Para muchos padres es la única opción, pues no cuentan con un familiar que se pueda hacer cargo de ellos, y no tienen con quien dejar a sus hijos durante sus casi tres meses de vacaciones escolares, por lo que les toca hacer malabares para poder conciliar el verano con el trabajo. No solo es una cuestión de logística, sino también económica. Muchas familias no pueden permitirse servicios privados que cuiden a sus hijos e hijas, mucho menos cuando España es uno de los países que tiene una de las tasas de pobreza infantil más altas de la UE.
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