Los días pasan
como pasan siempre los días,
sin grandes sobresaltos,
con esa rara mezcla de lentitud y vértigo.
Hasta ese en que ves aparecer al otro lado
—allí, entre la niebla, aún lejos—
una proa apuntando hacia tu orilla.
Y es justo entonces
cuando —absuelto
de todos tus errores, perdonado,
en calma al fin, sereno, en paz—
empiezas a reconciliarte con la vida.
Pero la proa no deja de avanzar.
Karmelo C. Iribarren, “El escenario”
Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su vestimenta
o bien no conversa con quien no conoce.
Muere lentamente quien evita una pasión y su remolino de emociones,
justamente estas que regresan el brillo
a los ojos y restauran los corazones destrozados.
Muere lentamente quien no gira el volante cuando esta infeliz
con su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir detrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos…
¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡Hazlo hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡No te impidas ser feliz!
Martha Medeiros
La hamaca te mece
La higuera se mueve
Tu cabeza gira y gira
Arariel
Tengo miedo de verte,
necesidad de verte,
esperanza de verte,
desazones de verte.
Tengo ganas de hallarte,
preocupación de hallarte,
certidumbre de hallarte,
pobres dudas de hallarte.
Tengo urgencia de oírte,
alegría de oírte,
buena suerte de oírte
y temores de oírte.
O sea,
resumiendo,
estoy jodido y radiante,
quizá más lo primero que lo segundo
y también viceversa.
Mario Benedetti
El futuro es vuestro,
chavales,
decían,
como quien te dice
que te ha tocado algo.
¡El futuro!
Menudo fraude:
letras y letras,
y más letras de Banco,
o la puta calle.
Karmelo C. Iribarren
Ayer naciste, y morirás mañana.
Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?
¿Para vivir tan poco estás lucida?
Y, ¿para no ser nada estás lozana?
Si te engañó su hermosura vana,
bien presto la verás desvanecida,
porque en tu hermosura está escondida
la ocasión de morir muerte temprana.
Cuando te corte la robusta mano,
ley de la agricultura permitida,
grosero aliento acabará tu suerte.
No salgas, que te aguarda algún tirano;
dilata tu nacer para la vida,
que anticipas tu ser para tu muerte.
Ya besando unas manos cristalinas,
ya anudándose a un blanco y liso cuello,
ya esparciendo por él aquel cabello
que Amor sacó entre el oro de sus minas,
ya quebrando en aquellas perlas finas
palabras dulces mil sin merecello,
ya cogiendo de cada labio bello
purpúreas rosas sin temor de espinas,
estaba, oh, claro sol invidïoso,
cuando tu luz, hiriéndome los ojos,
mató mi gloria y acabó mi suerte.
Si el cielo ya no es menos poderoso,
porque no den los suyos más enojos,
rayos, como a tu hijo, te den muerte.
10 A un olmo seco, de Antonio Machado
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
(...)
Bajo una zarpa de lluvia,
y un racimo de relente,
y un ejército de sol,
campan los cuerpos rebeldes
de los españoles dignos
que al yugo no se someten,
y la claridad los sigue,
y los robles los refieren.
Entre graves camilleros
hay heridos que se mueren
con el rostro rodeado
de tan diáfanos ponientes,
que son auroras sembradas
alrededor de sus sienes.
Parecen plata dormida
y oro en reposo parecen.
Llegaron a las trincheras
y dijeron firmemente:
¡Aquí echaremos raíces
antes que nadie nos eche!
Y la muerte se sintió
orgullosa de tenerles.
(...)
"Llamo a la juventud" de Miguel Hernández.
Currículum
El cuento es muy sencillo,
usted nace,
contempla atribulado
el rojo azul del cielo,
el pájaro que emigra,
el torpe escarabajo
que su zapato aplastará
valiente.
Usted sufre,
reclama por comida
y por costumbre,
por obligación,
llora limpio de culpas,
extenuado,
hasta que el sueño lo descalifica.
Usted ama,
se transfigura y ama
por una eternidad tan provisoria
que hasta el orgullo se le vuelve tierno
y el corazón profético,
se convierte en escombros.
Usted aprende
y usa lo aprendido,
para volverse lentamente sabio,
para saber que al fin el mundo es esto,
en su mejor momento una nostalgia,
en su peor momento un desamparo,
y siempre, siempre
un lío,
entonces,
usted muere.
Mario Benedetti
Espejo quebrado,
reflejos de ego y
sombras que ahogan.
Cada cuerpo tiene
su armonía y
su desarmonía.
En algunos casos,
la suma de armonías
puede ser casi
empalagosa.
En otros,
el conjunto
de desarmonías,
produce algo mejor
que la belleza.
Mario Benedetti
Alguna gente es joven y nada más,
alguna gente es vieja y nada más.
Y alguna gente está en el medio,
sólo en el medio.
Y si las moscas usaran ropa
y todos los edificios ardieran en
fuego dorado,
si el cielo se sacudiera como
en la danza del vientre
y todas las bombas atómicas empezaran a
gritar,
alguna gente sería joven y nada más
y alguna gente sería vieja y nada más,
y el resto sería lo mismo,
el resto sería lo mismo.
Los pocos diferentes
son eliminados bastante rápido,
por la policía, por sus madres,
sus hermanos,
y otros,
por sí mismos.
Lo que queda es lo que ves,
es duro.
Charles Bukowski
Llamas en mis palabras
para cuando los dolores de alegría
impulsaban corazones y olores
atenazados y clavados
en corolas que parecen flores.
Instintos de luces ardiendo
en inquietos deseos infinitos
de ojos amargos,
de tierras masticadas,
de sombras de lapislázuli,
de nieblas polisémicas.
Mientras, jugamos con barro rojo y nardos de cristal.
(ContinuumST - 2011)
Cuántas historias a punto de pasar
que pasaron de largo
que fuese esta posible.
Qué extraño mecanismo el de la vida.
Y el cielo, con esos vientos grises
que se llevan la lluvia a otros paisajes
o ese sol de justicia
que achicharra los campos,
qué indiferente a todo.
Da vértigo pensarlo.
Pensar
que todo pudo suceder de otra manera,
que tú, perfectamente
podrías ahora no estar a mi lado.
Karmelo C. Iribarren, “El escenario”
No sé por qué me quejo porque al fin estoy sola.
Y el placer de tirar la ceniza en el suelo,
sin que nadie te riña,
y untar pan en la salsa
y beberse los posos,
y limpiarse la boca con el dorso de la mano,
cantar al vagabundo porque al fin fue valiente,
ir matando los besos como si fueran piojos,
beber blanco,
pronunciar ciertas frases,
decir ciertas palabras,
exponerte a que un día te borren de la nómina...
No debiera estar seria
pues vivo como quiero,
sólo que a veces tengo
un leve sarpullido.
Gloria Fuertes
No hay nada que discutir,
no hay nada que recordar,
no hay nada que olvidar,
es triste y no es triste,
parece que,
la cosa más sensata
que una persona puede hacer,
es estar sentada
con una copa en la mano.
Charles Bukowski
Al despertar
de la siesta
-todavía un instante-,
la sensación de haber soñado
que un mundo mejor,
más habitable,
más humano,
era posible.
Pero fue abrir los ojos
y olvidar los detalles.
Karmelo C. Iribarren
De vez en cuando,
serás mi café de ausencias,
tú y tu voz de mil tierras,
el recuerdo al que recurra
para herir de nostalgia mi noche,
para no conciliar el sueño.
Juan Ortiz
El azar.
Ese duende jocoso de sonrisa eterna,
mezcla de maldad y bondad perpetua,
ajeno a todo lo humano y lo divino.
Nos cruzamos aquella tarde sin destino,
bajo paraguas y lluvias.
Tú no tenías que estar allí,
yo ni siquiera sé por qué pase por allí,
simplemente pasé sin querer pasar,
sin querer estar.
Y te miré
y me miraste.
Ojos sencillos bajo lluvia silenciosa,
chaparrón de sensaciones,
en silencio.
Y el agua caía.
Pasé de largo y tú pasaste de corto.
El azar.
(Junio de 2017)
Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, se despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
e retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden, y se entregan.
Turgente picazón y el perfume de la muerte
En el susurrante viento del sur
Un aroma de abismo y vacío
El Oscuro Ángel de los vagabundos aúlla a través del apartamento
Con enfermo aroma dormido
El sueño de la mañana de un mono perdido
Nacido y silenciado bajo viejos caprichos
Con pétalos de rosa en frascos cerrados
El miedo y el mono
El sabor amargo de la verde fruta del amanecer
El lechoso aire condimentado con vientos alisios
Carne blanca mostraba
Sus jeans eran tan viejos
Sombras de piernas junto al mar
Luz de la mañana
En el cielo la luz de una pequeña tienda
En el olor a vino barato en el barrio de los marineros
En la fuente sollozando en los patios de la policía
En la estatua de piedra enmohecida
En el pequeño niño silbando a los perros callejeros.
Vagabundos se aferran a sus casas desvanecidas
El pálido silbato de un tren perdido y amortiguado
En el nocturno apartamento el sabor del agua
Luz de la mañana sobre la carne lechosa
Turgente picazón de mano de fantasma
Triste como la muerte de los monos
Tu padre una estrella fugaz
Hueso de cristal en el aire
Cielo nocturno
Dispersión y vacío.
Sale un misil «Lance»,
surca el cielo a una velocidad de susto,
otro misil «Patriot» sale a su encuentro,
le encuentra,
se deshacen,
se ilumina la zona,
la noche se hace día,
millones de dólares se hacen polvo,
cientos de niños se hacen ceniza.
No hay campo de batalla,
es en la ciudad donde el diablo dice ¡hola!
Las bombas traspasan los refugios
silenciando el llanto de los niños.
Millones de personas no hacemos nada
para evitar el tormento,
solo lamentos.
Dios, Alá y Mahoma
tampoco evitan que caiga
ensangrentada una paloma.
Gloria Fuertes
Llegar al fin
hasta la puerta de tu casa,
entrar,
echar todas las cerraduras,
y, como quien saborea
el sabor de la venganza,
decirlo:
“ahí os quedáis,
hijosdeputa”.
Karmelo C. Iribarren
“Nos hicieron creer que el «gran amor»,
solo sucede una vez,
generalmente antes de los 30 años.
No nos contaron que el amor
no es accionado, ni llega en un momento determinado.
Nos hicieron creer que cada uno de nosotros
es la mitad de una naranja, y que la vida sólo tiene sentido
cuando encontramos la otra mitad.
No nos contaron que ya nacemos enteros,
que nadie en nuestra vida merece
cargar en las espaldas
la responsabilidad de completar lo que nos falta.
Las personas crecen a través de la gente.
Si estamos en buena compañía es más agradable.
Nos hicieron creer en una fórmula llamada «dos en uno»:
dos personas pensando igual,
actuando igual...
que era eso lo que funcionaba.
No nos contaron que eso tiene un nombre: anulación.
Que sólo siendo individuos con personalidad propia
podremos tener una relación saludable.
Nos hicieron creer que el casamiento es obligatorio
y que los deseos fuera de término, deben ser reprimidos.
Nos hicieron creer que los lindos y flacos son más amados.
Nos hicieron creer que sólo hay una fórmula para ser feliz,
la misma para todos, y los que escapan de ella
están condenados a la marginalidad.
No nos contaron que estas fórmulas
son equivocadas, frustran a las personas, son alienantes,
y que podemos intentar otras alternativas.
Ah, tampoco nos dijeron que nadie
nos iba a decir todo esto: cada uno lo va a tener que descubrir solito.
Y entonces,
cuando estés «enamorado de ti mismo»
podrás ser feliz y te enamorarás de alguien.
Vivimos en un mundo
donde nos escondemos para hacer el amor
aunque la violencia se practica a plena luz del día.”
John Lennon
Quien dice que la ausencia causa olvido
merece ser de todos olvidado.
El verdadero y firme enamorado
está, cuando está ausente, más perdido.
Aviva la memoria su sentido;
la soledad levanta su cuidado;
hallarse de su bien tan apartada
hace su desear más encendido.
No sanan las heridas en él dadas,
aunque cese el mirar que las causó,
si quedan en el alma confirmadas.
Que si uno está con muchas cuchilladas,
porque huya de quien lo acuchilló,
no por eso serán mejor curadas.
Juan Boscán
Fue una noche de lunes
de oscuridad sin luna,
y ni un sólo reproche
de tu boca oportuna.
El azahar olía a odio,
el magnolio a tristeza,
las azaleas penaban solas.
Las rejas de tu ventana
cárcel de sombras en la calle.
Pasé de largo,
tan de largo
que olvidé quién vivía allí.
Fue un lunes de noche,
de oscuridad sin luna
y sombras de olvido.
(ContinuumST. Mayo 2012.)
menéame