Qué maravilla de separación de poderes: los jueces hacen huelga, otro órgano judicial dice que no se les puede descontar ni un euro… y todos tan contentos. Para el resto de trabajadores, hacer huelga implica perder parte del sueldo, jugársela con la empresa y, muchas veces, sufrir represalias. Pero cuando los jueces protestan, la huelga les sale a coste cero. Así cualquiera se planta.
Y ojo, no se trata de negarles el derecho a huelga, que lo tienen como cualquiera. Pero lo que no puede ser es que ellos mismos sean los que deciden si se les descuenta el sueldo o no. Es como si los políticos se subieran el sueldo votando entre ellos... ah, espera.
El poder judicial necesita independencia, sí, pero también control democrático y rendición de cuentas. Si no, se convierte en una casta blindada que vive en una burbuja ajena a la realidad social, como bien demuestra esta noticia.