que eran nómadas y se les acusaba de robos y otros delitos.En 1717 Felipe V renovó las pragmáticas que iban en contra de esta etnia (aunque no se les nombraba como gitanos, sino que solo se aludía a sus costumbres), pero fue tres décadas después cuando Zenón de Somodevilla, el marqués de la Ensenada, ministro de Fernando VI puso en práctica un plan que iba destinado a “La extinción de los gitanos” según sus propias palabras. En su plan no buscaba matar a los gitanos, sino “simplemente” separar a los hombres de las mujeres “para impedir su generación” y de este modo conseguir que se extinguieran en pocos años.En 1745 se publicó una Real Cédula implicaba pena de muerte para los gitanos “acuadrillados”, que portaran armas, y hacía lícito dispararles si eran sorprendidos con armas de fuego. Para sorpresa del marqués, la mayoría de los gitanos de esa época ya estaban avecinados (o sea, que tenían residencia más o menos permanente en ciudades) y estaban bastante integrados en la sociedad.Diréis vosotros que qué tenía este señor en contra de los gitanos. Pues bien, el marqués de la Ensenada era entre otras cosas ministro de Marina de Fernando VI y quería construir una armada que derrotara a los ingleses para conservar América. Se dedicó a ampliar los arsenales españoles y para ahorrar costes empleó a vagos, presos y gitanos, siendo estos últimos los que más se sublevaban y más huidas con éxito llevaban a cabo, por lo que decidió “extinguirlos” en 1749.Ensenada buscó apoyos en el confesor del rey, el jesuita Francisco de Rávago, que le transmitió al monarca que la extinción de los gitanos era voluntad divina. Además el obispo de Oviedo también dijo que no había ningún obstáculo en la moral cristiana para “separar esposas y maridos”. Por último, como estaba bien relacionado, el marqués consiguió que, por orden del Papa, los gitanos quedaran excluidos del derecho de asilo en sagrado.De la teoría a la práctica del plan del marquésEn 1749 Ensenada puso en marcha su plan, que debía ser secreto para que pudiera realizarse sin que huyeran sus objetivos. En primer lugar ordenó censar a los gitanos de los pueblos y puso en manos del ejército enviar a los gitanos a los centros de reclusión para apresarlos a todos el mismo día y a la misma hora, para que no pudieran escapar. Las instrucciones se mandaron a todas las poblaciones donde vivían estas personas en varios sobres que debían ser abiertos el mismo día para que la redada sucediera a la vez en todos los rincones de España.En el plan del marqués, los varones irían presos a los arsenales y las mujeres, niños menores de 7 años y ancianos, a las casas de misericordia. En sus instrucciones se indicaba que los generales que dirigieran la misión debían llevarla a cabo en secreto y todo se organizó para llevarse a cabo el 31 de julio de 1749.Aquel día fueron apresados 9.000 gitanos, aunque se estima que lograron huir otros tantos. Se dio la circunstancia de que la mayoría de los arrestados eran habitantes de pueblos y ciudades sedentarios y eran valiosos para las economías locales, mientras que los prófugos eran casi todos los que "estorbaban" a las autoridades por su vida nómada.El marqués no se rindió y ordenó perseguir a los prófugos, que serían condenados a la horca en caso de ser hallados (cosa que al final no se puso en práctica). Los arrestados fueron transportados a sus lugares de reclusión, pese a la llamada de los arsenales y las casas de misericordia, que indicaban que los internos estaban hacinados y que el motín era inminente.Las autoridades españolas se encontraban perdidas porque no sabían qué hacer con tantos presos, que, además no podían ir a América porque estaba prohibido desde tiempos de Felipe II. Y ya hemos visto que no llevaban muy bien los trabajos forzados, así que el marqués de la Ensenada estaba en una encrucijada.La rebelión de los gitanosLas primeras en rebelarse fueron las mujeres, que fueron obligadas a caminar largas distancias con sus hijos a cuestas, embarazadas o ancianas, en su camino hacia las casas de la misericordia. Llama la atención el caso de las gitanas malagueñas que fueron en mar hasta Tortosa y de ahí caminaron hasta Zaragoza.De las casi mil mujeres que partieron de Málaga solo llegaron a la capital aragonesa unas 600, entre las que sobrevivieron y las que no pudieron huir. Desde el primer día protestaban por la situación de hacinamiento en la que se hallaban y rompieron la ropa que les dieron el primer día, junto con la vajilla y el mobiliario de la casa de la misericordia zaragozana.Como iban prácticamente desnudas no podían ir a oír misa, y los curas no podían hablar con ellas, y se dedicaban a burlarse de toda figura de autoridad que se les presentara, desde los porteros al alcaide, que estaba “aturdido y como alelado”. Para colmo de males en 1753 el médico dijo que había más de cien mujeres infectadas por la sífilis, situación que se reprodujo un año después.Entre los hombres, hubo muchas protestas en los arsenales de Cartagena, donde al no caber los gitanos fueron encadenados a las viejas galeras, y en Cádiz. En esta última ciudad, el gobernador de La Carraca, donde había 1.000 hombres hacinados, escribió al marqués pidiéndole que no le mandara más gitanos porque no podía alimentarlos. Finalmente estalló el motín al final del verano, cosa que no fue óbice para que siguieran recibiendo presos.El 28 de octubre de 1749 el marqués publicó una Instrucción en la que se retractaba de parte del proceso, dejando en libertad a los “viejos, impedidos y viudas” pero seguía pidiendo horca para los que se sublevaran. De hecho había horcas en la entrada de los arsenales y no se retiraban los ajusticiados hasta el siguiente ahorcamiento para que sirviera de lección.El indulto general no llegó hasta 1763 cuando ya era rey Carlos III, y ya hacía tiempo que Ensenada había caído en desgracia (por temas que no tenían nada que ver con los gitanos). No obstante, debido a la fuerte burocratización de las instituciones ilustradas, la libertad se hizo esperar un par de años en algunos casos, por lo que los motines no cesaron y los militares que se tenían que hacer cargo de estos presos estaban siempre protestando. Fueron las protestas de los militares (y las puestas en libertad bajo cuerda) lo que desencadenó que el rey acelerara el proceso que de otra manera se habría eternizado.A partir de ahí cambió un poco la actitud de las autoridades hacia estas personas, sobre todo de la mano de Floridablanca, aunque siempre hubo peligro para ellos por parte de personas como el conde de Aranda que solía explicarle al monarca un plan de extinción de esta etnia que no tendría mucho coste (y que de nuevo incidía en separar a los niños de sus padres).Además de los textos que os he enlazado, podéis leer más sobre el tema en Anatomía de la Historia, la Aventura de la Historia, en este artículo de El Español y en Baxtalo.La imagen del post es de Wikipedia.
Desde el origen de los tiempos, la información es poder. Y saber si tu enemigo tiene mejores armas, o se dispone para atacarte, o tiene un nuevo aliado vale su peso en oro cuando estás librando una guerra, por lo que siempre ha habido líderes dispuestos a pagar bien la información y espías dispuestos a arriesgarse para transmitirla. El otro día estuve leyendo sobre los métodos que usaban los antiguos griegos y romanos para transmitir esas noticias que necesitaban saber los gerifaltes para poder actuar en contra de sus enemigos.Uno de los momentos más ingeniosos que me he encontrado ha sido al conocer la historia de Histieo de Mileto, un griego en la corte del rey persa, contra el que se estaba fraguando una rebelión de las ciudades jonias. Nuestro amigo necesitaba ponerse en contacto con su compatriota Aristágoras para decirle que ese era el momento propicio para comenzar el alzamiento pero no sabía cómo hacerlo sin llamar la atención del rey persa.Según cuenta Heródoto de Halicarnaso, al final decidió afeitarle la cabeza a un esclavo y tatuarle sobre el cuero cabelludo el mensaje que quería hacerle llegar a Aristágoras, que era: "De Histieio a Aristágoras: subleva Jonia". Después, como podéis imaginar, tuvo que esperar a que le creciera el pelo y lo envió a Mileto, donde le volvieron a afeitar la cabeza para leer el mensaje.Vais a decirme que por qué no le dio el mensaje directamente al esclavo (que yo también lo he pensado) pero resulta que de este modo ni siquiera él sabía cuál era el contenido del mensaje y no habría podido revelarlo aunque le hubieran torturado. Esto sucedió en el año 499 a. C y fue el comienzo de las guerras Médicas.Los romanos también usaron ampliamente los espías, tanto en sus guerras contra los etruscos como en el resto de contiendas. Destacaría las guerras púnicas, donde los hubo tanto en el bando de los romanos como en el de los cartagineses, ya que es bien sabido que Aníbal tenía varios informantes viviendo en Roma que le contaban los movimientos de sus enemigos (y que llevaban barbas y bigotes postizos para no ser reconocidos).Métodos escritosSi era posible, se prefería la transmisión oral de la información, pero como veis no siempre era posible. En la Antigüedad griega, si tenían que transmitir un mensaje secreto se recurría a la esteganografía o “escritura oculta” como hemos visto en el ejemplo anterior, pero también se usaban claves y códigos secretos.Los griegos tenían buen nivel de codificación y le daban mucha importancia a esta disciplina dentro del arte de la guerra, hasta el punto de que Eneas el Táctico, un escritor del siglo IV a. C. que escribía sobre tácticas militares, dedicó un capítulo completo de su Poliorcética a este arte. Eneas sugería varios métodos para poder transmitir una información, como escribirlo en unas hojas adheridas a una herida como remedio medicinal; escribir sobre una vejiga hinchada un mensaje para que al deshincharse no se pudiera leer y pasara inadvertido hasta llegar al destinatario o escribir la información en laminillas de plomo que luego las mujeres usaban como si fueran pendientes.Por supuesto los métodos más eficaces eran los que el propio mensajero desconocía la información, como hemos visto en el ejemplo del esclavo, que tenía sus variantes. Una de ellas podía ser decirle al mensajero alguna información banal y la noche anterior a su partida escribir el mensaje e introducirlo en la suela de sus sandalias.Una versión más avanzada consistía en usar animales para transmitir los mensajes, como un perro al que se le ataba en la correa la información. Cuando se soltaba, éste solía volver con su amo, que recibía el mensaje sin levantar sospechas.Dentro de los mensajes enviados a través de animales, me gusta la historia que cuenta Heródoto de un noble medo llamado Hárpago que se enemistó con el rey Astiages. Como venganza, escribió al rey persa Ciro en las tripas de una liebre que le envió a través de un mensajero disfrazado de cazador. El cazador indicó que el rey Ciro debía desollar al animal personalmente y en su interior encontró un mensaje en el que le aseguraba que le ayudaría a sublevarse contra los medos, como así hizo.En la Poliorcética también se dedica un espacio bastante amplio para hablar de tintas “invisibles” que volvían a aparecer después de ser tratadas de alguna manera. A este método también aluden los poetas Ausonio y Ovidio, por lo que debía ser bastante común.El cifrado de los mensajesAunque no tenían cifrados tan sofisticados como los de la actualidad, los griegos y los romanos compartían el gusto por los códigos. Uno muy sencillo era el que usaba Cicerón en sus cartas, que cambiaba el nombre de los personajes que nombraba en ellas para que sus opiniones no se volvieran en su contra.Cicerón es un caso curioso porque no solo enviaba información sino que tenía a sus propios espías que le informaban de los movimientos que realizaba Catilina, así como los movimientos de las provincias. Sin embargo, nunca llegó a estar seguro de que sus comunicaciones fueran privadas, ya que se rumoreaba que el César leía todo lo que escribía Cicerón antes que sus destinatarios y que de hecho podía distinguir la letra del orador de lo habituado que estaba a leerla.Eneas el Táctico recomendaba sustituir las vocales de las palabras por puntos para volver más difícil la codificación. A mí me da la sensación de que este no era un método muy sofisticado y de hecho no lo recomendaría.A Julio César también le gustaba codificar sus mensajes con información sensible y según Dión Casio “cuando enviaba algo secreto a alguien, escribía siempre la cuarta letra en vez de la que correspondía, de forma que los escritos fueran ininterpretables para la mayoría”. Esto es que en vez de escribir una A escribía cuatro letras después, la D, si estuviéramos hablando de nuestro alfabeto actual. Estos mensajes nunca fueron descifrados en su época.Otra táctica para engañar al enemigo era escribir en latín pero con alfabeto griego, que no era tan conocido. César usó esta treta durante la guerra de las Galias, tal y como podemos leer en sus escritos.Un método muy usado a posteriori es el cifrado por trasposición, en el que las letras y los números alternarían su orden en los escritos. No hay pruebas concluyentes de que se usara en la Antigüedad aunque sí que se usaba uno parecido, en el que se enrollaba una tira de material de escritura alrededor de un bastón o “escítala”. Sobre la tira se escribía el mensaje y se desenrollaba, por lo que las letras no tenían mucho sentido al desenrollarla. La manera de decodificar la escítala era con una que fuera del mismo grosor y longitud para que al volver a enrollar la tira sobre la misma, las letras volvieran a su posición inicial.Podéis leer más sobre los espías de la Antigüedad en el blog de Nova Roma Hispania, esta entrevista sobre la Castra Peregrina que daría para un artículo aparte y en Historias de la Historia sobre el tema del tatuaje.
JuanitoLibritos en Twitter: En 2º ESO hemos convertido la alta edad media en una pelea en un grupo de WhatsApp
Os confesaré que la época medieval es uno de los periodos sobre los que más me gusta leer y especialmente sobre esos personajes secundarios que aparecen adobados a una superestrella y que esconden una historia interesante. Este es el caso de Gilles de Rais, un noble francés amigo de Juana de Arco y que tenía unos pasatiempos un tanto macabros.Gilles Montmorency-Laval era barón de Rais y nació en 1404 en el castillo de Champocé, una de las múltiples propiedades de su adinerada familia, que acumulaba tierras y bienes en el sur de Bretaña. Su padre murió cuando él tenía solo 11 años destripado por un jabalí delante de él y la imagen de las tripas saliendo del vientre de su progenitor le persiguió durante toda su vida.Tras este episodio, se ocupó de él su abuelo Jean de Craon, que era conocido por ser un sádico que se dedicaba a torturar a sus criados. Su abuelo le demostró cómo la nobleza no tenía que rendir cuentas ante nadie y que sus crímenes podían permanecer impunes. Se supone que sus inclinaciones crueles y sádicas las aprendió mientras permaneció bajo la tutela de su abuelo.La vida de De Rais como caballeroEs nombrado caballero a los catorce años y pudo dar rienda suelta a sus pulsiones más sangrientas. Gilles era muy violento y atrevido, y a los quince años mata a su primera víctima mientras practicaba esgrima.A los diecisiete años raptó con ayuda de su abuelo a Catalina de Thouars, una joven heredera con la que se casó ese mismo día pese a la oposición de su familia. Aprovechó el lance para secuestrar también a su suegra, a la que liberó cuando se le concedieron unos castillos. Cuando, siete años después, tuvo a su única hija, la abandonó junto a Catalina y nunca volvió a preocuparse por ellas.Siguió batallando a las órdenes del duque Juan V de Bretaña y su ferocidad hacía que le compararan en muchas ocasiones con los vikingos. Sus ataques eran temerarios y salió victorioso de numerosas batallas. Cuando su fama llegó a oídos del rey, éste le reclamó para liberar la ciudad de Orleans que se encontraba bajo el asedio inglés desde hacía varios meses, ya que estaban librando la Guerra de los Cien años.Al llegar a las afueras de Orleans se encontró con Juana de Arco y se quedó fascinado por la niña, a la que acompañó al frente del ejército de diez mil soldados reales que logró levantar el cerco en tan solo ocho días. La victoria le valió el título de Mariscal de Francia y en lo sucesivo se convirtió en compañero inseparable de la doncella de Orleans, e incluso le salvó la vida en una escaramuza a las puertas de París. Cuando fue condenada por bruja y por hereje por los ingleses en Ruán trató de liberarla, pero no consiguió llegar a tiempo de impedirlo, sobre todo porque De La Tremoille, el favorito del rey, estaba en contra de los mensajes que propagaba Juana. Cuentan que Gilles lloró desconsoladamente ante sus cenizas y se lanzó a una lucha encarnizada contra los ingleses, hasta que en 1434 cayó en desgracia su protector el canciller La Tremoille. De Rais perdió su título de mariscal, que había conseguido en Orleans, pero se retiró siendo uno de los nobles más ricos de Francia, gracias a la fortuna familiar y lo que había conseguido mientras guerreaba.El retiro y el comienzo de la masacreCuando volvió a sus tierras en Bretaña, De Rais comenzó una vida desenfrenada de derroche. Recogen las crónicas que, además de banquetes multitudinarios, llegó a recrear la liberación de Orleans en una fiesta que celebró en mayo de 1435, por la que tuvo que pagar gran parte de su fortuna. Es en esta época cuando comienzan los primeros rumores de niños desaparecidos en sus tierras. Numerosos aprendices, mozos, nietos e hijos fueron desvaneciéndose en los alrededores de los castillos que habitaba De Rais sin dejar rastro. Desde el principio se propagó el rumor de que eran raptados por salteadores de caminos, aunque esta explicación no satisfacía a nadie.Pronto su fama recorrió Francia y acudieron a su castillo de Tiffauges todo tipo de magos, nigromantes, adoradores del diablo, brujos y alquimistas con los que intentaba hallar la piedra filosofal que convirtiera el metal en oro. Corrían rumores de que celebraba ritos satánicos e invocaba al diablo, tal y como se recogió en el proceso al que fue sometido en 1440, después de que el obispo de Nantes ordenara que lo detuvieran.Entre las acusaciones que se le hicieron se incluyeron brujería, herejía, sodomía y asesinato de niños. Es esta última acusación la que caló más hondo, ya que hubo numerosos campesinos de sus tierras que relataron cómo habían desaparecido sus hijos pequeños de entre 8 y 14 años. Sumando todas las declaraciones, se supone que llegaron a desaparecer unos 200 infantes, cuyo secuestro no fue denunciado antes por el temor que les infundía un noble acaudalado.El proceso contra Gilles de RaisEn el proceso, el barón confesó sus prácticas macabras. Primero, ordenaba a sus secuaces que se llevaran a los niños “hermosos como un ángel” y les invitaban a un banquete, para el que les vestía con ricos ropajes. Al acabar la comida, conducían al niño a una estancia especial en el castillo donde llevaban a cabo su ritual.A continuación, de Rais medio estrangulaba a sus víctimas para evitar que gritaran, y luego los soltaba para violarlos (o los violaba colgados de un gancho) y a continuación, bien los mataba él o bien le ordenaba a un sicario hacerlo mientras él miraba, decapitándolos o a palos. En su confesión, declaró que “a los niños muertos los besaba y a los que tenían cabezas y miembros más bellos los contemplaba y los hacía abrir cruelmente sus cuerpos y se deleitaba viendo sus órganos interiores”. Cuando el barón terminaba con su víctima, caía dormido y sus sirvientes aprovechaban para limpiar la estancia y quemar el cadáver en la chimenea.En 1440, cuando fueron a detenerlo, Gilles no se resistió y en el proceso reconoció todos los crímenes de los que le acusaban, aludiendo a que lo hizo porque estaba escrito en los astros. El 26 de octubre de ese mismo año fue ahorcado a las afueras de Nantes y sus restos fueron quemados.Algunas fuentes indican que las acusaciones contra de Rais fueron exageradas y que le sometieron a un juicio político, similar al que sufrió Juana de Arco. Sin embargo, casi todos sus biógrafos coinciden en que es posible que al menos una parte de los crímenes que confesó sí que debió cometerlos. Eso sí, esto no fue óbice para que en 1992 el barón fuera exonerado de culpa por los tribunales franceses.La historia de De Rais ha sido relatada por la literatura en numerosas ocasiones, e incluso Charles Perrault reconoció que se basó el el personaje del barón para dotar a su Barbazul de sus cualidades más sanguinarias. Cierto es que Barbazul no mataba niños sino a sus esposas, a las que enterraba en el sótano de su castillo.Si queréis leer más sobre el personaje, me han gustado mucho los artículos del ABC y de la Wikipedia donde está muy bien narrado el juicio.