Ayer pasé el día en la vetusta y hermosa villa de Alcalá de Henares. En la pared de la facultad de Filosofía y Letras me topé con la siguiente placa conmemorativa. Irrelevante y banal, constituye un símbolo más -para quien sepa verlo- de la dejadez con que, poco a poco, van ganando terreno público la eficacia o la eficiencia (pertenecientes ambas al reino crudo de los hechos y del dinero), mientras se arrinconan y olvidan las nociones del rigor, el método y el celo a la hora de realizar una tarea adecuadamente.
Comentarios
Hay AH, hay meneo
El artículo, sin embargo, no usa una palabra que hoy está proscrita: "Meticuloso".
En el fondo, el artículo trata de cómo hoy ser meticuloso ya no vale para nada. Lo importante es ser eficaz. Y para ser eficaz no hace falta ser necesariamente meticuloso. Se puede incluso ser hasta cutre, con tal de que la cosa cuele. La mayoría de los políticos son cutres; una gran cantidad de empresarios son cutres; y eso se refleja en la sociedad, y viceversa.
Ese cambio de paradigma resulta más sutil y destructivo que otras cosas más obvias y escandalosas. Es como una gota malaya.