Una Biblia inventada

Se produjo un hecho especial, preparado por el proyecto de un rey de Judá (Josías) de dar vida a un reino unido de Judá-Israel en los decenios comprendidos entre el hundimiento de Asiria y la reafirmación de Babilonia, y de fundamentar ese intento en el plano religioso (monoteísmo religioso, ley “mosaica”) e historiográfico. El rápido regreso a Palestina de los desterrados judíos que todavía no se habían asimilado al mundo imperial, su intento de dar vida a una ciudad templo (Jerusalén) según el modelo babilonio, de reunir en torno a ella una nación (Israel, ahora sí en sentido lato) supuso la puesta en marcha de una enorme y variada reelaboración de la historia anterior (que había sido completamente “normal”), que colocara en su sitio los arquetipos fundacionales que ahora se pretendía revitalizar (el reino unido, el monoteísmo y el templo único, la Ley, la posesión del territorio, la guerra santa, etc. ) bajo el signo de una predestinación absolutamente excepcional.

Del mismo modo que la historia verdadera, pero normal, había carecido de todo interés que no fuera puramente local, también la historia inventada y excepcional se convirtió en la base para la fundación de una nación (Israel) y de una religión (el judaísmo), que habrían de influir en todo el curso de la historia posterior a escala mundial.

 

Más allá de la Biblia, Mario Liverani.