Cuenta una antigua leyenda, que hace mucho, mucho tiempo, vivía en la histórica ciudad de Cuenca un joven muy agraciado, hijo del oidor de la villa. Este muchacho traía a todas las jóvenes de la ciudad de cabeza. Las seducía sin ningún tipo de escrúpulos intentando conseguir de ella todos los favores carnales necesarios para saciar su sed, y posteriormente las dejaba tiradas sin ningún tipo de remordimiento. Evidentemente, además de guapo, el joven tenía grandes dotes oratorias, por tanto eran pocas, por no …
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