La política de Israel se basa en el primum nocere, primero dañar. Israel incumple sus obligaciones como potencia colonial y provoca inmensos daños a la población autóctona. Roba tierras y recursos, asesina, enferma, tortura y mutila causando sufrimiento inmenso (en gran parte irreparable). Especialmente se ceba en sectores como infancia, mujeres, y profesionales clave como educación, comunicación y sanidad. Se le opone una Resistencia legítima que carece de defensa aérea, tanques, misiles, drones, artillería, aviones, etc.