"Yo había ido a parar, más o menos por casualidad, a la única comunidad relativamente grande de Europa occidental en la que la conciencia política y la falta de fe en el capitalismo eran más corrientes que lo contrario. Allí, en Aragón, uno se encontraba entre decenas de miles de personas, muchas de ellas, aunque no todas, de origen obrero, que vivían al mismo nivel y se relacionaban de forma igualitaria. En teoría era una igualdad total, e incluso en la práctica le faltaba poco para serlo. En cierto sentido, …