Un lector habitual de esta sección me ha llamado la atención por el tono demasiado iracundo de uno de mis últimos artículos, y al repasar lo dicho y compararlo con lo que quería decir, me he dado cuenta de que es cierto. Lo peor es que el mal no sólo es mío, y no es sólo un lapsus. Lo peor, a mi entender, es que se trata de un estado de ánimo, al que algunos llamarían crispación, otros tono, y yo tengo que considerar producto de un momento histórico. Eso es lo que me preocupa y por esa razón …