Combinar la música pop con la ópera siempre fue el colmo de la pretensión. Pero ¿dónde estaríamos sin lo pretencioso? Como observó Brian Eno en su diario de 1995: «Mis suposiciones sobre la cultura como un lugar donde se pueden asumir riesgos psicológicos sin incurrir en penalizaciones físicas me hacen pensar que fingir es lo más importante que hacemos. Es la forma en que hacemos nuestros experimentos mentales, descubrimos cómo sería ser diferente». Y con Freddie Mercury y Queen, si no fuera por la pretensión, no tendríamos «Bohemian Rhapsody».
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