2. La llenamos de enchufados sobredimensionando sus plantillas de forma que su financiación sea insostenible.
3. Generamos contratos faraónicos que concedemos a nuestros amigotes a cambio de favores y/o sustanciosas comisiones ilegales.
4. Arruinamos la autonomía correspondiente.
5. Le echamos la culpa a los funcionarios y la burocracia, callando que el 70 por cien de gasto e ineficacia en ese sentido la generan nuestros enchufados y nuestros estúpidos proyectos megalomaníacos (visitas del Papa que nos empeñamos en que retransmita una pequeña televisión autonómica, hipotecándola de por vida; Fórmula 1, en la que procedemos exactamente igual, Copa América, Aeropuerto de Castellón, Ciudad de las Artes y las Ciencias...).
6. Vaciamos así de cualquier sentido descentralizador y redistribuidor de la riqueza a la estructura autonómica administrativa y política, que en vez de eso se convierte en una fuente de gasto intolerable.
7. ¡Ay qué pena!, no queda más remedio que privatizar. Así que les regalamos a nuestros amigotes las instalaciones e infraestructuras públicas pagadas con los impuestos de los trabajadores para que las gestionen ellos.
8. Como además hemos hecho unas políticas laborales y sociales que han empobrecido a la mayoría de la población a estas empresas privadas les tendrá que seguir pagando la administración, pero a un precio mayor y con un servicio mucho peor. Eso sí, nuestros amigotes agradecidos o bien nos pasarán unas comisioncitas bajo mano o bien nos asegurarán un puestecito muy bien pagado cuando nos retiremos de la política porque no podemos ya robar más o porque se nos ha visto mucho el plumero y la gente ya no nos vota.
9. Ah, y si había una banca pública, la arruinamos, la privatizamos y la rescatamos de su ruina con el dinero de todos que ahora irá a los bolsillos de unos pocos.
Magnífico resumen del modo de proceder PPerro trasladable a la nación entera, por muy spam que lo vean algunos...
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1. Cogemos una administración autonómica.
2. La llenamos de enchufados sobredimensionando sus plantillas de forma que su financiación sea insostenible.
3. Generamos contratos faraónicos que concedemos a nuestros amigotes a cambio de favores y/o sustanciosas comisiones ilegales.
4. Arruinamos la autonomía correspondiente.
5. Le echamos la culpa a los funcionarios y la burocracia, callando que el 70 por cien de gasto e ineficacia en ese sentido la generan nuestros enchufados y nuestros estúpidos proyectos megalomaníacos (visitas del Papa que nos empeñamos en que retransmita una pequeña televisión autonómica, hipotecándola de por vida; Fórmula 1, en la que procedemos exactamente igual, Copa América, Aeropuerto de Castellón, Ciudad de las Artes y las Ciencias...).
6. Vaciamos así de cualquier sentido descentralizador y redistribuidor de la riqueza a la estructura autonómica administrativa y política, que en vez de eso se convierte en una fuente de gasto intolerable.
7. ¡Ay qué pena!, no queda más remedio que privatizar. Así que les regalamos a nuestros amigotes las instalaciones e infraestructuras públicas pagadas con los impuestos de los trabajadores para que las gestionen ellos.
8. Como además hemos hecho unas políticas laborales y sociales que han empobrecido a la mayoría de la población a estas empresas privadas les tendrá que seguir pagando la administración, pero a un precio mayor y con un servicio mucho peor. Eso sí, nuestros amigotes agradecidos o bien nos pasarán unas comisioncitas bajo mano o bien nos asegurarán un puestecito muy bien pagado cuando nos retiremos de la política porque no podemos ya robar más o porque se nos ha visto mucho el plumero y la gente ya no nos vota.
9. Ah, y si había una banca pública, la arruinamos, la privatizamos y la rescatamos de su ruina con el dinero de todos que ahora irá a los bolsillos de unos pocos.
Magnífico resumen del modo de proceder PPerro trasladable a la nación entera, por muy spam que lo vean algunos...