En Alemania, una trabajadora de un geriátrico presentó en su puesto de trabajo un certificado falso que indicaba que se había inmunizado con dos dosis frente al coronavirus y así poder acceder a su puesto de trabajo. El problema fue que este certificado era falso, la trabajadora no se había vacunado por ser una insensata adepta de la secta de imbéciles antivacunas y terminó provocando un brote en la residencia de ancianos en donde trabajaba irresponsablemente en ese momento.
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