Nada ,era más igualitario en la capital que· su Metro. Por mucho coche de lujo que aparque en doble fila en las calles más rutilantes del comercio banal, eran los usuarios del Metro los que se miraban de reojo convencidos de que, ellos sí sabían vivir y moverse con calidad en la ciudad. ¿Y ahora esto? Qué tiempos de tanto desamparo nos ha tocado vivir. Va ser verdad que queda suspendida la conquista de nuevos avances para concentrarnos en defender con uñas y dientes lo ya conseguido tras décadas de esfuerzo colectivo.