Hace 9 años | Por --136875-- a yorokobu.es
Publicado hace 9 años por --136875-- a yorokobu.es

Antropólogo anarquista, exprofesor en Yale y uno de los ideólogos del movimiento Occupy Wall Street, Graeber tardó un tiempo en entenderlo. Dice que en Norteamérica la gente no sonríe como en Madagascar, así que un día, de pronto, lo vio todo claro: los habitantes de los suburbios en el país africano sonríen porque son mayoritariamente autónomos, no tienen jefes. «Recuerdo una reunión en una ciudad pequeña con gente de clase media que hablaba de un viaje a un congreso de agronomía en Filipinas. Parecían deprimidos por la pobreza del otro país..

Comentarios

D

#0 Yo lo tengo entre mis posibles destinos de jubilación, junto a Cuba.

R

#0 Un buen artículo

tul

solo los mas retrasados son felices viviendo bajo una cadena de mando.

G

El sistema acelera hacia un muro de ladrillos. Creo que gran parte de la élite se está dando cuenta y que las clases dominantes enfrentan un dilema (…). Ellos solían decir que, incluso aunque el capitalismo creaba una gran desigualdad, la mayoría pobre mejoraba sostenidamente. Ya nadie dice eso porque no es el caso.

Pienso que, en parte, se equivoca: en los países desarrollados no es así, pero en los que están en vías de desarrollo, p.ej. China, sí que mejora la población más pobre aupándose a la clase media.