Un hombre pobre se encontró en su camino a un antiguo amigo. Éste tenía un poder sobrenatural que le permitía hacer milagros.
Como el hombre pobre se quejara de las dificultades de su vida, su amigo tocó con el dedo un ladrillo que de inmediato se convirtió en oro. Se lo ofreció al pobre, pero éste se lamentó de que eso era muy poco.
El amigo tocó un león de piedra que se convirtió en un león de oro macizo y lo agregó al ladrillo de oro. El amigo insistió en que ambos regalos eran poca cosa.
-¿Qué más deseas, pues? -le preguntó sorprendido el hacedor de prodigios.
-¡Quisiera tu dedo! -contestó el otro.
Feng Meng-lung
* «El dedo» se centra en uno de los pecados capitales más tratado en la literatura: la avaricia, la codicia, ese deseo desmedido de poseerlo todo y a todos.
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Comentarios
Era un buen momento para meterle un dedo por el culo y dejar su cara de plasmada para toda la eternidad.
#1 Tal cual.
Hoy, este es el dedo (Karim Benzema)
Ese hombre metió el dedo en un bote de tinta china, lo deslizó por una pared e inventó la orografía.
#3 mu bien traído aunque le veo altibajos
Cierto, nunca estamos contentos ni conformes con nada. Siempre queremos más, y no nos conformamos con lo que tenemos.