El baloncesto griego es conocido por su gran calidad, pero por desgracia también por sus ultras, que han protagonizado numerosos episodios violentos como el de este domingo y que continúan sin ser reducidos por las autoridades. Los chicos de Xavi Pascual, que habían pasado a la final tras vencer en semifinales al AEK de Atenas, se vieron en peligro cuando los ultras de Olympiakos comenzaron a lanzar bengalas contra el banquillo del equipo visitante.
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Es normal, tienen muy pocas luces...