Este pequeño dispositivo se inserta con una jeringa y se disuelve cuando ya no es necesario.
Los ingenieros de la Universidad del Noroeste han desarrollado un marcapasos tan pequeño que puede caber dentro de la punta de una jeringa, y no se inyecta invasivamente en el cuerpo. Aunque puede funcionar con corazones de todos los tamaños, el marcapasos es particularmente adecuado para los pequeños y frágiles corazones de los recién nacidos con defectos cardíacos congénitos.
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¿Véis cómo teníamos razón?
¡Bendita ciencia!