Stephen Miran, la pieza clave del proyecto imperialista de Trump, es probablemente el asesor económico más importante y menos conocido del nuevo presidente estadounidense. Su programa —provocar la disrupción del orden comercial internacional para resolver las contradicciones internas del capitalismo estadounidense— consta de cincuenta páginas y una idea fija: transformar los acuerdos del Plaza en acuerdos de Mar-a-Lago. Desde hace un mes, lo está aplicando meticulosamente desde la Casa Blanca: hay que estudiarlo.
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