Carola Pérez tiene 46 años y es una superviviente. Padece dolor neuropático que, en su caso, define así: "Es como el peor dolor que puedas sentir, pero para siempre". Ahora tiene una incapacidad permanente y no puede trabajar, pero en su momento, estudió Comunicación Audiovisual puesta de opioides ("es como sacarte la carrera consumiendo heroína") y ocupó un puestazo en una productora musical entre inyección e inyección de morfina. Si no, imposible tirar. Al menos hasta que supo del cannabis, que ha sido y es una de sus tablas de salvación.
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