“Montar el negocio”, “negocio en sí”, “había un negocio”. Por mucho que ahora pretenda ocultarlo, Desokupa es, desde su mismísimo origen, un instrumento de la especulación inmobiliaria. No surgió para ayudar a la convivencia en los barrios, proteger a los pequeños propietarios ni nada por el estilo, más bien todo lo contrario: nació para permitir a los especuladores seguir llenándose los bolsillos a costa del derecho de la sociedad española a una vivienda digna.