No me gusta jugar con blancas, pero vamos allá.
EEUU está en una situación mucho más delicada de la que los medios occidentales pueden reflejar.
O si no, para cuando llegue esa situación.
No es ningún secreto para nadie en geopolítica que EEUU, y por extensión Europa, está ya más allá del punto del declive. Los planes para un Nuevo Siglo Americano han sido ya desbaratados. Y el dólar se halla bajo un jaque perpetuo. Sólo acaba de empezar.
En la economía todo el mundo sabe que EEUU, para su funcionamiento habitual, necesita de ingreso constante desde el exterior para financiar su déficit estructural. Y no se puede decir que sea de los que más invierten en gasto social, la grasa que se puede eliminar de tal estado incumbe en todo caso a la esfera militar.
En el ámbito de la izquierda antisistema conocemos bien el mecanismo de chantaje y control a través de la deuda que llevan a cabo instituciones como el FMI. Lo hemos visto durante muchos años en Sudamérica y más recientemente en Europa. Y ninguno de los países de lo que llamaríamos primer mundo está libre de tal amenaza. Existe una práctica análoga en la escala del individuo.
El mundo por lo tanto se controla a través de la economía, apuntarlo para quien no haya adquirido aún la noción.
Yendo al tema, el caso es que EEUU se encuentra en su mayor encrucijada si no desde su independencia sí desde la guerra de secesión.
La multinacionales estadounidenses han vendido el país a China. Parece que al final el dinero no tiene patria. Hasta el punto de poner en riesgo el papel hegemónico que lo ha caracterizado en las últimas décadas. Rusia se ha vuelto a levantar tras el KO tras la guerra fría, China ha tomado la cabeza como motor productivo y económico del mundo y el pacto del petrodólar con Oriente Medio está roto.
Lo que queda en Europa y EEUU es una clase financiera que actúa como un parásito respecto a la economía mundial.
Lo que queda por elegir es un aterrizaje suave o súbito. EEUU puede persistir en su actitud de liderar un mundo que cada vez le viene más grande y terminar en una fractura interna generada por las tensiones económicas y el descontento con la política exterior.
Es una amenaza real y con potencial para cuestionar incluso la integridad territorial del país.
La otra opción es hacer una lectura inteligente y pragmática del escenario y desechar los consejos de aquellos cuyo modo de vida es la guerra si realmente se pretende algún tipo de prosperidad.
La única protección real contra la trampa de la deuda es reducir la dependencia. Cualquier otra estrategia es una fábula con desenlace inevitablemente inflacionario, tras la ruptura de la alianza del petrodólar.
Llevamos 70 años oyendo lo que EEUU quiere del mundo, tal vez haya llegado el momento de que EEUU escuche lo que el mundo espera de ellos. Y deberían escuchar dado que es el mundo quien paga buena parte de sus facturas.
La NASA, el dólar y la séptima flota.
El legado principal de lo que fue el imperio estadounidense se halla sin duda en la cultura. Sí, y el chicle y la coca-cola, y las hamburguesas, pero el legado fundamental, además de la lingua franca del mundo, se dio a través de la industria cinematográfica y del entretenimiento en general.
Es un legado que el mundo debe saber aprovechar con sabiduría. Por el establecimiento de una lengua común y ciertos modelos que pueden ser interesantes, si más no, a modo de referencia.
La propuesta inteligente de EEUU en este momento es el dólar internacional. Es obvio que, tras la ruptura del acuerdo del petrodólar, el destino de la divisa estadounidense como reserva mundial queda en todo punto cuestionado.
Las sanciones a Rusia a raíz del conflicto en Ucrania sólo han sido la guinda del pastel de una trayectoria que ha dejado a pueblos enteros sumidos en la precariedad, o más bien la gota que colma el vaso. La confianza en todo el sistema financiero internacional se halla bajo mínimos por episodios como el reconocimiento de Guaidó en Venezuela asignándole el oro depositado en UK.
El papel de occidente como árbitro internacional, habiendo jugado a ser juez y parte, está desacreditado incluso en sus propios territorios. El desarrollo del mundo requiere de otras infraestructuras con vocación de neutralidad o estaremos abocados al conflicto y por lo tanto a la permanente destrucción neta de recursos.
Las personas no suelen tener una imagen muy correcta de la realidad en la que viven. Su longevidad y capacidades no les permite una perspectiva realmente amplia.
La imagen que podría hoy sintetizar lo que la humanidad es vendría a representar a dos cavernícolas luchando con garrotes, un poco al modo de Goya, mientras allá en el fondo se ve en el cielo la caída de un inmenso meteorito que los va a barrer de la tierra de un momento a otro.
O tal vez recordando aquella portada de Pink Floyd, podría ser la imagen de dos hombres lichcando mientras está prendidos en llamas. Aunque el apretón de manos, viendo el tiempo de prácticas que se dan a través de los negocios, que parecen una forma más sofisticada de guerra, ya resulta bastante ilustrativo.
Es imperativa la coordinación y cooperación entre las naciones y ahí EEUU puede y debe tener un papel central, pero en ningún caso un papel exclusivo.
La colaboración entre agencia espaciales debe incrementarse, no es sensato que los ojos del mundo responda a los intereses de una sola nación. No cuando lo hace con recursos añadidos a los que genera.
Sin duda esa situación debe terminar, la idea del dólar internacional permite salvar el relato para la administración estadounidense a la vez que se genera una divisa mundial de referencia que permita jugar en términos de equidad. La creación de un banco central mundial bajo supervisión multilateral se hace una consecuencia obvia. El viaje de EEUU ha de ser hacia la multilateralidad orgulloso de que su orden mundial ha logrado el desarrollo de diversas naciones y por lo tanto poner más sillas en la mesa redonda donde la toma de decisiones debe ser consensuada.
Eso automáticamente elimina el vínculo con Israel. La opción opuesta es la traumática.
Da igual que ese viaje se haga bajo el slogan “make America great again” o cualquier otro más internacionalista. Volver al oro puede ser una opción, pero seguramente se deban estudiar otras posibilidades para generar una nueva divisa que responda a las necesidades funcionales de la economía.
Y se hace imperativo, no sólo retomar los acuerdos para la reducción de los arsenales nucleares si no hacerlos extensivos a otros ámbitos militares. El resultado a la postre es similar por los dos caminos planteados, la diferencia radica en que uno de ellos permite salvar buena parte del relato en lugar de construir una nueva narrativa en contraposición directa. Y tal vez eso último sea lo más justo, pero ya había dicho que hoy iba a jugar con blancas.
Entonces, al final todo se resume en una sencilla pregunta: ¿prefieren ser ustedes recordados por lo que hicieron bien o por lo que hicieron mal?