La historia era real: existe esa gasolinera, su dueño simpatiza con Vox, su padre fue durante lustros el alcalde socialista del municipio, perteneciente a una comarca de tradición minera y donde el PSOE ha detentado la hegemonía política desde la Transición. Pero si no fuera vera, estaría ben trovata: ilustra bien un fenómeno cierto, constatado, que se verifica a ojos vista en muchos lugares del país, y de manera especial en regiones como Andalucía, Castilla-La Mancha o Extremadura; la migración a Vox de un cierto PSOE rural.
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