Todo sacerdote que escucha confesiones está obligado a guardar el secreto sobre los pecados que los fieles le confían. Así lo marca la tradición, pero el Gobierno del estado de Washington no considera que deba ser siempre así. La semana pasada, el gobernador Bob Ferguson, demócrata, firmó una nueva ley que exige a los sacerdotes y párrocos que rompan dicho secreto cuando el pecado confeso tenga que ver con el abuso sexual infantil, una medida que ha provocado una guerra entre el estado, la Iglesia y el Departamento de Justicia. Lo habitual es
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Por otra parte, el sacerdote que revele el secreto de confesión será automáticamente excomulgado, latae sententiae.
Ya lo trató Alfred Hitchcock en Yo confieso.
¿Cual de las dos prevalece?.
La primera se basa en el perdón divino y la segunda en la interpretación de las leyes por parte de jueces y abogados.
Osea, que vivimos en un mundo do totalmente subjetivo.