La capital portuguesa ha logrado colarse en el mapa inversor internacional y afianzarse como destino turístico, pero no le ha salido gratis. En el camino se ha convertido en la ciudad más "inasequible" de Europa, con un mercado inmobiliario más enfocado a los expats o turistas que en sus vecinos. Los primeros compran casas para usarlas como segundas residencias o en busca de altas rentabilidades mientras los lisboetas, han visto cómo la vivienda se encarecían tanto que muchos han renunciado a la perspectiva de alquilar pisos enteros.
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