El envejecimiento, la baja natalidad o la dispersión geográfica son algunos de los problemas casi endémicos a los que debe hacer frente la evolución demográfica de España. En el caso de Galicia, por ejemplo, Ourense cuenta con 164 aldeas sin ningún vecino y hasta 111 con tan solo un habitante (datos a la baja pero que siguen poniendo de manifiesto el invierno demográfico que afronta la provincia) según el padrón del INE del 2020.