
Galicia está luchando por su futuro económico y ambiental y ello pasa por evitar la gran fábrica de Altri en Palas de Rei. Ayer hubo una gran manifestación en Santiago www.meneame.net/story/marcha-multitudinaria-recorre-calles-santiago-co que, como siempre, no gustó nada en San Caetano, sede de la Xunta de Galicia www.meneame.net/story/pp-marcha-contra-altri-fue-manifestacion-organiz administración que desde el comienzo muestra un gran interés en esa instalación a pesar de que puede afectar a los negocios de la zona e incluso al marisco de la Ría de Arousa.
Altri, además de usar a la Xunta de Galicia como promotora desarrolla una importante labor de relaciones públicas publicando vídeos www.youtube.com/watch?v=F7icVVsmei4 además de publicidad en Youtube y periódicos. De cuatro periódicos revisados esta mañana, en tres ("La Voz de Galicia", "Faro de Vgo" y "Atlántico Diario") había publicidad de Altri, aunque en Atántico Diario no había referencia a que fuera publicidad (en los otros podía verse "Contenido ofrecido por Greenfiber" o "Greenfiber informa"), pudiendo pensarse que es información del diario. El contenido publicitario cambia según el día, hablando de la ecología de la planta, sin emisión de dioxinas y falta de afectación al medio ambiente, lo cual es poco creíble.
La imagen de la planta industrial muestra mucho espacio libre, el cual seguramente sea ocupado en posteriores ampliaciones. Es la única explicación a que ocupe tanto espacio, que nadie compra o expropia una superficie tan grande si después no la usará.
Aquí las imágenes de los anuncios:
Se podría incluir también en esos titulares tramposos que utilizan cualquier dato para atizar a Cataluña, ya que inducen a pensar que se trata del PIB per cápita, cuando en realidad se refieren a su variación en los últimos años, pero me voy a centrar en analizar como se han operado esas variaciones anuales al margen de la veracidad de los datos (no se sido capaz de encontrar esas variaciones en el INE y resulta sospechoso que el dato de Andalucía sea idéntico al de España).
En la tabla que se adjunta en el artículo dicen que están las variaciones porcentuales que ha sufrido el PIB per cápita durante 2020, 2021 y 2022 en las distintas CCAA y en una última columna, la variación total en esos años. Es ahí donde está el problema, ya que directamente han sumado las variaciones porcentuales anuales (con su signo) para hallar la variación total, cuando eso es incorrecto. Se puede ver con un ejemplo sencillo: si un año algo baja un 20% y al siguiente sube un 20%, la variación total no es 20%-20%=0%, sería 0,80*1,20=0,96, es decir, una bajada del 4%. Así, para los datos de Madrid (-10,98%, +6,22% y 5,72%) el total no sería -10,98+6,22+5,72=0,96%, habría que hacerlo así: 0,8902*1,0622*1,0572=0,9997, equivalente a -0,03%.
Nota: Este será mi último artículo en mucho tiempo. Voy a contar mi historia desde niño en la URSS hasta la "modernidad". Algunos detalles seguramente no los recuerde con exactitud y puede que mezcle recuerdos con lo que me contaron. Pero bueno, lo importante es que refleje lo que vivimos, ¿no? Hay partes que me saltaré por no ser relevantes y no me meteré mucho en lo que hice en los últimos años.
Mi abuelo nació en una aldea perdida de Galicia a principios del siglo XX. No sé exactamente cuándo, él nunca hablaba mucho de fechas, pero creo que fue por 1905 o así. Galicia en aquella época era un sitio muy rural donde apenas llegaban las ideas políticas modernas. Bueno, según parece ser excepto en Coruña y Santiago, donde ya había grupos de trabajadores que hablaban de aquella Revolución. Qué irónico pensar que aquel acontecimiento que mi abuelo veía como la aurora de un mundo nuevo acabaría siendo para mí el símbolo de uno de los mayores errores de la historia.
Mi abuelo era carpintero, y bastante bueno según contaba mi padre. Parece ser que metió en la CNT porque en aquellos tiempos si eras obrero o estabas con los sindicatos o la cosa estaba difícil. A través de esto, durante la República se involucró en huelgas y manifestaciones y evidentemente le traería consecuencias. Mi abuelo nunca entraba en detalle sobre su juventud, así que no hay muchos datos al respecto.
Cuando estalló la Guerra Civil, mi abuelo sabía que era buena hora de marcharse. No recuerdo bien cómo me contaba que huyó, pero sé que fue de los pocos que consiguieron plaza en unos barcos soviéticos que salieron de Gijón hacia Leningrado. Él siempre decía que "tuvo suerte" porque la mayoría acabaron en campos de concentración. Aunque visto lo que le esperaba en la URSS, a veces me pregunto si realmente tuvo tanta suerte.
Lo mandaron a Khabarovsk, casi en China. Un gallego que apenas había salido de su comarca, de repente en el fin del mundo soviético. Siempre se reía cuando contaba cómo los rusos no entendían su acento cuando intentaba hablar ruso. En esa ciudad trabajó de carpintero en las fábricas que estaban construyendo como locos durante los planes quinquenales de Stalin. Recuerdo que no hablaba mucho de Stalin pero una noche, ya muy mayor y en confidencia, me confesó que había visto cómo se llevaban a compañeros suyos, otros españoles, acusados de "trotskistas" o "saboteadores". Nunca volvió a verlos. Aquello le hizo darse cuenta de que el paraíso obrero no era lo que le habían prometido, pero ya era demasiado tarde para volver. Aún así nunca llegó a desengañarse del todo.
Conoció a mi abuela Masha dando clases de español a un grupo de maestros(si soy sincero, nunca entendí muy bien esto). Era maestra de primaria, mitad rusa mitad ucraniana, y poco más conozco de ella. Se casaron justo antes de que Hitler invadiera la URSS, pero no tengo fecha exacta. Mi abuela contaba que durante la guerra pasaron tanta hambre que llegaron a hacer pan mezclando harina con serrín.
Mi padre nació en plenas purgas de Stalin. Menos mal que estaban en el culo del mundo. Creció hablando ruso con todo el mundo y español solo con mi abuelo y conmigo que tenía muy metido eso de mantener el idioma. "La lengua es lo único que no te pueden quitar", decía. Curiosamente lo decía en español y no en gallego.
Mi padre era muy bueno con los números (o de eso presumía). Se formó como ingeniero en el Instituto Politécnico y luego lo mandaron a Corea del Norte a trabajar en unas centrales hidroeléctricas. Estuvieron reconstruyendo ese país después de la guerra. Ahí conoció a mi madre, que era traductora. Ella hablaba coreano, ruso y algo de español que había aprendido porque habían llegado algunos cubanos. Se supone que eran asesores o consultores, pero el dato me extraña para la época. Se casaron en Pyongyang, pero aparte de esto no tengo mucha información sobre el evento.
Nací en Khabarovsk durante el discurso de Jruschov denunciando a Stalin.
No sé si podéis imaginaros mi casa: mi abuelo empeñado en hablarme en español, mi madre mezclando ruso y coreano, y mi padre intentando poner orden en aquel caos lingüístico. Ahora me río, pero de niño me liaba muchísimo y nunca llegué a dominar del todo el ruso y el coreano hasta hace unos años lo hablaba con un acento "sospechoso" para los del sur.
Lo bueno es que aprendí tres idiomas casi sin darme cuenta. Lo malo es que a veces mezclaba palabras o construía frases con una gramática imposible que hacía que mis profesores me miraran regular.
Nuestra casa era un pequeño apartamento en un bloque de esos horribles que construyeron durante la época de Jruschov. Los llamábamos "jrushchobas", un juego de palabras entre Jruschov y "trushchoba" (tugurio). Eran enanos, con techos tan bajos que mi padre, que no era especialmente alto, tenía que agacharse en algunas zonas. Las paredes eran tan finas que escuchábamos hasta los ronquidos del vecino. Recuerdo que en invierno, cuando la temperatura bajaba a -30°C, se formaba hielo por dentro en las esquinas de las ventanas y mi madre ponía trapos para absorber la humedad. El baño lo compartíamos con otra familia, y teníamos turnos estrictos para usarlo. Pero bueno, era nuestro hogar, y comparado con la mayoría, teníamos suerte de tener ese espacio. Al menos eso nos decían, y nosotros nos lo creíamos... hasta que empecé a ver cómo vivía la gente en otros países capitalistas.
Ya desde niño notaba que había cosas "raras" en casa. Por ejemplo, mi abuelo guardaba un par de libros como si fueran tesoros. Un día le pregunté por qué los escondía detrás del armario, y me dijo algo así como: "Porque algunos libros son peligrosos para quien no sabe leerlos". No entendí nada entonces, claro.
Recuerdo perfectamente cuando las tropas soviéticas entraron en Checoslovaquia. Yo tendría unos 10 u 11 años. En la escuela nos explicaron que habíamos ido a "ayudar a nuestros hermanos checos contra los imperialistas". Pero esa noche escuché a mis padres discutir en voz baja en la cocina. Mi padre decía algo como: "Es lo mismo de siempre, no han aprendido nada". Mi madre le reñía para que bajara la voz. A la mañana siguiente, mi padre ya no estaba y nunca más supimos de él. Dos meses después mi madre murió de depresión.
A los 17 conseguí entrar en la Universidad Estatal del Extremo Oriente, en Vladivostok. Estudié economía política, que era la versión marxista-leninista de la economía. Aburrido como solo podía serlo memorizar las teorías del valor-trabajo de Marx hora tras hora.
La suerte fue que, con mis tres idiomas, me metieron en un programa especial para formar "expertos para el comercio exterior". Básicamente, necesitaban gente que pudiera hablar con extranjeros sin meter la pata.
En Vladivostok había más libertad, se respiraba otro aire. Era puerto y tenía ese "nosequé" de las ciudades portuarias. Contrabando, historias de marineros, pequeñas transgresiones... Me asignaron como intérprete para algunas delegaciones comerciales. Y ahí empezó mi verdadera educación.
Recuerdo a un marinero cubano, no diré su nombre (aunque han pasado más de 40 o 50 años y supongo que ya no importa). Me pasaba ejemplares de revistas “imperialistas” cuando nadie miraba. Las escondía en mi habitación de la residencia, debajo del colchón como un adolescente con revistas porno. Pero en vez de chicas desnudas, lo que escondía eran noticias sobre la muerte de Franco y la transición española.
Me eligieron para ir con una delegación a Cuba durante tres meses. El paraíso socialista del Caribe… o eso nos decían. La verdad es que La Habana me impactó muchísimo. Era socialismo, sí, pero con una alegría caribeña que nada tenía que ver con la seriedad soviética. Y también con esa misma miseria que ya conocía bien, solo que con palmeras y sol.
Recuerdo especialmente a unos comerciantes chinos con los que tuve que negociar en representación de nuestra delegación. Me sorprendió que todos tenían nombres españoles: Francisco Wong, Antonio Chen, Miguel Liu... Me explicaron que sus familias habían llegado a Cuba hacía generaciones para trabajar en las plantaciones de azúcar y habían adoptado nombres cristianos. Era fascinante ver estos rostros asiáticos presentándose con nombres tan españoles y hablando con acento caribeño. Uno de ellos, José Huang (que yo al principio entendí como José Juan y así le llamé hasta hace relativamente poco) se convirtió en mi guía no oficial por el "otro lado" de La Habana, el que no mostraban a las delegaciones oficiales.
Los cubanos eran mucho más relajados con el tema ideológico, o al menos eso me pareció. Había más contacto con ideas del exterior. José me llevó a una librería de segunda mano de esas medio clandestinas que había en un callejón cerca del malecón, donde encontré varios libros prohibidos en la URSS. Entre ellos, uno que cambiaría mi forma de pensar: un viejo ejemplar de "La acción humana" de Ludwig von Mises, en una traducción española bastante deteriorada escrita a mano y con notitas. Recuerdo que lo leí a escondidas, por las noches, con una mezcla de fascinación y miedo. Era como si alguien hubiera puesto en palabras todo lo que yo había estado observando durante años: la imposibilidad del cálculo económico bajo el socialismo, la inevitable ineficiencia de la planificación centralizada, la superioridad del mercado como mecanismo de información... Fue como si se encendiera una luz en mi cabeza.
Volví a Vladivostok transformado. No es que me hubiera convertido en un disidente abierto, porque no me apetecía morir todavía, pero internamente ya no creía en el sistema. La pobreza que había visto tanto en la URSS como en Cuba no era accidental, era sistémica, inevitable bajo el modelo colectivista. Empecé a reunirme con unos compañeros de confianza para discutir "temas alternativos". Éramos extremadamente cuidadosos. Nos llamábamos en broma "el círculo de estudios comparativos", lo cual sonaba lo suficientemente aburrido como para que nadie sospechara que estábamos cuestionando los fundamentos mismos del sistema soviético y socialista.
Me gradué y me asignaron al Departamento de Comercio Exterior en Vladivostok. Era un buen trabajo, de los mejores que podías conseguir en la época. La era de Brezhnev fue rara... todo el mundo sabía que la economía iba cada vez peor, pero nadie decía nada. Era como un pacto de silencio. Tú fingías trabajar, y el Estado fingía pagarte, como decíamos en aquella época.
Mi conocimiento de idiomas me convertía en alguien útil. Servía de intérprete cuando venían delegaciones extranjeras. Tenía acceso a información que la mayoría no tenía, y eso me daba perspectiva. Veía las diferencias entre lo que nos contaban y la realidad.
Más adelante me enviaron a La Habana con una misión comercial por un año entero. Parecía un cangrejo con tanto sol ya que mi piel siberiana no estaba hecha para aquel clima. Mi español mejoró muchísimo, claro, ya que lo utilizaba a diario. Pero lo más importante fue que hice amigos españoles que estaban allí por negocios. Recuerdo largas noches hablando de política, literatura, y Julio Iglesias. Fueron conversaciones que me abrieron los ojos a muchas realidades que el sistema soviético nos ocultaba.
Me trasladaron a Moscú. Fue el año en que Gorbachov empezó con la famosa perestroika. De repente, se podía criticar cosas, proponer cambios... dentro de unos límites, claro. Trabajaba en el ministerio, en un edificio gris y deprimente de la Avenida Kalinin.
Pero lo mejor llegó en 1989. Me seleccionaron para una misión comercial en España. La tierra de mi abuelo. Recuerdo que cuando se lo dije, se emocionó. Tenía ya más de 80 años y sabía que nunca regresaría. Me dio una carta para su hermana, por si seguía viva, y una pequeña medalla de plata de la Virgen del Carmen que había conservado todo aquel tiempo.
España me dejó alucinado. Era como si todo lo que me habían contado sobre el "fascismo franquista" se hubiera esfumado. Veía un país moderno, vibrante, con gente que hablaba sin miedo. En Madrid me sentí extrañamente en casa, a pesar de no haber estado nunca allí. Y cuando visité Galicia... madre mía, no tengo palabras. Olía igual que en las historias de mi abuelo. El verde, la lluvia, el mar...
Lamentablemente, no encontré a la hermana de mi abuelo. Me dijeron que había muerto unos años antes. Pero conocí a unos primos segundos que me acogieron como si fuera familia cercana. Tenían fotos de mi abuelo de joven que yo nunca había visto. Fue desgarrador y en aquel momento me prometí no volver jamás a Rusia, no hablar jamás ruso, e intentar borrar por completo el error que había cometido mi abuelo.
Sin embargo, sí que volví una vez más. Volví a Moscú justo cuando todo se derrumbaba. El Muro de Berlín había caído, y con él, todas nuestras certezas. 1990 y 1991 fueron años frenéticos. Aproveché mis contactos para montar una pequeña consultora que ayudaba a empresas extranjeras a navegar el caos de las nuevas repúblicas post-soviéticas. Literalmente, las leyes cambiaban cada semana. Era el Salvaje Este, como lo llamábamos nosotros.
Después del golpe fallido contra Gorbachov y la disolución final de la URSS en diciembre del 91, todo fue un caos. La "terapia de choque" económica nos dejó a todos en el limbo. Mi abuelo había muerto y la gente hacía cola durante horas para comprar pan, igual que mis padres habían hecho durante la guerra. La diferencia es que ahora tenían dinero, pero no había nada que comprar. Una locura.
Mi empresa sobrevivió a duras penas. Había tanto potencial y tanta corrupción. Cada negocio requería sobornos, y aparecieron esos "nuevos rusos" con sus Mercedes y sus trajes brillantes, muchos eran ex-KGB o ex-funcionarios del partido que se habían apoderado de empresas estatales por cuatro rublos. Era la confirmación viviente de lo que había leído en Mises: sin propiedad privada legítima, sin estado de derecho, lo que emerges no es un "mercado libre" sino un capitalismo de camaradas, un sistema donde el poder político simplemente se transforma en poder económico.
En 1994 participé en una feria comercial en Barcelona y entre una cosa y otra acabé viviendo en Madrid y más adelante me instalaría ya definitivamente en Hong Kong, pero eso es otra historia.
Es fascinante cómo la vida da vueltas.Mi abuelo huyó de España buscando el paraíso comunista, y yo huí de ese "paraíso" de vuelta a España. Él murió creyendo en un ideal que nunca se materializó. Yo he vivido lo suficiente para ver el colapso de ese ideal y buscar respuestas en otro lugar. No en otro colectivismo, sino en la libertad individual y la cooperación voluntaria.
Con los años, he evolucionado desde un simple escepticismo hacia el socialismo hasta convertirme en un convencido defensor del anarcocapitalismo. No es una posición popular, y menos a mi edad, pero es el resultado de décadas de reflexión y experiencia directa. He visto los dos sistemas: el colectivismo llevado al extremo en la URSS y el intervencionismo estatal (ya no tan) moderado en Occidente. Y mi conclusión es que el problema no está en el grado de control estatal, sino en su misma existencia. La planificación central no falla por mala implementación sino que falla porque es imposible que funcione, porque ningún comité central puede procesar la información dispersa que el mercado coordina de forma espontánea.
A veces pienso qué diría mi abuelo si levantara la cabeza y viera dónde he acabado y lo que pienso ahora. Probablemente me llamaría "burgués reaccionario" o alguna de esas expresiones que usaban en su época. Pero luego, quiero creer, reflexionaría sobre su propia experiencia en la URSS, sobre cómo aquel sueño se convirtió en pesadilla, y quizás entendería. Al fin y al cabo, él también fue una víctima del colectivismo, aunque nunca lo admitiera.
Tras leer hoy esta increíble gilipollez: www.meneame.net/story/elon-musk-dueno-google-quieren-todos-trabajen-si
No he podido evitar acordarme de una chorrada que me pasó hace años. Estaba trabajando en una empresa pequeña de una ciudad pequeña de España, que tenía la organización ligeramente más desorganizada de lo habitual para una pyme.
Un día, durante el desayuno, me asaltó una comercial y me preguntó si “¿se puede hacer esto?”, y me contó una idea vaga que podría encajar con la línea de trabajo principal de la empresa. Yo le contesté que sí y le dibujé un proceso nuevo en una servilleta.
Ella cogió la servilleta y, al día siguiente, a espaldas de casi todo el mundo, vendió la idea a un cliente enorme. La servilleta se había transformado en una presentación de 25 páginas a todo color. Más tarde discutió con la dirección y se fue.
Ocho meses más tarde, el cliente nos dijo: “Oye, ¿el servicio tan guay que he contratado y que empieza el mes que viene cómo va? Es que no me habéis dicho nada en siete meses. ¿Todo listo para empezar?” Así que hubo que pedirle al cliente la presentación y el contrato para averiguar qué puñetas le habíamos vendido.
Se dieron cuenta de que había que reprogramar el 25 % o más de la aplicación principal de la empresa, y que tenía que estar lista en 15 días. Así que nos reunieron a todos los informáticos y nos dijeron: “Os tenéis que esforzar al máximo, necesitamos un nivel de compromiso absoluto y total y hacer lo que sea necesario, se tarde lo que se tarde” o algo así era la frase, tampoco la recuerdo exactamente.
Y yo, como soy bastante más despistado que la media, entendí que teníamos que seguir haciendo lo de siempre, ya que yo empezaba a trabajar, rendía al máximo y paraba de trabajar a las 17:30, la hora de salida estándar. Así que seguí haciendo exactamente lo mismo que hacía siempre.
Lo que se tenía que entregar en 15 días se entregó 15 meses más tarde, y a pesar de todo, fue un éxito total.
Por otro lado, unos 25 meses más tarde, me enteré de que la dirección de la empresa estaba cabreadísima conmigo, ya que estaba dando un ejemplo espantoso al resto de los trabajadores al salir todos los días a mi hora, como siempre. Parece ser que algunos compañeros empezaron a dejar de trabajar un poco más pronto siguiendo mi estela. Según me contaron, la dirección se planteó despedirme de manera fulminante, aunque no se atrevieron, ya que quitar a un programador veterano cuando tienes un marrón enorme es una idea terriblemente estúpida.
Y así es como resistí una orden indirecta según la cual había que echar horas extras gratis: sin darme cuenta, con toda la tranquilidad del mundo, sin estrés alguno.
La moraleja de esto se puede resumir en:
A) Las cosas salen bien si no tienes a la gente quemada.
B) Nunca hay que hacer horas extras que no te paguen.
C) Las amenazas de despido se pueden contestar con un “no hay huevos” pasivo-agresivo. (Yo lo hice por accidente, pero conscientemente habría hecho lo mismo).
D) Cuando me fui de esa empresa voluntariamente, un poco más tarde encontré un empleo mucho mejor, así que probablemente, si me hubieran echado, incluso habría empezado a cobrar más mucho antes.
E) Nunca confies en un comercial, ni siquiera los de tu propia empresa.
D) Nunca cumplas una orden que no te den por escrito.
Llegué a Barcelona una tarde de noviembre, con el fastidio de saber que no podría disfrutar de la ciudad porque mi estancia tenía un fin muy concreto y determinado en el tiempo. Llegar, dormir, leer mi ponencia en aquel congreso y coger el tren para volver a mi tierra. Siempre es irritante pasar como una hoja muerta de un día de otoño por un lugar tan lleno de riqueza y diversidad, sin poder disfrutar de ellas.
Entré en el humilde hostal que me había buscado para pernoctar (una noche se pasa en cualquier sitio) y el encargado me indicó que mi habitación era la 25. Cogí las llaves y me dirigí a ella. Encontré la puerta entreabierta. La traspasé y encontré la luz del baño encendida. Alguien trasteaba dentro. Me asomé para advertirle de que esa habitación era mía y debía abandonarla...y me encontré a un hombre de unos 40 años mirándose al espejo y con una pistola apuntando a su sien. No pude evitar un grito semiahogado, lo cual provocó que pusiese sus ojos sobre mí y me apuntase con el arma.
-¿Qué haces aquí? He pagado por esta habitación hasta mañana a las 12- Me preguntó con una voz incomprensiblemente calmada.
-Le pido mil disculpas, abajo me dijeron que mi habitación era la 25...
-Pues se equivocaron. Ahora tendrás que quedarte hasta que termine lo que debo hacer. No quiero que armes un lío y acabes atrayendo público.
-¿Va a...suicidarse?
- Voy a morir, igual que tú. Simplemente yo he decidido hacerlo un poco antes.
-¿¿Quiere decir que va a matarme??
-No seas idiota, he dicho que voy a morir un poco antes que tú. Si ya estoy muerto no puedo matarte.
-Claro...¿Pero por qué quiere hacerlo?
-Porque el mundo me pesa demasiado. Nací enmedio de arenas movedizas y no moví un dedo para salir de ellas. Ahora estoy hundido hasta las cejas.
-Pero usted es joven, seguramente le queda más de la mitad de la vida y con ese tiempo...
-Yo soy como soy, y siempre seré así, sea joven o viejo. Soy un engendro con ojos pero sin manos. Con hambre y sed, pero sin boca para saciarlas. Cuando era joven pude haber intentado abrirme a cuchillo una boca en mi cara deforme. Pero dolía demasiado y no me atreví. Y ahora los recuerdos son demasiado insoportables.
-¿Qué recuerdos?
-¿De dónde nace la melancolía? ¿Cuál es el origen de la insoportable sensación de pérdida que termina matando en vida?
-Supongo que el origen está en aquello que tuvimos y perdimos.
-Y en lo que nunca tuvimos pero siempre deseamos. Se puede vivir o se puede sobrevivir. Yo siempre me he limitado a sobrevivir. He anhelado muchísimas cosas. He amado con toda el alma. Pero nunca he podido pelear por lo que quería. No tenía las armas, no nací con ellas. Por eso he vivido intentando olvidarlas. Pero es imposible.
-Ninguno tenemos la vida perfecta, pero ésa no es razón para matarse...
-Renuncia, silencio e impotencia. Esas tres palabras resumen mi vida. No pienses que soy un mendigo, a día de hoy tengo un trabajo que me permite vivir. No es el que me gustaba, pero las circunstancias me lo pusieron delante y no tuve el coraje de perseguir mis sueños, entre otras cosas porque no tengo el talento necesario. Ni siquiera lo tengo para este trabajo, pero hay mucha mediocridad en quienes lo realizan, y la mía no se nota en exceso.
Mira, se puede disfrutar con un solo de violín sin saber tocarlo, simplemente escuchándolo. Pero no se puede disfrutar un abrazo sin compartirlo con alguien. Las cosas más esenciales de la vida requieren que seas su protagonista, y no un mero espectador. Yo he sido estatua de piedra condenada a observar aquellos rayos de luz que, si no puedes tocarlos, se clavan como puñales en tus ojos.
He sido una sombra hecha de miedo. No he besado por miedo al rechazo. No he tomado mi camino por miedo a que sus piedras me hiciesen detenerme con los pies destrozados a su mitad. No he pensado por miedo a descubrir mi estupidez. He sido un hombre que soñaba con ser filósofo pero sufría cada vez que su mente le pedía pensar, pues era consciente de su incapacidad.
-Aun si todo eso fuera cierto, creo en la posibilidad de ser felices con los recursos que tenemos, la clave está en explotarlos al máximo.
-Demasiado tarde. No puedo olvidar a la mujer a quien más amé, que ahora está casada con otro. No puedo olvidar las décadas perdidas, en las que me he limitado a vegetar, a vivir como un gusano, a agujerear la tierra para buscar sucio alimento. Y lo peor de todo es que no puedo olvidar al hombre que provocó todo eso. Soy yo, y sigo siendo el mismo. Mi cerebro sigue estando igual de atrofiado, porque nació así. Mi corazón sigue siendo igual de cobarde, porque nunca me atreví a pelear para curtirme. Es mi naturaleza, cobarde e impotente...y a la vez tan sedienta del agua que nunca podré beber.
-Lo cobarde es dejar el mundo.
-Te equivocas, estoy haciendo acopio de los posos de valentía que quedan en mí para tomar esta decisión. Alcanzar una conclusión como la que acabo de contarte y seguir viviendo, conlleva una vida miserable. Una muerte lenta y gradual que termina haciendo polvo cualquier resto de nobleza y dignidad. He vivido como un cobarde, pero he decidido morir como un valiente.
-Pero...
-Aquí concluye esta conversación. Sólo me permitiré darte un consejo: cuida tu tiempo para no llegar al punto de que la desolación anide tan fuertemente en tu ser que termine presentándote como imposible cualquier salida. Vive todo lo que yo desconozco, todo aquello cuya lejanía ha vuelto insoportable mi vida. Y no abandones este mundo con la mochila vacía. En el fondo, los recuerdos son lo que te vuelve inmortal. Por eso estoy muerto.
Me miró a los ojos con una triste sonrisa y apretó el gatillo.
Ayer me impresionaba la estupidez de Rajoy al enviar un operativo policial claramente insuficiente a usar la violencia para impedir votar a millones de ciudadanos. Hoy Rivera la ha igualado, y además con un razonamiento tremendamente similar al suyo.
Pretende Rivera disolver el Parlamento catalán por la fuerza para convocar elecciones. Sin duda los ciudadanos sometidos a semejante atropello le recibirán con los brazos abiertos y usarán su voto para agradecérselo. Y desde luego que nadie votará a los partidos independentistas movido por la rebeldía y la indignación.
Es infame disolver un parlamento porque su composición choca con los intereses de ciertos partidos. Pero es de idiotas pensar que, la misma población humillada por tal atrocidad, votará a sus promotores semanas después de ejecutarse. La misma estupidez que movió a Rajoy a pensar que los votantes del referéndum huirían ante la mera visión de unos cuantos antidisturbios.
Sólo hay una cosa más humillante para los catalanes que la suspensión del autogobierno en sí. Y es que van a ser gobernados por el penúltimo partido del parlamento en numero de votos.
Luego está lo de intervenir TV3. Tal vez piensen que poniendo un Urdaci al frente, lograrán generar un volumen de propaganda suficiente para que Arrimadas sea presidenta. Es una idea tan ingenua como mezquina.
Tener al frente de las instituciones a trileros que tapan sus miserias con banderas, lleva a desastre como este. Cataluña ha estado gobernada en los últimos años por un partido genuinamente corrupto. España también. Cataluña ha sufrido los mismos males que el resto del país por parte de quienes la gobernaban. Pujol y su delfín Más, Aznar y su delfín Rajoy, expoliaban sus respectivos territorios tras compartir comilonas con el Borbon padre.
Si fuesen los pueblos, y no la morralla que los dirige, quienes se hablasen de tú a tú, lograrían encontrar juntos las soluciones a sus problemas comunes y, a la vez, construir un sistema de convivencia donde todos cupiesen. Pero, desde siempre, los malos gobiernos se han sentido encantados cuando los ciudadanos percibían como amenazas o enemigos a personas igual que ellos. Mientras esto sucede, no se dan cuenta de quienes son sus auténticos verdugos.
Ya lo decía el viejo Quohelet, aquel agorero que se regodeaba en recordar que todos los ríos van al mar pero el mar nunca se llena. Ya lo decía Quohelet: donde hay mucho conocimiento hay mucho dolor. Donde hay mucha ciencia, hay mucho sufrimiento.
Y donde no, también. Eso olvidó añadir.
Dicen que la ignorancia nos iguala a los animales, y que volver la espalda a la realidad nos convierte en esclavos, porque esclavo es el que no es dueño de su vida sino que pertenece a un amo que piensa y decide por él. Dicen que no hay nada peor que ir a la cárcel sin conocer el plazo, o esperar la ejecución sin saber a ciencia cierta en qué fecha vendrá el verdugo a convertir un corredor en laberinto.
Puede ser.
Pero dicen también que sólo lo inesperado puede contener algún mensaje, porque lo sabido es mudo. Y dicen que de toda prisión se puede escapar mejor que de la cárcel de uno mismo. Y dicen que a los cíclopes se les dio a conocer la fecha de su muerte y por eso perdieron toda alegría. Y un ojo.
¿Es mejor saber o no saber?
Es mejor saber lo que hay que saber.
Esa es la respuesta. La única buena.
Saber, por ejemplo, que nuestro hijo tiene dos años, que está cada día más guapo y que ya dice algunas palabras. Saber que de pronto empieza a comer peor que de costumbre y que parece que se ha puesto enfermo. Eso es saber algo importante.
Saber que después de recorrer centros y hospitales, de hacer análisis y más análisis, de ponerle todas las vacunas contra los virus infantiles de guardería, y de probar todos los remedios modernos y caseros de que nos han hablado, sigue enfermo.
Saber que hay que alegrarse cuando el pediatra decide al fin examinarlo a fondo, porque parece que no es una de esas enfermedades sin importancia que contraen los niños. Deberías irritarte porque no lo hubiera hecho antes. Deberías agarrarlo por las solapas de la bata y decirle cuatro palabras, después de las semanas que has pasado, pero te alegras porque sabes cómo es el mundo y sabes que tienes que alegrarte. Lo sabes y te alegras de que lo hayan examinado ahora en lugar del mes que viene.
Saber llorar cuando te dice el médico que el niño tiene una cardiopatía congénita. Te lo explican con media docena de tecnicismos que no entiendes, y hasta te muestran unos cuantos dibujos que no te dicen nada, porque eres incapaz de imaginar a tu hijo como algo más que su carita sonriente. Pero es igual. Sabes que es grave. Sabes que puede ser incluso muy grave y palideces como si la piel fuese alérgica ala sangre.
Saber llorar y saber tener esperanza. Porque hay esperanza y hay que saber creer en ella, aunque sea escasa. Aprender a creer en algo: eso sí que es tarea difícil. Pero lo necesitas a toda costa y aprendes. Y al final sabes creer en esa esperanza. Y crees con la furia de los conversos, con el fervor de los alcanzados por el rayo.
Saber que no responde al tratamiento. Que la enfermedad es grave, que el médico tuerce el gesto cuando revisa la analítica y la radióloga mira a otro lado cuando buscas su mirada, que el niño se seguirá apagando hasta encontrarlo frío un día en la cuna. Hay que saber eso.
Saberlo de veras es asumirlo. Tener conocimiento de una cosa no es saberla. Hay que saberla por dentro, no por fuera. Saber es interiorizar, poner dentro lo que está fuera. Pero poner dentro algo así es como tragarse una granada de mano después de quitarle la anilla. Y sonriendo, además, porque no quieres que el niño te note nada. Te tragas la granada y dices “mira qué rica la golosina que se ha comido papá”.
Y finalmente lo sabes. Te ha costado, pero al fin lo sabes. Juegas con él sabiendo que cada día puede ser el último, y te desesperas imaginando un ataúd blanco. Y lo abrazas más de la cuenta, como si lo quisieras más porque se vaya a morir que si estuviera sano. Sabes que es una tontería, pero lo sigues abrazando. ¿Desde cuando los abrazos saben lógica?, ¿desde cuando tienen miedo a surgir de tonterías?
Y te dicen que existe aún una esperanza.
Y entonces cambias el saber por el esperar. Si saber ya era difícil, esperar es tarea de héroes.
Porque se trata de esperar. Esperar que muera algún niño de su edad. De otro mal cualquiera. En un accidente de tráfico. En un accidente doméstico. De uno de esos tumores infantiles que se disgregan y subdividen a dos veces la velocidad de la luz. Lo que sea. Da igual.
Y te conviertes en un buitre esperando que se muera el hijo de otro y te quiera ceder un corazón. Y sabes que lo deseas. Te lo niegas. Pero sabes que es así.
Lo deseas.
Entonces es cuando sabes demasiado y quisieras ser un ignorante.
Tratas de no pensar en ello y el deseo de apartarlo de tu mente te hace tenerlo presente a todas horas.
Pero pasa el tiempo y el corazón no llega. Maldices entre dientes y entre lágrimas. Maldices en voz baja porque no te atreves a quejarte de que no se muera otro niño. A falta de mejor remedio se te ocurrió rezar y te sentiste un blasfemo. Ya ni a rezar te atreves: Dios no es para ti, porque pides un mal; el diablo no es para ti, porque lo pides para un bien. Mejor dejarlo.
Y entonces un día te enteras de que quizá no sea preciso esperar. Alguien te informa de un par de cosas que no deberías saber y te pones al corriente. Quisieras no saberlo, pero preguntas, y haces unas cuantas llamadas. No quieres saberlo pero crece la avidez de conocimiento.
Y sabes al fin que en algún lugar de Centroamérica te venden un corazón. Te horroriza pensar que se puedan vender esas cosas. Te parece espantoso mientras preguntas el precio aunque no lo quieres saber. Te dicen cuanto costaría con absoluta frialdad. Y lo puedes pagar.
Y sabes que los corazones de niños de dos años no crecen en los árboles como las manzanas. Ni son bulbos como las cebollas. Ni tubérculos como las patatas. Los corazones de niños de dos años crecen en niños de dos años, por supuesto, pero esa es una evidencia a la que no eres capaz de llegar. Lo intentas pero no puedes. No consigues saberlo.
Prefieres ser ignorante. Y creer que lo sacarán de la tierra con una azada. Llegas a creerlo. Lo crees de veras, con toda el alma. A veces incluso lo imaginas: un corazón palpitante saliendo de la tierra y un campesino moreno que te lo ofrece con una sonrisa reluciente.
Y compras el billete de avión convencido de que así es: saldrá de la tierra y lo sacarán con una azada. No puede ser de otro modo. Es impensable que sea de otro modo. No sería lógico.
Y pagas.
Y le hacen el trasplante a tu hijo en una clínica privada, aparentemente imposible en un sitio así. Una clínica moderna y reluciente con médicos de peinado impecable y enfermeras sonrientes. No puede existir tal cosa en semejante sitio, pero sí que es posible. Y sabes por qué es posible. Y prefieres no saberlo, pero pagas, y lo sabes.
Y estás un mes allí, casi dos. Y no miras a la gente. Y te dices que el menor de doce hermanos ha salvado del hambre a los otros once, pocos segundos antes de que se lo llevase el tifus. Un minuto antes de que lo atropellara un autobús. Justo cuando iba a destrozarlo un meteorito. Cualquier cosa te vale. Te vale lo que sea.
Y te dices que has hecho un bien. Y sabes que te lo has hecho. No cabe duda de que es un bien.
Y tu hijo te sonríe cuando vuelves a casa. Y con el ronroneo de los motores del avión se queda dormido. No puedes apartar los ojos de él mientras duerme.
Y sabes que has hecho lo que tenías que hacer.
Tu hijo está contigo y te sonríe: sabes lo que tienes que saber. Y te gustaría no saber más.
Sólo falta encontrar a quien te venda la ignorancia.
Sólo eso.
--------------
Si no recuerdo mal, escribí este relato en 2011. Lo comparto con vosotros para cumplir mi promesa de dejar de escribir relatos chorras, y por aquello de poner un ejemplo de cambio de registro para todos los colegas con los que he estado hablando estos días de eso.
Normalmente tengo más éxito como humorista o satírico. Pero me pasa, me temo, como a los grandes del Heavy: que al final se les recuerda por las baladas.
Qué le vamos a hacer.
;-)
Juan Carlos Yoldi fue condenado a 25 años de cárcel por integración en banda armada, depósito de armas de guerra y estragos con resultado de lesiones graves. Era miembro de un comando de ETA en la zona de Guipuzcoa y, con sus propias manos, colocó bombas que provocaron graves heridas a personas inocentes.
HB lo integró en sus listas al Parlamento vasco y, tras ser elegido parlamentario, le presentó como candidato a Lehendakari. Pidió a la Justicia que le dejase acudir a la sesión de investidura. El Tribunal Supremo le autorizó a ello. Yoldi acudió y sólo obtuvo los votos de HB. Eran los años 80, con el 23-F muy reciente, atentados de ETA diarios y las reminiscencias del franquismo muy vivas, dada su proximidad temporal.
Carlos Puigdemont convocó un referendum y declaró la independencia de Cataluña mediante un acto simbólico que no tuvo efectos jurídicos algunos (sus propios promotores lo concibieron como mero brindis al sol, hasta el punto de que ni siquiera se atrevieron a retirar la bandera española del Palacio de la Generalitat pese a las peticiones de miles de manifestantes concentrados frente a ella). Ha pedido al juez que le permita acudir a la sesión de investidura, aún a sabiendas de que, en cuanto lo haga, será inmediatamente detenido. Solamente le pide ese pequeño paréntesis de libertad. Cabe destacar que Pugdemont cuenta con la mayoría del Parlament a su favor, y que estamos en el siglo XXI, muy lejos de los años de plomo donde ETA mataba cada semana. También cabe resaltar que ni Puigdemont ni los independentistas apoyan o han ejercido la violencia.
Si en el citado contexto el juez le deniega el permiso, y con ello impide a la mayoría parlamentaria (sostenida por millones de votos) elegir al candidato que quieren, podremos afirmar sin género de duda que nos encontramos más cerca del franquismo de lo que lo estábamos en los 80. Negar un permiso de unas horas cuyo fin es que el derecho de participación política de millones de personas no se vea malogrado, es propio de una dictadura. El Tribunal Supremo lo sabía en la época de Tejero. Veremos si lo sigue recordando en la época de Rajoy y Rivera.
Llevo un tiempo repitiéndolo en los comentarios, y quiero tomarme este espacio para explicarlo con mayor profundidad: vivir en las grandes ciudades tiene un coste, aunque sólo sea por competir con el resto de personas que demandan tal privilegio, y no estoy dispuesto a que me vendan la moto de que la vivienda es cara sólo porque en Madrid o Barcelona sea cara.
Sé de sobra que hay mucha gente que no tiene más remedio que vivir en una gran ciudad porque es el único sitio donde puede encontrar trabajo en lo suyo. Sé muy bien que otros viven en grandes ciudades porque eso mismo le pasa a su pareja, o porque necesitan algo, un tratamiento, por ejemplo, que no se ofrece en otro lado. Ok. Nada que decir contra las necesidades de cada cual.
Pero me consta, personalmente y en general, que hay muchas personas que quieren vivir en grandes urbes porque les mola, porque las encuentran más ricas, más variadas, y con más oportunidades de todo tipo. Tampoco tengo nada que oponer, ¿pero de qué coño se extrañan cuando ven que los precios de la vivienda se suben a las nubes? Si compras un teléfono con más opciones, lo pagas. Si compras un coche con más prestaciones, lo pagas. Si quieres ventajas, las pagas. ¿Por qué eso es extraño, o lo parece, con la vivienda?
Cuando se habla de viviendas desocupadas, se da una cifra en bruto, olvidando, como ya dije, que las viviendas desocupadas están en Zamora y la demanda en Madrid. Puede que haya también muchas vacías en Madrid, no lo niego, pero si están vacías es porque nadie ha incentivado, realmente, que se ocupen.
Algunos urbanitas parecen pensar que su derecho a la vivienda lleva tatuado un código postal. Y no es así: en León te encuentras buena vivienda por 400€, y en la montaña, ya lo he dicho, una casa con jardín te puede costar 120€ al mes. Pero todos se acogen, de inmediato, a la falta de trabajo. Muy bien. ¿Pero de veras no hay jubilados en Madrid de alquiler? ¿Son todos propietarios? ¿No les vale más la pena alquilar su casa y marcharse a un pueblo de Segovia para alquilar su domicilio habitual y engordar así su pensión? No quieren. Ok. Cojonudo. Que lo paguen.
¿No hay camareros en Barcelona que podrían seguir siendo camareros en Falset, Tarragona, por un alquiler tres veces menor? Pero les mola más Barcelona que Falset o Sant Carles de la Rapita. Bueno, pues que lo paguen.
¿No hay taxistas en Madrid? ¿No hay mecánicos y guardias civiles?, ¿No hay profesores de instituto, comerciales, y oficinistas? ¿no hay dependientes de comercio que han emigrado de su pueblo para malvivir en un zulo de mierda? Sarna con gusto no pica, chavales, porque puestos como esos los había y los hay también en Pontevedra, en Jaén y en Huesca.
No nos contemos chorradas: los que viven en una gran ciudad por imperativo vital no pasan del 20%. El resto están allí por elección propia. Y las elecciones tiene un coste. Cada cual tome sus decisiones y las pague. En responsabilidad y libertad. Pero sin cuentos, por favor, que ya estamos mayores.
He aquí algunos destinos turísticos alternativos que pueden hacer las delicias del viajero amante de las emociones fuertes. Comenzaremos por la ciudad de Linfen, en China.
Una vez estemos allí el viajero podrá disfrutar de su contaminación y de sus abigarradas calles o de las centrales de energía eléctrica. Lo que será más dificil de ver será el sol que solo se deja observar unos 20 días al año.
Otro destino podría ser Manshiyat Naser, en Egipto. Una ciudad vertedero donde los habitantes envejecen rodeados de desperdicios siendo de _facto_ el sistema de alcantarillado de la ciudad de El Cairo.
El Cementerio de Chauchilla, en Perú, donde algunos restos humanos de sus moradores aun conservan retazos de sus ropajes o mechones de cabellos que se muestran al aire libre en un dédalo de fosas prehispánicas.
Otro interesante lugar es Aokigahara, en el Monte Fuji de Japón, también conocido como el "bosque de los suicidas". Un lugar donde durante décadas se han encontrado cadáveres humanos producto de ahorcamientos, sobredosis, ingesta de venenos, etc., etc.
Isla Migingo, Kenia. Una _paradisiaca_ isla donde sus habitantes soportan como nadie el efecto de la especulación urbanística y el hacinamiento; lo que junto a la pestilencia del Lago Victoria provoca la proliferación de ETS (sin contar con la constante amenaza de conflictos bélicos)
Agbogbloshie, Ghana. Un lugar donde producto de la contaminación de sustancias tales como el cadmio, el plomo o el antimonio que desprende el vertedero mundial de la tecnología que es, ha provocado la aparición de diversos tipos de cáncer entre sus habitantes.
Otra isla, esta vez en Filipinas. Se trata de la Isla de Luzón donde en algunos de sus acantilados existen necrópolis colgantes de las que se desprende un (des)agradable hedor.
Y podemos terminar en Vietnam, nuestro destino son los túneles de Cu Chi donde los "Charlies" pasaban días y días ocultos de los _usanitas_ soportando la carencia de oxígeno, el calor axifisiante o la rápida descomposición de alimentos lo que todo ello unido era causa de numerosas infecciones.
¡Feliz viaje!
Fuente de las imágenes: Google random
Vamos a suponer de partida lo que las teorías más tradicionales sobre el cáncer dan por supuesto: que el proceso que da origen al cáncer, es un proceso estocástico y lineal donde ciertas mutaciones ocurridas al azar confieren a una célula normal el estatus de "maligna". En estas teorías los factores ambientales mutágenos (tabaco, productos químicos, etc.) favorecen el proceso al aumentar la media de mutaciones en la división celular.
Hagamos no obstante el análisis de probabilidad de que un proceso así ocurra:
La tasa de mutación en los mamíferos sigue la distribución de 1 error por cada N = 2,2·10^9 bases nucleotídicas (es.wikipedia.org/wiki/Mutación#cite_note-14).
Suponemos además (la ortodoxia actual lo hace) la alteración de al menos 100 genes en la aparición de un cáncer maligno.
C = “número de genes alterados mínimos para que aparezca el tumor maligno” ~ 100 genes.
T = “total número de genes en el genoma humano” = aprox. 20.000 genes (es.wikipedia.org/wiki/Genoma_humano).
P(M) = C / T = 100 / 20.000 = 0.005, siendo P(M) = “la probabilidad de que si se altera un gen, que este sea de entre los 100 tumorales y no otro”.
P(D) = 1 / N = 1 / 2,2·10^9 = aprox. 0,0000000005, siendo P(D) = "la probabilidad de error en cada división".
A = “se altera un gen con capacidad tumoral en una división”
P(A) = P(D∩M) = P(D)·P(M) = 0,0000000005 * 0.005 = 0,0000000000025 (probabilidad de que en una división ocurra una alteración y de que esta alteración ocurra en un gen con un potencial de otorgar capacidad cancerígena).
Sigamos:
La probabilidad de que en una división se toque un gen con potencial tumoral es pues de 0,0000000000025. Pero también hay que tener en cuenta, que esa mutación en el gen debe ocurrir en las bases correctas y del modo correcto de modo que la célula consiga la capacidad adecuada y no otra que la haga inviable o la mate:
Hay 20.000 genes en el hombre y 3·10^9 pares de bases, por lo que de media cada gen tiene 150.000 bases.
P(G) = 150000 * 100 / 3·10^9 = 0,005, siendo P(G) = "probabilidad de que si se copia mal una base que sea una base dentro de un gen con potencial de favorecer la malignidad".
Siendo muy generosos, y para facilitar cálculos; vamos a suponer que para conseguir despertar una propiedad de malignidad en un gen con potencial para ello basta con modificar sólo 1 base concreta:
P(G') = 1 / 150000 = 0,0000066, siendo P(G') = "probabilidad de que si se altera una base dentro de un gen con potencial cancerígeno que sea esa base correcta que da el potencial y no otra base cualquiera".
P(G'') = P(G)·P(G') = 0,005 * 0,0000066 = 0,000000033, siendo P(G'') = "la probabilidad de que si se copia una base esté dentro de un gen con potencial cancerígeno y de que además se copie la base que despierta la propiedad maligna y no otra".
Por lo tanto:
Si A' = “en una división ocurre un error al copiar una base, dicha base pertenece a un gen con potencial cancerígeno, y además la base que muta es la adecuada dentro del gen para despertar la propiedad de malignidad”.
P(A') = P(D∩G'') = P(D)·P(G'') = 0,0000000005 * 0,000000033 = 0,0000000000000000165 (en una división ocurre un error en una base y esa base es la adecuada para despertar una propiedad cancerígena).
Según algunas fuentes, se produce un millón de divisiones celulares cada minuto, es decir; 1440 millones de divisiones al día. La media de edad está en 70 años (aprox.), por lo que se producen una media de:
70 años = 70 * 365 = 25.550 días * 1.440 millones al día = 36.792.000.000.000 divisiones durante toda una vida.
La distribución de probabilidad que indica la probabilidad de un determinado número de aciertos, tras n repeticiones es una binomial (es.wikipedia.org/wiki/Distribución_binomial).
Así que, la probabilidad de que se acumule de un modo estocástico en una misma célula una alteración en los 100 o más genes implicados en la aparición del cáncer teniendo en cuenta las 36.792.000.000.000 divisiones que tienen lugar durante toda la vida de un hombre es la siguiente:
X ~ B(36792000000000, 0,0000000000000000165)
Como el cálculo de una binomial con números tan grandes es complicado, vamos a aproximar la misma a una distribución normal:
Media = n * p = 36792000000000 * 0,0000000000000000165 = 0,000607068
Desviación típica = sqrt(n * p * q) = sqrt(0,000607068 * 0,9999999999999999835) = 0,024638749
Se aproxima pues a X ~ N(0,000607068, 0,024638749).
Como se ve, de un modo puramente estocástico es prácticamente imposible (~1/10^3576945) que durante la vida de una persona se produzca la acumulación de las cien o más mutaciones que dan lugar al cáncer. Es más, para aumentar la probabilidad lo suficiente aumentando el número de mutaciones medias por cada división habría que pasar de 2,2·10^9 a un orden de magnitud 4 o 5 veces mayor: es decir un error en la copia por cada 2,2·10^4 bases. Esto no hay mutágeno que lo logre, y de lograrlo mataría al individuo por mal funcionamiento del organismo en general antes de que pudiese aparecer un cáncer.
Para que se pudiese dar un cáncer de modo totalmente aleatorio haría falta las divisiones celulares totales de 10 millones de personas para que se pudiese apreciar un sólo caso. Y todo esto además sin tener en cuenta la capacidad que tiene el cuerpo (el sistema inmune) de defenderse, lo que lleva a la muerte de líneas tumorales antes de que puedan acumular todas las mutaciones necesarias. Así pues de un modo aleatorio (e incluso ayudado por factores ambientales) se daría siguiendo esta ortodoxia estocástica algo así como un caso por cada cien millones de habitantes.
Sin embargo, y por desgracia, el cáncer es algo mucho más común en nuestra sociedad: ¿cómo puede ser?
Pues la única solución imaginable es la de que el proceso que da origen al cáncer no siga realmente una proporción lineal. Que algún mecanismo facilite mucho su ocurrencia. Algo capaz de conseguir acumular esas mutaciones sin dejarlo todo en manos del azar. Y este mecanismo natural no puede ser otro más que el proceso de selección natural.
De hecho, análisis similares a los realizados en esta entrada son los que han llevado a mucho científicos a proponer el origen del cáncer como el resultado efectivo de un proceso de selección natural interno al organismo; en el cual acontecería de continuo una competición celular por los recursos disponibles. Esta competición sería innata y tendría su origen en el momento en que los primeros seres multicelulares evolucionaron: es decir, que la tendencia hacia el cáncer sería un remanente del "deseo" natural de individualidad celular.
Ante esta rebeldía celular "innata", el cuerpo como un todo posee un sistema de protección (el sistema inmune) que actúa metafóricamente como la "policía" del organismo. Pero ante unas pocas (del orden de 5 a 10) mutaciones aleatorias en ciertas células (mucho menos de las 100 necesarias para el cáncer propiamente dicho) esta "policía" podría perder parte de su efectividad y como consecuencia arrancaría entre los descendendientes de estas rebeldes escurridizas un proceso puramente darwiniano: es decir, que entre los descendientes de las células (mini)mutantes (capaces de burlar al sistema inmune con una tasa mayor de la normal) acontece luego un proceso evolutivo por las que son los descendientes que mejoran gracias a alguna nueva mutación (aunque sea mínimamente) la tasa de reproducción y supervivencia las que más se reproducen.
De este modo vemos cómo una vez se dan unas ciertas circunstancias previas (ciertas mutaciones aleatorias -quizás del orden de 5 a 10- que son improbables pero factibles -al contrario de lo que ocurre con las 100 necesarias para el cáncer-), daría comienzo una competición interna por los recursos entre esa determinada cepa celular rebelde y el resto del organismo. Y al poderse replicar dicha cepa "escapista" durante el tiempo suficiente (cosa que no ocurriría sin esas 5 a 10 mutaciones) se hace posible el hecho de que aparezca de manera espontánea un proceso de selección natural que favorece la acumulación de mutaciones en los descendientes "rebeldes" con capacidad de malignidad (puesto que este proceso evolutivo interno hace cada vez más eficiente e independiente a la cepa pre-maligna original). Sería precisamente este proceso evolutivo el que lograría la acumulación necesaria de mutaciones de un modo no lineal. Si finalmente el sistema inmune pierde la batalla aquella cepa pre-maligna pronto irá seleccionando mutación tras mutación todas las demás características que conocemos como cáncer y llevará su guerra de independencia a la muerte de todo el organismo.
No, la movimienta feministo no tuvo nada que ver con el derroto andaluz del izquierdo. Decir la contraria es de fascistos, reaccionarios e hijas de puto. La hecha de que una partida como VOX presentase como encabezamiento de listo a un juez de familio condenado por sentencios antifeministos, es puro casualidad.
O aprendeis de santo vez que enfrentar a un mitad de sociedad con otro mitad es una castástrofe social, o no haréis más que dejar huecas a las grupas más reaccionarios, a esas que se pasan por la forra de las cojonas la lenguaja inclusiva y no se lo agarren con papel de fumar.
Es triste, pero a dio de hoy, la movimienta antisistemo no se encuentra en el izquierdo. Es más antisistemo Trump que Iglesias. Más antisitemo Putin que Echenique. El sistemo es Macron, y quizás, serguramente, los naranjitas con la trasera en pompo, rogando ser fecundados pro allón banco o banca internacional.
Tocaría espabilzar el berzo...
Cada cual puede hacer el experimento por sí mismo: que se añada cinco hermanos en su infancia y trate de averiguar cómo hubiese sido su vida. Es un curioso ejercicio, aunque no pase de eso.
En mi caso, con cinco hermanos más, no hubiese podido tener mi propio espacio para leer, ni silencio para dedicarme a actividades intelectuales, ni oportunidad de ampliar mis estudios más allá del bachillerato. No éramos pobres, pero mi familia no se hubiese podido permitir el gasto de que estudiásemos fuera, así que de alguna manera nos habrían imbuido, o nos haríamos convencido nosotros, de la necesidad de ponernos a trabajar cuanto antes.
Con cinco hermanos más, hubiese disfrutado seguramente de una vida social más rica, hubiera ganado otras habilidades, pero sin duda ahora sería mucho más pobre, porque algunas de las cosas que tengo, las he heredado de mis padres o las recibí justo en ese puñetero y crítico momento en que las necesitaba.
¿Pues sabéis que pasa? Que a muchos países les sucede igual. Cuando pasa de 30 millones de habitantes a 100 en menos de cuarenta años (Egipto), o de 55 millones a 190 millones (Nigeria), o de 13 millones a 43 (Argelia), tienes que entender que las cosas no te van a ir bien y que hay dos maneras de reducir la pobreza: o aumentando el numerador, o reduciendo el numerador.
Hablar de distribución de la riqueza, vende entre las izquierdas. Hablar de crecimiento económico, vende entre las derechas. Pero hablar de reducir el denominador, porque en caso contrario no habrá remedio, no vende entre nadie. Nuestra tragedia, la que ya vislumbramos, procede de que unos quieren repartir mejor y otros producir más, pero nadie se preocupa de lo fundamental: el descontrol del número entre los que hay que repartir.
Esto empieza a parecerse a una cena a la que cada cual puede traer todos los amigos que quiera. Hay lo que hay, pero todo el mundo puede traerse a sus tíos, sus primos, sus vecinos... En esas condiciones, da igual cuanto se traiga para cenar o cómo se reparta. Si no hay límite al número de gente que viene a cenar, ni norma alguna al respecto, al final será todo un desastre.
Pero en vez de reconocer el problema del número, vendrán algunos a decirnos que la superpoblación también es culpa nuestra. Y que hay que repartir entre los que vengan. Y que vengan los que tengan que venir. Porque así es la vida. Porque qué le vamos a hacer...
Y así, a fuerza de hacer crecer el denominador, no habrá numerador que lo resista.
Estos días se está discutiendo mucho (de manera interesada/exagerada o no ya es discutible) sobre inseguridad ciudadana. Esto ha hecho que algunos partidos como Ciudadanos presenten propuestas como la que salió ayer para incrementar las penas sobre la reincidencia en el hurto:
www.meneame.net/story/ciudadanos-pide-reforma-codigo-penal-atracadores
Esta noticia generó un debate en los comentarios sobre la necesidad de esta medida.
-Algunos argumentaban que no era necesaria, ya que España ya tiene un código penal muy duro. Esto es cierto, pero no en el caso de los hurtos de menos de 400€, que solo están penados con multa.
-Luego se mencionó que el código penal dice que a partir del tercer hurto se puede penar con cárcel, por lo que la solución ya está puesta y no funciona:
Art 235 cp
1. El hurto será castigado con la pena de prisión de uno a tres años:
7.º Cuando al delinquir el culpable hubiera sido condenado ejecutoriamente al menos por tres delitos comprendidos en este Título, siempre que sean de la misma naturaleza. No se tendrán en cuenta antecedentes cancelados o que debieran serlo.
En realidad esto no es cierto, ya que el Tribunal Supremo dictó un auto en 2017 suspendiendo esta medida en el caso de hurtos menores de 400€ para evitar penas desproporcionadas:
www.elmundo.es/espana/2017/07/03/595a57c6268e3ea30f8b4598.html
Y con toda la razón, es una barbaridad que robar tres veces en un supermercado para comer te lleve a la cárcel. Esto es lo que pasa cuando la ley se redacta mal, pero que muy mal.
A esto nos tienen acostumbrados los partidos políticos, más interesados en vender su relato que en solucionar problemas. Más interesados en su partido de ping-pong ideológico y la demagogia que en ayudar a la ciudadanía. Y ahora mismo vamos por el mismo camino.
La realidad es que ahora mismo hay un problema de inseguridad y de multireincidencia. No es posible que se pueda hurtar de manera indefinida por valor de menos de 400€ sin pasar nunca por la prisión, y pagando unas multas que compensa pagar con lo que se gana robando. Pero ni la derecha ni la izquierda van a aportar soluciones realistas y justas.
La solución populista de la derecha será endurecer las penas por reincidencia en hurto. Algo que seguramente el TC acabe rechazando (como ya ha sucedido) y que supondrá condenas absurdas por robar comida o ropa, muchas veces por necesidad. O penas desproporcionadas por pequeños hurtos en centros comerciales más relacionados con la mala educación y rebeldía adolescente que con la inseguridad ciudadana, y que no merecen más que un correctivo económico o de trabajos sociales.
La solución populista de la izquierda será acusar a la derecha de fascista y de encarcelar a gente que pasa hambre. Propondrá soluciones näif que presuponen que no existe la maldad en el mundo y que todo el mundo roba por necesidad. Mientras la delincuencia seguirá aumentando y alimentaremos a la ultraderecha.
Y digo yo, ¿no existe el sentido común en el mundo? ¿No se puede diseñar una ley para encarcelar carteristas multi-reincidentes sin encarcelar a quien roba en el super porque pasa hambre? ¿No se puede buscar una solución que aumente la seguridad ciudadana sin que los más vulnerables acaben pagando el pato?
Aquí va mi propuesta.
Lo que verdaderamente genera inseguridad a la ciudadanía es el robo de carteras y móviles, porque el valor de los mismos para su dueño es mucho mayor que su precio. A la mayoría de la gente no le afecta igual si le roban un paraguas en la tienda, o aprovechan que te has dejado una bolsa descuidada al salir del Zara.
El robo de un móvil, además de su valor económico, significa incomunicación y peligro de exposición publica de la intimidad. Actualmente con los smartphones además supone un peligro elevado de suplantación de identidad, robo de datos e incluso pone en peligro las cuentas del dueño. Es absurdo cuantificar el robo solo por el valor económico del terminal.
El robo de una cartera no es menos importante, ahora parece que el delito penado solo se basa en el dinero en metálico que contiene, pero es mucho peor el peligro de robo bancario, el gasto de sustitución de documentación y la indefensión hasta que se consigue. Por no hablar de lo peor de todo, el peligro de suplantación de identidad que supone el robo del DNI, que muchas veces se revende y emplea para cometer delitos online y supone un calvario judicial para el dueño.
Teniendo esto en cuenta hay una manera muy sencilla de solucionar la multireincidencia que más inseguridad genera sin perjudicar a los más desfavorecidos:
Propuesta: Penar con entre uno y tres años de cárcel la reincidencia cuando se trate de hurto de dispositivos o documentación que permitan la suplantación de identidad del propietario.
Tan sencillo como eso. Los robos menores en supermercados y centros comerciales no se verían afectados. Nadie podría ser condenado a la cárcel por robar para comer o para vestirse. Pero acabaríamos con los hurtos de móviles y carteras como forma de vida.
Ahora llamadme iluso, por pensar que los partidos políticos actuales pueden ponerse de acuerdo en una medida de sentido común, que resuelva el problema sin demagogia ni perjudicar a quién no lo merece.
Ahí va un tocho que llevo rumiando unas semanas.
Por allá de los 80 ya estaba devorando decenas de libros al año, sobre todo ciencia ficción. Un libro no de ficción sino de ensayo me condujo a la informática, se llamaba "El desafío informático" de Bruno Lussato, el desafío del que hablaba era el social, el cultural y si, ¿porqué no? el político.
Todavía hoy me asombra lo muy bien encaminado que iba, salvo en algunos aspectos como el de la Inteligencia Artificial en el que se quedó en el Perceptrón.
es.wikipedia.org/wiki/Perceptrón
Por su parte, el género ciberpunk me condujo al pensamiento transhumanista, he participado en foros transhumanistas prácticamente desde los 90, incluso presencié el intento de crear un partido político (saboteado por un vegano infiltrado, cosas vedéres...)
Y ¿de que va eso del transhumanismo?, yo siempre lo resumo con esta frase:
Somos, hacemos, no hay más.
Básicamente es un movimiento ideológico y filosófico que intenta trascender la condición humana mediante la ciencia, el término H+ se refiere a humanidad ampliada. Hay gente tratando el envejecimiento como si fuera una enfermedad curable,
es.wikipedia.org/wiki/Aubrey_de_Grey
hay gente trabajando en el campo de la inteligencia artificial, etc.
Hoy en día cosas como ojos bíónicos,
www.youtube.com/watch?v=a6sdyEVNdWA
y brazos biónicos,
www.youtube.com/watch?v=9NOncx2jU0Q
humanos editados genéticamente,
elpais.com/elpais/2018/11/26/ciencia/1543224768_174686.html
avances en el estudio del envejecimiento
www.nature.com/articles/d41586-019-02638-w
han pasado a ser noticias en vez de especulaciones, en el fondo era en lo que pensábamos todos en los 90, el fin de la escasez que se percibía como algo artificial (lo es, y precisamente por eso será más difícil de erradicar), quizás ganar 20 o 30 años más de vida útil, quizás llegar a ver en nuestras vidas aplicaciones industriales de la nanotecnología, curar las lesiones medulares...
Pero hay una parte del transhumanismo que corre el peligro de convertirse en una religión moderna, en particular todo lo que gira en torno a la Singularidad Tecnológica.
La idea de la Singularidad Tecnológica alimenta hoy en día a una plétora de charlatanes que usan las predicciones de Ray Kurzweil
es.wikipedia.org/wiki/Raymond_Kurzweil
El asunto de la Singularidad gira en torno al desarrollo de una Inteligencia Artificial General, ¿y que coño significa eso?, significa una Inteligencia Artificial capaz de enfrentarse a cualquier problema para el que no haya sido entrenado, algo más inteligente que un humano, y más flexible.
El razonamiento de los apóstoles de la Singularidad es que esa Inteligencia inmediatamente creará una IA mejor que ella misma en un proceso re-alimentado y acelerado que desembocará de forma exponencial en la Singularidad, un número infinito de cambios en un periodo de tiempo finito, un dios sobrehumano.
Ese razonamiento lleva como acompañamiento la hipótesis del Punto Omega, que sostiene que Dios no existe, todavía.
es.wikipedia.org/wiki/Punto_omega
Y se apoya en la observación de cómo la energía surge de una fluctuación cuántica, el Big Bang, energía a hidrógeno, hidrógeno que forma estrellas, que al morir cocinan elementos pesados, que forman moléculas orgánicas, que generan vida unicelular, luego pluricelular, animales, animales capaces de pensar y finalmente animales que intentan producir ordenadores pensantes (y en los ratos libres ven porno y/o vídeos de gatítos). El aumento de la complejidad tiene un propósito.
Es decir, el Universo no es más que el huevo del que surgirá un dios y nosotros no hacemos más que hacer nuestro papel, que no podemos ni siquiera evitar.
Por supuesto la Singularidad será benévola y nos conducirá al fin de la muerte, a la abundancia, nos digitalizará y viviremos en paraísos virtuales.
En este punto es cuando uno empieza a rascarse la cabeza, en primer lugar los avances en IA no nos han dado nada remotamente listo como el perro más tonto, sabemos hacer cosas que parecen comportarse como un perro, pero estamos realmente muy lejos de conseguir consciencia. A todo este guirigay está contribuyendo el ejercito de vendedores de humo que meten el término IA hasta en las bolsas de patatas fritas, todo está usando IA. Si fueran honestos lo llamarían estadística predictiva.
naukas.com/2019/09/11/los-pecados-capitales-en-las-predicciones-sobre-
La Inteligencia Artificial General quizás sea alcanzable, pero lo que está claro es que no es "deseable" fuera de un laboratorio, lo que estamos produciendo son máquinas buenas en tareas concretas y de momento parece que esa es la tendencia, tendremos máquinas buenas analizando los datos de un TAC o una resonancia, ya tenemos por todas partes máquinas reconociendo y etiquetando gente mediante cámaras (con más o menos éxito) y tendremos (ojala no) armas autónomas.
Sobre el asunto de las armas autónomas, no hace mucho he estado hablando con amigos sobre la historia de Stanislav Petrov
es.wikipedia.org/wiki/Stanislav_Petrov
Mucha gente no lo sabe (en menéame si), pero buena o mala, le debemos la vida que vivimos y el mundo como lo conocemos, ante una alarma de ataque nuclear este hombre se sentó y dijo "nadie empieza una guerra nuclear con solo cinco misiles", una máquina no habría dudado.
En definitiva nadie necesita una máquina capaz de deprimirse o exigir derechos civiles, para eso ya nos bastamos nosotros y el incidente de Petrov demuestra que si alguien debe estar al cargo del botón rojo más vale que tenga familia y algo que perder.
Además en muchos casos lo que se está buscando es un "emulador de humanos", cuando se piensa en una inteligencia no humana se cae una y otra vez en un sesgo que nos conduce a imaginar a IAs e hipotéticos extraterrestres como reflejos nuestros. Por definición una inteligencia no humana es imprevisible y probablemente incomprensible. Suponerle benevolencia a un ser como la Singularidad es bastante ingenuo, como poco, hasta suponerle interés por comunicarse con nosotros lo es.
Al final me da la sensación de que el asunto de la Singularidad se ha convertido en una religión para ateos.
Últimamente se escucha la cantinela recurrente de que no van a ser los chinos los que nos coman, van a ser las IAs que se van a quedar con tu puesto de trabajo. Pero la realidad es que el desarrollo es lento, el despliegue más lento aún y los problemas no vendrán por ese lado.
Si una cosa enseña la ciencia ficción precisamente es que el futuro es imprevisible.
Y si esto lo está leyendo la Singularidad desde el futuro, quiero decir que todo este rollo es una broma y que alabad@ sea.
Querida Greta:
Entiendo que los aviones contaminan, que lo hacen los coches y las locomotoras y entiendo que para fabricar un coche eléctrico que no contamine se ha dejado una huella de carbón, aunque que supongo también se deja para fabricar un catamarán.
Como símbolo es llamativo, pero al hacerlo supongo que también eres consciente de que todas esas naves que te rodean para presenciar tu llegada también dejan su huella. No sé si el remolcador que suba el catamarán por el Tajo hasta el puerto de Lisboa dejará más huella por persona que si hubieras ido en avión.
Como digo, comparto tu preocupación por nuestro planeta, pero también creo que más allá del símbolo hemos de dar ejemplo de que a veces hay que ser responsables y no ser intransigentes en ideas que se pueden volver contra nosotros.
Creo que has perdido una oportunidad de decir que no estás en contra de usar el avión porque no estás en contra del progreso, sino que estás en contra de usarlo cuando no es necesario, y quizás en esta ocasión habría sido la opción adecuada.
Como adalid del ecologismo quizás algunos te habrían criticado, y tú podías haber contestado comparando cual habría sido tu huella con la alternativa, porque se trata de cuidar el planeta lo mejor posible. Los intransigentes serían los que quisieran más marketing aunque fueran menos realistas, ecológica y prácticamente.
Al parecer cuando hiciste el camino hacia América, cinco personas de la tripulación tuvieron que hacer el viaje en avión para hacerte hueco a ti y a tus acompañantes. Nuevamente el símbolo está bien, pero se transmite la idea de que no es que no quieras dejar huella contaminante, sino que prefieres (o aquellos que te asesoran) las portadas a hacer lo que es realmente mejor para el planeta.
Al parecer el viaje de Lisboa a Madrid no es fácil debido a unas pésimas infraestructuras de transporte, que harán que parte del trayecto se haga con locomotora diésel. Tú no tienes la culpa, ni mucho menos, pero también es algo que se debía haber evaluado antes de tomar la decisión de emprender el viaje, porque duele ver que al final la propaganda se va en los detalles
Te están utilizando como una herramienta propagandística, y quizás eso un día se acabe. Aún así me parece bien que tu aproveches ese potencial de llamada mientras puedas. Lo que no sé es si en lugar de pasarte dos meses en velero podías haber convencido a más gente dando conferencias, o charlas en las escuelas, haciendo un mundo mejor para mañana.
Más ecológico sería decir que no sales de casa, que sólo hablas por videoconferencia y comes lo que se produce en el huerto de tu casa, y sería igual de absurdo, porque si lo que haces ahora ha de ser un ejemplo para lo que han de hacer los demás volveríamos al siglo XVIII con gente cruzando en veleros y tardando meses en llegar a sus destinos (y algunos no llegaban). Supongo que los barcos se harían con maderas de bosques reforestados (espero que La Vagabonde no sea de casco sintético), y cientos de millones de personas no saldrían nunca de sus ciudades por no contaminar, ya que irían andando o en bicicleta -fabricada con medios y materiales no contaminantes. No existirían los viajes de turismo o de exploración y creo que sería un mundo peor.
Hay que hacer un mundo mejor que el que tenemos, y me parece bien contener los excesos, pero no esperar la mutilación de los sueños de mucha gente de conocer mundo. Me parece justo decir que si puedes viajar en tren mejor que en avión, y si puedes ir en bicicleta al trabajo mejor que en coche, pero de esta manera criminalizas a quienes necesitan tomar un avión o desplazarse en coche.
Si vienes al congreso de Madrid es porque consideras que es importante estar, y si es importante estar habrás perdido días de poder remover conciencias entre aquellos que pueden tomar decisiones. Personalmente preferiría que que hubieras dejado una huella de carbono para convencer a quienes dictan políticas de que actuaran. Cada día cuenta y quizás por ahorrar unos cientos de gramos de CO2 se emiten unas cuantas toneladas.
En fin, creo que deberías aprovechar tu potencial para ser una abanderada del uso responsable, y no del uso sectario, y en esta ocasión has perdido la oportunidad.
Eres joven y entiendo que tus preocupaciones te han llevado a esta posición, pero creo que aquellos que te han educado te podían haber enseñado a actuar de forma más racional.
Como a estas alturas lo del miedo al coronavirus no se lo cree ya nadie, aproveché una ocasión personal para hablar con un par de antiguos conocidos de la prensa internacional, a ver cómo lo veían ellos.
Para ser más concretos, se trata de un norteamericano y de un alemán con una pila de años de experiencia en esto de las cosas informativas, y son gente muy bien informada o que habla con gente muy bien informada.
Y para ser totalmente sincero, se trató de una charla de pub, por lo que os pido que sea esa y no otra la credibilidad que le deis. Se trata simplemente de compartir aquí comentarios.
Las razones por las que se ha terminado cortando la cabeza al MWC se pueden dividir en tres grupos:
-Coyuntura internacional: estamos ante el año del despliegue del 5G. En esa tecnología, que será clave para el futuro, China le saca una enorme ventaja a las tecnológicas norteamercanas, que ha querido aprovechar el menor pretexto para esconder sus vergüenza. Si el pretexto es, además, una porquería nacida en China, como el coronavirus, y hace daño al prestigio y al comercio chino, tanto mejor.
Tras las sanciones de Trump a Huawei, no era el momento de juntar a los fabricantes chinos con Apple y compañía. La guerra tecnológica está en un momento donde no había sitio en el horno para estos bollos.
Cataluña: No, de verdad que no da buena prensa que se sigan cortando carreteras y accesos de vez en cuando. De verdad que no dio buena prensa ver Barcelona arder durante una semana. De verdad no da buena prensa tener a tus dirigentes en el talego, insistir en la secesión (palabra muy chunga en EEUU, donde las palabras pesan más que las ideas), decir que lo volveremos a hacer, dar el coñazo en las instituciones europeas, gritar, hacer el payaso con la turismofobia y dar la vara. Si se fuese a organizar un congreso de rockeros, a lo mejor eso molaba. Pero no es así: lo que se iba a organizar era un aquelarre del capitalismo más consumista, y a los asistentes les dejó de parecer divertido el sitio y les dejó de parecer gracioso visitarlo. Y con esa gente, que nada en millones, el matiz es mucho.
España: España tampoco mola a los grandes gurus liberales del capitalismo. No mola porque se ha repetid en el exterior hasta la saciedad que tenemos un gobierno de coalición entre antiyankis y muy antiyankis, porque se dice por ahí que son una banda de marxistas, y porque dos veces seguidas se ha ayudado a Venezuela, una dejando escapar al jefe de sus servicios secretos y otra dando oxígeno a Maduro contra Guaidó. Los americanos no van a perdonar eso y van, desde sus oficinas,a emitir informes de riesgo contra España. Unos informes de riesgo que el común de los mortales podemos pasarnos pro el forro, pero que no pueden obviar los altos ejecutivos que iban a asistir al MWC.
Unid a eso la repercusión mediática que se ha dado al tema de la manada de Pamplona en los sanfermines (una cobertura muy negativa y muy sobredimensionada en EEUU sobre todo) y comprenderéis que a muchos ejecutivos, a los que se les ha asustado con supuestas denuncias de delitos sexuales y condenas desproporcionadas, no quieren venir aquí, seguramente porque pensaban salir de putas y farlopa. Y es que resulta, amigos, que el tema de la Arandina ha llegado a Boston y que allí ha llegado resumido ala prensa sensacionalista, igual que llegó a la revista Bild alemana. "40 años de cárcel a 3 jóvenes por permitir que una menor le realizase una felación a uno de ellos". Y la palabra permitir, en grande. Y en el texto la explicación de qu enadie la obligó y acudió al piso a iniciativa propia. La gente que viene de juerga no se lee la letra pequeña, ¿vale? Estas cosas, sin entrar a polemizar en más temas, a la gente que viene de juerga, no les gustan nada. Podemos estar o no de acuerdo en que para eso es mejor que no vengan, vale. Pero lo cierto es que estas cosas no ayudan a los eventos, como no ayudaría que se extendiese pro Gran Bretaña que España ha aprobado una Ley Seca.
Con estos tres grupos de razones, más la tontería del virus, lo increíble hubiese sido que al cosa siguiese adelante.
Y os diré más: es muy posible que situaciones así se repitan en el futuro en España o en otros países: conducta hostia, cancelación de evento. Porque los boicots no van a ser siempre cosa de activistas peludos... Eso han aprendido los megaricos.
Estoy empezando a leer algunas noticias sobre motines y reyertas en las cárceles españolas, además de opiniones muy desacertadas. Toda esta (des)información puede dar lugar a estados de ansiedad y preocupación en aquellos que tengan familiares que trabajen en las prisiones, o que estén presos. Permitidme que escriba un pequeño artículo sobre lo que está pasando, para el que quiera informarse de este tema, y que sirva además para tranquilizar a estas personas.
La situación en las cárceles es, ahora mismo, normal. Hay intranquilidad en la población reclusa, pero no más que la que podamos tener en la calle. Curiosamente, los presos han ido un paso por delante de todas las decisiones tomadas por el Ministerio del Interior. Antes de decretarse el estado de alerta, cuando se suspendieron las comunicaciones vis a vis, muchos internos llamaron a sus familias para que no viniesen a verles ni siquiera por locutorios, porque el hacinamiento de familiares a las puertas de los módulos de comunicaciones, más las condiciones de los locutorios (cuartos pequeños acristalados que sólo se limpian dos veces al día), son el caldo de cultivo perfecto para el contagio del virus. Cuando se informó de que los permisos de salida sí se podían seguir disfrutando, muchos los aplazaron hasta después de que pasase esta crisis, porque a la vuelta de los permisos habrían de estar dos semanas en aislamiento. Es decir, que al regresar del permiso, estarían en unas condiciones muy similares a las de los presos en primer grado: ceñidos a un horario muy estricto para llamar por teléfono o salir al patio, sin apenas contacto humano, etc.
La situación es normal porque, aunque los presos están intranquilos por sus familiares y algo irritados por no poder verlos, la vida en prisión tiene ahora mismo ciertos "privilegios" que el resto de la población no se puede permitir. Por ejemplo, echar un partido de fútbol. O ir al economato a tomarse un café. O usar el servicio de peluquería. Y además, con mayor tranquilidad de que ningún otro preso puede contagiarle el coronavirus, por motivos obvios.
Los motines y trifulcas que se están dando en las cárceles ahora mismo vienen porque hay escasez de "suministros", léase droga. Y esto está ocurriendo únicamente en los módulos conflictivos. La forma más común de entrar droga en la cárcel es en el interior del cuerpo, ya sea en el recto o en el estómago, y se hace a los regresos de permisos de salida o en las comunicaciones vis a vis. Ahora mismo, ambos están suspendidos.
¿Y esto lo saben los funcionarios de prisiones? Por supuesto. Se hacen cacheos, registros, pruebas... pero no hay medios para realizárselos a todos y además, digamos que "no conviene".
No conviene porque, para empezar, no se le puede hacer un registro anal a todos los familiares que vayan a visitar a presos, porque generaría una respuesta muy negativa. Y no conviene porque, si se cortase de raíz la entrada de droga en la prisión, tendrían que sustituir a la mitad de los funcionarios por GEOs para controlar a los consumidores. Y aún así, muchos presos acabarían en primer grado. Los módulos conflictivos serían la selva. Por este motivo, muchas prisiones carecen de máquinas de rayos, como las que hay en los aeropuertos, con las que se podría averiguar al instante si los familiares o los presos esconden algo en su interior.
En la cárcel, se sabe quiénes son los "camellos", pero se les deja hacer hasta cierto punto, siempre que su "suministro" mantenga los ánimos calmados, y no generen situaciones violentas debido a las deudas concedidas.
Incluso en los programas de deshabituación a las drogas del interior de la cárcel hay varios pasos que explicaré de forma sencilla. Estos programas no son obligatorios, pero sí favorecen al interno a la hora de acogerse a beneficios penitenciarios. Y el paso principal es "sigo consumiendo, pero quiero concienciarme para dejarlo". El siguiente es "lo estoy dejando poco a poco" y el siguiente es "lo he dejado, pero tengo miedo a recaer". Programas del interior de la prisión. Blanco y en botella.
En Italia ha habido siete muertos por un "motín" en una prisión. Siete muertos por sobredosis, un motín para asaltar la farmacia de la cárcel.
En algunas cárceles se están tomando algunas medidas para tratar de hacer la cuarentena más llevadera a la población reclusa. Una vez más, curiosamente, estas medidas son hacer la cuarentena un poco más cuarentena: se está permitiendo a los presos quedarse en sus celdas si así lo desean (normalmente sólo se permite en fines de semana y festivos).
Por otro lado, se han establecido departamentos aislados para los nuevos ingresos (si se sucediesen), los que regresen de permiso, y los internos que muestren síntomas parecidos a los del COVID-19. La limpieza se ha intensificado. Muchos funcionarios han rechazado vacaciones o días libres correspondientes porque, al fin y al cabo, no tienen ningún sitio donde disfrutarlas, y el interior de una prisión esa ahora mismo uno de los lugares donde más a salvo se puede estar del SARS-CoV-2.
Como digo, la situación dentro de las prisiones es normal, y hasta cierto punto, mejor que en el exterior. Es más, hoy han comunicado que en muchas de ellas, los presos han aplaudido y ovacionado al personal médico, igual que está ocurriendo en las calles del país.
Así que si tenéis familiares presos, podéis estar tranquilos. Y si son funcionarios, también. Los presos que la "pueden liar" no son precisamente un derroche de fuerza, reflejos y resistencia...
Estoy hasta el gorro de los ofendidos por delegación. A los otros los puedo entender. Los compadezco, pero los entiendo: eres mujer y te molesta que se hable mal de las mujeres. Eres policía y te molesta que se diga que los policías son todos unos bárbaros. Eres profesor y te molesta que se diga que los profesores son todos unos escaqueados con el teleguiñol de las clases online.
Vales: es normal. El ataque al grupo se reparte negativamente entre todos los miembros del colectivo. A escote, te has tragado una parte de la hostia y entiendes que, personalmente, no te la mereces. Ye te cabreas. Normal.
¿Pero qué mierda es eso de que una rubia se ofenda por un comentario sobre los negros o los indios comanches? ¿qué gilipollez es esa de que un vecino de una urbanización de lujo se ofenda por un comentario sobre los pobres?
Empatía, dirán para justificar su actitud. ¡Y una mierda, empatía!
De lo que se trata es de aprovechar el sufrimiento de los demás para defender los propios fines, apropiarse de la condición ajena de víctima y mandar callar al otro.
¡Ofenderse por otro. ¡Eso sí que es apropiación cultural, y vital, y social! Eso sí que es robarle al otro su vida para, en su nombre, en nombre sus males, sacar un rendimiento en forma de empoderamiento, como les gusta decir.
Lo que intentan en realidad es robar las malas vivencias del pobre y del negro para, en su nombre y sin su permiso, convertirse en jueces de la ética y guardianes de la moral. Lo que intentan es ponerse en el lugar del pobre y del negro sólo para recibir el beneplácito y las condolencias, pero no la exclusión y el dolor.
Pero ellos no son nada de eso, no. Son tíos con barba abrazando el feminismo para follar. Son suecos condescendientes que se burlan del camarero español y dicen apoyar al agricultor somalí. Son clase alta, con perrito, criada y jardín defendiendo la lucha obrera.
Puñetera gente. Son repugnantes.
En primer lugar, mi enhorabuena. Si ganas más y estás contento, pues me alegro por ti. No soy uno de esos envidiosos que se duelen del bien ajeno.
Lo que me joroba un poco y no quiero callarme, es que encima alardees de que te has marchado a donde más te pagan. Y que lo hagas delante de los que te pagamos la carrera.
¿Porque dónde dices que hiciste la cerrera de medicina? ¿Quién la pagó?
Si me respondes que estudiaste en una Universidad privada y que pagaste tus estudios de tu bolsillo, o del de tus padres, o del de tu amante viuda y rica, me parece bien. Pero si estudiaste en un colegio público, en un instituto público o en una Universidad pública, permíteme que te diga que eres una especie de garrapata, y además te ufanas de ello.
Se paga mejor fuera, sí. ¿Pero por qué no estudiaste allí? ¿Por qué no cargaste con los costes a los ciudadanos del país donde vas a cotizar y vas a prestar tu servicio? Porque entiendes, supongo, que unos están para pagar y otros para recibir.
Según tu lógica, la de trasladarse al lugar más rentable, deberíamos trasladar nuestras universidades a donde las puedan pagar mejor.
Porque tu lógica es eso. Es la lógica del militar que aprende a pilotar un avión y hace horas de vuelo a costa del contribuyente y luego se queja de que no le dejen, cuando quiera, pasarse como piloto a una aerolínea privada.
Según tu lógica, y entiende que no me considero mejor que tú, hay que sacarle lo que se pueda a quien se pueda: cuando se estudia, al solidario, cuando se trabaja, al rico, que paga mejor.
Por cosas como las que tan tranquilamente afirmas no vale la pena invertir en educación en los países pobres. Porque ese dinero no revierte a los ciudadanos de esos países. Por eso hay tan pocos médicos e ingenieros en Mauritania y en Guinea. Y luego decimos que invierten poco. ¿Para qué van a invertir, si los mauritanos y los guineanos se quedarían igualmente sin médicos ni ingenieros?
Según tu lógica, lo normal es que tú te vayas fuera y venga aquí algún medico peruano. Y los peruanos, que se jodan, o que contraten haitianos, ¿no?
¿Quien iba a imaginar que al Ley del Embudo tenía un apartado científico y académico?
Pues lo tiene. A la vista está.
Transcripción de un fragmento del podcast “Historia Ficción” de David Rico
Los humanos actuales nos hemos sobrepuesto a diversas crisis graves como especie. El mecanismo fundamental de nuestra supervivencia ha sido la cooperación del grupo. La supervivencia de un individuo excepcionalmente capacitado o de un pequeño grupo selecto de machos jóvenes en su plenitud no habría asegurado la supervivencia a largo plazo de muchas generaciones de humanos. Si hubiese imperado el egoísmo y el deseo de preservación individual, nosotros, los que estamos leyendo esto, no estaríamos aquí ahora mismo.
Todos los humanos actuales somos descendientes precisamente de esos grupos que habitualmente realizaron prácticas de solidaridad de grupo. No somos descendientes de los ermitaños y eremitas que se fueron a vivir solos por el monte ni de los grupos caníbales. El grueso de nuestra genética se debe precisamente a los que no eran así. Cada cual puso lo que pudo y recibió lo que necesitaba. Era la forma que tenían de vivir y sobrevivir estas comunidades humanas. Una forma que además es respetuosa con el medio ambiente y sostenible a muy largo plazo.
(...)
Todos tenemos un origen común y toda esa enorme cadena no se ha roto para poder traernos a cada uno de nosotros hasta la actualidad. Somos descendientes de los niños que sí recibieron cuidados generosos a lo largo de su infancia en la que un mono joven no puede valerse por sí mismo. Somos descendientes de grupos que cuidaron de sus mujeres embarazadas a las que ayudaron a parir. Que cuidaron de ellas y de los hijos aunque no podían salir a cazar y que cuidaron a los enfermos aunque parecieran condenados. Somos descendientes de grupos humanos en los que la caza se repartía entre todo el grupo, incluidos los miembros más viejos del clan. Esos miembros que ya no tienen dientes y a los que había que masticarles la comida para que pudiesen continuar alimentándose y transmitiendo experiencia, destreza e historias a las siguientes generaciones. Somos descendientes de un tipo de animal generoso.
Cuando una manada de leones ataca un rebaño de cebras, las cebras escapan. Las cebras más fuertes de hecho corren más rápido y empujan a las otras para salvarse a sí mismas. Los leones terminan comiéndose a los débiles, los jóvenes y los enfermos. El desarrollo cultural humano nos ha hecho ver ese comportamiento como propio de cobardes. Esto de escapar del león y que se coman a los más débiles es de cobardes. Esto es así para casi todas las comunidades humanas. Si un grupo de humanos es atacado por leones, los humanos más vulnerables son protegidos por el grupo mientras que las personas más sanas y fuertes salen para enfrentar a los leones defendiendo al grupo con piedras, palos, fuego y lo que haya disponible.
Las comunidades humanas en las que la lucha por la supervivencia rompió los lazos del grupo y en las que imperó la preservación individual, desaparecieron. No pudieron dejar descendencia. Los individuos que se aislaron en una vida solitaria tampoco dejaron descendencia. Los grupos en los que se impuso la aproximación depredadora en sus relaciones con el resto del género humano, incluido el canibalismo, pudieron subsistir durante un tiempo -quizá a un par de generaciones- expoliando a otros grupos, pero a la larga terminarían por despoblar territorio. Y así se verían obligados a desaparecer autoconsumiéndose o -esto es una cosa muy humana- reorientando su relación con el entorno, o endogamia y buscando relaciones de cooperación e intercambio con otros grupos humanos.
En mi experiencia de escritor como afición conocí a muchos otros escritores aficionados. Es un mundillo lleno de gente de todas las edades que comparten sin embargo ambición, una que me temo es de ese tipo de ambición genérica que se lleva desde principios de siglo donde YouTube es el máximo exponente.
Aunque de lo que quiero hablar es de una similitud que todos compartimos.
Formé en su momento por WhatsApp y posteriormente por Telegram un grupo de escritores. Llegamos a reunirnos una cantidad bastante considerable, y el aprendizaje fue constante. Conocer gente es vital para mejorar como escritor, pero... cómo decirlo, existía un problema de concepto sobre qué es escribir. Ahí está el asunto, que escribir tiene de norma básica escribir bien, sin faltas y con buena gramática, pero no se avanzaba de ese paso.
El 100% de los escritores que allí conocí sólo evaluaban los textos de los demás en relación a cómo estaban escritos en cuanto a ortografía y gramática. Ahí estaba el problema. Nos gustaba compartir relatos de autores reconocidos, pero todos, todos, nos quedabamos en la superficie, surgía además una especie de idolatría que no ahondaba en qué quería decir el texto. Nunca hubo un debate en torno a una temática, sólo se discutía sobre cuándo puntuar sólo y cuándo no, qué coma estaba bien colocada y los porqués de alargar y acortar frases. ¿Pero qué hay de las emociones e ideas expresadas? Con respeto a la lengua, escribir bien es una prioridad por debajo a tener algo que decir. Si un texto te habla de una verdad universal, te deja pensando y hace rebartir, te enseña, llena el pecho y hace gesticular tu rostro, es que es un buen texto, independientemente de que, sí, debe de estar bien escrito para no sacarte de la concentración, pero es un aspecto menor en comparación.
De aquel chat grupal comprobé que se escribía mucho. Eran escritores, sin duda, y llenaban aquellos días con cientos y cientos de mensajes que sumados equivaldrían en número de palabras al libro que algún día deseaban escribir. Siempre fue mi ironía favorita. A la larga me percaté que todo aquello era un juego social, que muchos escribían textos sólo por intentar impresionar o por acumular número de lecturas para presumir. Los que de verdad se tomaban en serio la literatura no estaban allí, no perdían el tiempo porque estaban centrados en escribir.
Por eso quien confude escribir bien se le abre todo un mundo cuando va a un curso de escritura. Si tiene suerte con el profesor comienza a aprender que escribir bien también significa tener algo que contar, lo que sea, nada de ser superficiales sobre qué está bien puesto y qué no. Por otro lado nunca creí en este tipo de cursos, porque son un negocio después de todo y aprender a escribir se debe conseguir conociendo gente y viviendo toda experiencia posible. ¿Cómo vas a tener algo que contar si te pasas el día puliendo tu estilo sin salir de casa? Si lees mucho, lograrás mejorar y ampliar horizontes mentales, pero todo resultará en imitaciones con otras palabras y deducciones limitadas a lo leído.
Lo suyo es un punto medio. Leer mucho, escribir mucho y conocer al mundo y sus gentes. Quedarse encerrado aprendiendo a escribir bien ayudará a que otros les guste lo que dices, pero no calará y con el tiempo nadie recordará lo que escribiste. El camino es otro.
Por lo que, de acuerdo, te has esmerado en que el camino sea pulido y bonito, pero ahora te toca transitarlo.
El año pasado: www.meneame.net/story/gracias-meneame
Ya sé que en este “bar” (ultimamente parece una disco de los 80) hay personas de todo tipo, marca y color, señoras mayores, bots (¿tienen edad los bots?), señores y señoras conservadores, negacionistas de la pandemia, locos de la informática, jóvenes técnicos, amigos de esto y de aquello, algunos y algunas de izquierda, simpatizantes de algunas locuras económicas (qué sabré yo, que sigo sin entender no entiendo nada de eso) y personas de ciudades como Toledo Madrid, Reus Barcelona, Elche Valencia, Huelva Sevilla o de localidades como Villanueva del Palancar Villacorte de Yosua (inventado), Socueca del Azipote Archidonus Cipotentis (inventado), Castro do Rei Fugaderei (idem) o Puig del Nord Finestra de Gaudí (más idem)... Y luego murcianos (chiste recurrente, lo siento, amigos); también hay peleones de la tortilla con y sin cebolla (maldita sea la gastronomía española que nos distancia sospecho que van ganado los concebollistas), peleones de la paella y del arroz con cosas... (venga ya), discutidores natos (nueva película en su canal de pago) sobre mascarillas, su uso, validez y demás zarandajas, convecidos habituales (ahora en cines) sobre todas las cosas que se están haciendo mal en nuestro país, comparadores compulsivos (nueva miniserie) sobre si va peor en número de casos de Covid-19 tal país o tal comunidad y luego muchas personas que aportan muchísimo contenido.
Me gustaría dedicar estas letras a desear a todo el mundo en estos días teóricamente buenos malos, maldita pandemia (nueva webserie en yutú), tanto si los odias como si te gustan o simplemente pasas de ellos. Unas fiestas seguras, dentro de lo humanamente posible. ¿Valdría hacer esto un 4 de marzo 6 de agosto (elegí al azar el 4 de marzo y alguien dijo que coincidía con el “Día de la fusión de Falange y las JONS”, también es puntería... así que ahora, de nuevo, sin mirar, cambio la fecha, a ver qué me ha tocado.)
Claro, pero Abuso de estas fechas compartidas para desearos (de verdad) unos días en los que os mantengáis lo más sanitariamente seguros, sensatos con las fiestas, y que penséis en el maldito virus un rato, también desearos que os olvidéis de si uno es verde o azul, amarillo o morado, alto o bajo... y nos demos un abrazo nos saludemos a distancia desde el respeto y el cariño y pensemos que, aunque estemos en posiciones personales o ideológicamente alejadas o enfrentadas todos queremos un mundo mejor y más seguro a nivel sanitario. Sé que va a sonar a chorrada y que saltarán los del trazo grueso (ya saltaron el año pasado... que si comepollas, que me limpiara la lefa y cosas así... en fin, es la diversión de algunos) o los del humor de sal gorda para dar caña a esto pero no me importa. Realmente me la /&&$$%$, ellos sabrán cómo viven sus vidas.
Esta comunidad es rara y por tanto buena. Hay personas que creen que mejor hacer esto, personas que creen que es mejor hacer aquello, meneantes que creen que todos nos equivocamos, meneantes que son sesudos y muy brillantes... pero todos aportan algo y eso es bueno. Bueno, todos-todos, no... parece que la moda de los robots tecleantes ha llegado para quedarse y son cansinos hasta aburrir, entre eso y lo de colar con calzador en una noticia sobre el Urogallo de los Alpes algo de crítica política, o lo de repetir machaconamente un día par con una letra nasal bilabial como la causa de todos toditos todos los males pandémicos...
Durante mucho tiempo he seguido menéame sin tener una cuenta y desde hace realmente poco tiempo me he creado esta cuenta para poder comentar. Un añito. Dos años. No soy nadie. He aportado lo que he podido, poca cosa, pero... me he sentido bien haciéndolo.
Me encantaría tener la verborrea de Alan Moore Terry Pratchett y soltar una de sus frases, o la inteligencia de Groucho Marx Asimov y poner uno de esos comentarios finos de alguno de sus diálogos personajes... pero no, sólo soy un aporreateclas de segunda clase... y no me importa.
Mensaje para los jefazos. Cuidad esta cosa llamada menéame, ya entiendo que el dinero manda y si no se puede, no se puede, pero cuidadla, por favor. Muchos nos pasamos bastante tiempo leyendo las noticias en portada o en pendientes y nos sirve para hacernos una idea general de lo que nos rodea, otros muchos se quejan de que no llegan a portada noticias de su cuerda... En cualquier caso, me parece bien que se voten las noticias para conformar la portada.
Mensaje para el meneante medio (ni &%%& idea de qué es eso): cuidaos en las fiestas que se acercan, dad caña, opinad, comentad, debatid con respeto pero hacedlo porque la clave está ahí... en la libertad de expresión (siempre dentro de unos límites que nos hemos dado todos).
Una pequeña frase de una de mis novelas (cero microblogging ya que no doy ninguna pista de nada, ni mi nombre ni el título de la novela, ni nada... ¿vale?) en la que cito a un personaje dice: diciendo: "No puede haber revolución total, sólo revolución permanente. Como el amor, es el placer fundamental de la vida." firmado: Max Ernst. “Lo que no sucede en toda una vida puede suceder en un segundo.” ¡Cuidaos mucho en las fiestas turbulentas (nuevo libro de Juan Juanes Nadie) que se avecinan!
De nuevo, gracias, menéame.
Postdata: No, no me voy. :-P
menéame