La desgracia quiso que hace unos días, a Jiang, con apenas 42 años, le diera un infarto cerebral. Atesora hijos, pero sin la edad suficiente para mantener el negocio. El infortunio, en cambio, ha provocado una entrañable oleada de solidaridad hacia esta familia china. Cierto es que las flores más fuertes nacen en los terrenos más escabrosos. Y más curiosos, como es la persiana y fachada de una taberna. Allí han comenzado a aparecer carteles de apoyo y ánimo con mensajes, tan entrañables como castizos, de muchos clientes.
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