Los vecinos del número 77 de la Gran Vía no entienden cómo unas casas que , en principio, iban a poder arreglar, ahora son ruina inminente, y deben abandonarlas.  Ellos mismos notificaron el año pasado un corrimiento de tierras que “les había movido la casa”.  En ese momento, se les instó desde el Ayuntamiento a rehabilitar el edificio; para ello contrataron a un arquitecto y , sin mediar más notificaciones desde entonces, se han encontrado ahora con la orden de desalojo.  
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