Montones de paja del arroz que no ha sido retirados se pudren en los campos del parque natural. La paja del arroz no fue retirada ni se permitió quemarla. Se quedó en los campos y ahora cubre amplias extensiones de cultivos pudriéndose. El mal olor, las aguas negras y los restos que bloquean las salidas del agua de los campos evidencian que el sistema orquestado por la Conselleria de Emergencia Climática para la recogida de la paja no ha funcionado.
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