Hace 6 años | Por knut a elespanol.com
Publicado hace 6 años por knut a elespanol.com

Hay amores que no perecen nunca, aunque los desgarre una muerte temprana. Por eso la anciana Petra Diánez Arrellano, a sus 96 años, sigue enamorada de aquel novio que murió al poco de marcharse a la mili. La dejó con un bebé por criar y una pena que le rompía el corazón. Corría el año 1946, era tiempo de posguerra y hambre, el caudillo Franco gobernaba España y ella ya era madre de una niña de nueve meses. Le había puesto Josefa, en honor al padre. Porque aquel joven con el que Petra planeaba casarse se llamaba Pepe Marchena.