Junio ya está aquí. Ha llegado el verano. Y las playas de Tel Aviv están llenas. A sólo una hora en coche, dos millones de palestinos están al borde de la inanición. La incongruencia de estas pocas palabras y el extraño contraste de imágenes -la concurrida playa de Tel Aviv, la distopía de Gaza- son difíciles de digerir, imagino, para muchos en Irlanda. Tal vez resulten chocantes, incomprensibles e incluso repugnantes. Sin embargo, esta es la realidad de la vida, y por supuesto de la muerte, aquí en Israel y en la cercana Gaza.