Fuimos traídos aquí muchos siglos atrás. Éramos una miríada de aprendices de ángeles: poetas, artistas; algunos desquiciados y delirantes innovadores; algunos deliciosamente geniales, pero lamentablemente, por razones de errores genéticos en nuestro diseño neuronal, o por taras adquiridas en nuestro proceso de angelicalización, no calificamos para ser portadores de buenas nuevas. Y fuimos considerados potencialmente perturbadores para la raza humana.
Por estas razones no resultábamos útiles al Orden establecido, entonces fuimos desechados y...