Hace 3 años | Por --636234-- a elconfidencial.com
Publicado hace 3 años por --636234-- a elconfidencial.com

La declaración del estado de alarma por el coronavirus provocó un hundimiento del PIB inédito. Buena parte de esta factura la asumió el sector público al hacerse cargo de las cotizaciones sociales de las empresas y de las rentas de trabajadores y autónomos. Sin estas medidas, la desigualdad entre los trabajadores se habría disparado a cotas históricas, ya que mientras unos siguieron con su actividad habitual, otros tuvieron que parar por el cierre económico. Gracias a estas medidas, el Gobierno evitó que se disparara la desigualdad.

Comentarios

D

Otra vez el sector público arreglando los fallos e ineficiencias del capitalismo. Con la ayuda de papá Estado, el capitalismo funciona perfectamente.

El capitalismo es para quien lo paga.

D

El titular está muy bien, pero esas ayudas publicas también están haciendo quebrar el país. por cierto #1 tienes razón que con la ayuda del estado, pero es el estado quien pone condiciones a las empresas para que no puedan competir con otros paises.

Si la economía fuese mas liberal yo creo que habría más margen de maniobra.

D

#2 Estás mezclando muchas cosas.

Lo que viene siendo común entre el populacho es creer que el capitalismo es la vía para hacer la economía más liberal, cuando, en realidad y técnicamente, es justo lo contrario: en primer lugar, el liberalismo se inventó para acabar con el capitalismo (sí, como el comunismo); y en segundo lugar, el capitalismo es un "fallo del mercado" (de hecho el "fallo del mercado" más gordo posible), es decir, el capitalismo es la consecuencia de que el liberalismo no sea implementado correctamente (por el Estado).

Si tienes capitalismo, es que no tienes liberalismo (funcionando correctamente). Y, de hecho, el capitalismo es el mayor y peor enemigo posible del liberalismo y de la competencia. El capitalismo supone una acumulación y concentración de riqueza que irremediablemente conlleva un monopolio de la riqueza y del capital que es letal para la competencia, para la concurrencia, y para las libertades económicas de los trabajadores y agentes económicos.

Es paradójico que el mayor "fallo" del mercado sea precisamente el capitalismo, porque el mercado, es decir el liberalismo, se inventó para acabar con el capitalismo. Que haya capitalismo significa que el mercado falla en su principal lucha, en su principal objetivo, de acabar con el capitalismo; es decir, que haya capitalismo significa que el mercado y el liberalismo fallan completamente.

En realidad el mercado libre puede vencer al capitalismo y no al contrario si dicho mercado libre se sabe implementar correctamente, y esto requiere inevitablemente de un marco público regulador.

El problema es que el capitalismo, es decir, los ricos, gobiernan y escriben las leyes, y ellos jamás crearían un marco regulador gubernamental que, vía mercado libre o vía cualquier otro régimen, pudiera poner en peligro el capitalismo y riqueza de dichos ricos.

Es un problema complicado, y respecto a él Marx tenía razón en que solo podía solucionarse con una revolución obrera. Lo equivocado está en que dicha revolución obrera deba crear un comunismo del tipo que se creó en la URSS, sino que debería crear un adecuado liberalismo económico de Estado, un liberalismo económico que mediante los instrumentos estatales garantice no solo el libre mercado del trabajo, sino también el libre mercado del capital, para que el capital pueda quedar desmonopolizado de las manos de los ricos, y pueda así ser flexiblemente distribuido entre los agentes económicos que libremente lo ponen en movimiento y concurrencia y lo hacen funcionar.

Todo sistema económico, TODO, desde el liberalismo económico hasta el comunismo, se inventa teóricamente para impedir que alguien pueda hacerse inmensamente rico sin trabajar, robando del trabajo ajeno desde su posición económico-comercial. Es decir, TODO sistema económico, desde el liberalismo hasta el comunismo, se inventa para impedir que una aberración como el capitalismo pueda ocurrir.

Jack_Sparrow

#1 Otra vez el sector público arreglando los fallos e ineficiencias del capitalismo. Con la ayuda de papá Estado, el capitalismo funciona perfectamente.

Menuda tontería. Sin empresas privadas, autónomos a los que sacarles el dinero a base de impuestos no hay estado ni ayudas de ningún tipo.

¿De dónde te crees que sale el dinero de esas ayudas públicas?

Molari

#1 Bueno, una de las bondades de la intervención estatal en el capitalismo es corregir fallos para garantizar unos mínimos de cohesión social. Es la base del estado del bienestar que promueve la socialdemocracia (y parte de la democracia cristiana).

D

#5 En teoría, la corrección en el capitalismo que la intervención estatal persigue consiste en quitar a los ricos la riqueza que los ricos roban a los trabajadores, y devolver dicha riqueza a los trabajadores, que son quienes realmente la producen y la contribuyen con su esfuerzo. Es decir, lo que el Estado persigue es deshacer y combatir el capitalismo mismo, porque el capitalismo consiste en que los ricos se hacen ricos robando a los trabajadores que trabajan de verdad.

El problema es que el Estado intenta efectuar esta corrección utilizando el instrumento equivocado: la progresividad fiscal (que los ricos paguen impuestos y los trabajadores no). Y la progresividad fiscal es inadecuada por dos razones, una razón práctica y otra razón teórica.

La razón práctica es que, sencillamente, la progresividad fiscal no funciona. Los ricos gobiernan y escriben las leyes, así que no pagan impuestos: evaden impuestos por multitud de vías, tanto ilegales como legalizadas.

Pero, sobre todo, la razón teórica es que el instrumento teórico inventado para combatir el capitalismo no es la progresividad fiscal, es el liberalismo ecónomico. A nivel teórico, la progresividad fiscal se vuelve injusta y desincentivadora cuando la riqueza que consigue uno mismo la consigue a base de su propio esfuerzo personal, no robando del esfuerzo ajeno. Así que el marco regulador estatal no debería estar orientado a la implementación de una progresividad fiscal, sino a la implementación de un auténtico liberalismo económico, un liberalismo económico de Estado.