Dicen los arpistas canosos, las lenguas secas con viejo aroma a hachís, que sólo hay dos caminos hasta el Sacro Palacio del Rock. Bajando por una carretera al infierno o subiendo por una escalera al cielo. Ha sido así desde que AC/DC asfaltó la senda hacia la guarida del Maligno. Y Led Zeppelin encofró los peldaños hasta el viejo chamizo de Lucifer. Pero quizás exista un caminito apócrifo. Un túnel donde se saborea el gusto de una música bulliciosa resonando con fuerza entre sus paredes, y que desemboca en The RockLab Madrid, en Coslada.
|
etiquetas: eurovisión , satán , bandas , emergentes , rock