En Malí, el país donde nació la nueva campeona paralímpica, consideran que el albinismo da mala suerte si estas vivo pero buena si estás muerto. De hecho, hay personas que salen a perseguir albinos para matarles o cortarles un miembro del cuerpo y tenerlo como amuleto de buena suerte. Por ese miedo, su vida se redujo prácticamente a estar en casa y no salir de pequeña. En su casa su familia era musulmana, su padre tenía tres mujeres y su madre, sordomuda, era la más joven de ellas y tuvo nueve hijos.
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