... Pero como los monstruos de las mejores películas de serie B, Aguirre reapareció después del presunto desenlace final. Herida mortalmente, aún tenía fuerzas para una última aparición, tan espeluznante como la anterior. De entre la oscuridad, apareció, no el ataúd, sino el Monstruo. Con menos aura negra que de costumbre. Disparando sus últimas balas. Ofreciendo entregar la alcaldía de Madrid al rival al que ridiculizó y despreció en campaña. Inmolándose con el cinturón de explosivos adosados al cuerpo.
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